Capítulo Cinco

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Un impulso que amenaza con provocar un infarto

—¿Quién es?

Teresa estaba curiosa: nunca había tenido oportunidad de ver a su hermano interesado por una chica. Sí que había tenido sus novias, pero nunca lo había visto ligar, no en vivo y en directo. 

—¿No la conoces? Trabaja para ti.

Emitió una risa falsa.

—No me conozco a toda la plantilla, Blake.

—Si mi plantilla contara con una mujer así, me molestaría en conocerla, Ter—Él quitó el seguro de su coche y se montó tras el volante. Arrancó y habló cuando ya estaban a la luz solar—. La conocí el otro día, ¿te acuerdas del vecino del que te hablé?

—¿El que te contó su vida en el ascensor?

—Ese mismo—asintió con la vista en la carretera—. Pues resulta que ella es su novia. Exnovia—se corrigió—. Por lo que escuché y vi, lo pilló con otra.

—Vaya—Teresa abrió los ojos, impresionada—. Y ahora te la quieres tirar.

—Sí—frunció el ceño cuando reformuló la pregunta en su cabeza. Miró de reojo a su hermana—. ¿Qué? ¡No! No, no, sabes que no soy así, no me van esas cosas.

—¿Qué cosas?

A Teresa le encantaba presionar a su hermano para que dijera cosas banales con las que él no se sentía a gusto diciendo en voz alta.

—Ya sabes... —gruñó ante las cejas alzadas de la mujer—Lo sabes, Teresa, no me va follarme a alguien una noche y desaparecer del mapa, yo soy más romántico y... familiar.

—Claro... 

La miró exasperado, pero ambos terminaron riendo. 

Blake no había pensado en Carolina en casi toda la semana, había estado ocupado con cosas del trabajo y, realmente, no quería malgastar tiempo pensando en alguien a la que probablemente no volvería a ver. Eso era lo que él pensaba hasta hacía unos minutos: que no volvería a verla. Ya había sido demasiada suerte encontrársela en los aparcamientos aquellos, no tendría tanta de nuevo. 

Pero parecía que sí que la tenía.

Se había dado cuenta de que sus ojos parecían comérsela cada vez que la veía, era bastante obvio que le llamaba la atención y, si conseguía su número, iría a por todas.

—Mañana es el cumpleaños de Christian, ¿no?—el hombre asintió con una sonrisa—¿Va a celebrarlo?

Christian era un amigo de la adolescencia de Blake, que había estado enamorado de su hermana desde siempre. Y ella de él, realmente. De hecho, estuvieron juntos pocos años después de conocerse, y tuvieron que terminar por causas externas que se complicaron y... Bueno, eso es otra historia. 

Cuando Teresa se casó, el hombre estuvo con el ceño fruncido y una mirada triste por al menos un mes. Por parte de ella, parecía que ya lo había superado, pero a Teresa le gustaba ver la mirada de anhelo que Christian le daba cada vez que se veían. La forma en la que él parecía desvivirse por ella la hacía sentir poderosa, y ese sentimiento le llenaba el pecho. No se sentía así con Steve, su marido. El hecho de usar los sentimientos de Christian para subir su autoestima la hacia sentirse una persona de mierda, porque, en ese aspecto, lo era. Era una gran hermana, jefa y amiga. Pero en otros ámbitos... dejaba mucho que desear. 

Pero Blake tampoco se creía su cuento de estar a años luz de lo que pasó, de hecho, estaba convencido de que no se había disipado tan fácilmente, no habiendo sido tan intenso.

Souvenir (Amor y tiempo 1) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora