Capítulo Catorce

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El sabor del morbo

Estoy yendo

baños de la 2a planta

Bajó del coche con una sonrisa que Teresa decidió pasar por alto. ¿Se pensaba que era tonta?Normalmente él nunca la acompañaba de vuelta, sino que la dejaba en la puerta y volvía al trabajo. Y nunca aparecía por allí los lunes, era más de hacerlo los miércoles o jueves. Así que estaba clarísimo que estaba pasando algo, y ella lo averiguaría incluso antes de que él se lo contara.

Entraron al ascensor. Ella sonrió aún más cuando vio que él marcaba el segundo piso. Blake esperaba que su hermana le preguntara o directamente le pillara las intenciones, que seguro ya las sabía. Pero Teresa solo reía bajito y movía la cabeza, divertida por la actitud de su hermano.

—¿Qué tal está Christian?

Blake frunció el ceño.

—¿A qué viene eso?

—¿Qué pasa? ¿No puedo preguntar?

No era que no pudiera preguntar, era que Blake dudaba mucho de las intenciones de su hermana; igual que las de él eran casi siempre buenas y nobles, las de ella distaban mucho de eso. Ella nunca preguntaba algo por casualidad o porque sí, lo hacía porque usaría esa información para algo, y Blake sabía que Teresa podría ser un peligro. Sabía que lo que hubo entre ellos nunca terminó como debía, pero en ese momento, después de tantos años, ambos tenía sus compromisos y relaciones estables, no creía que fuera el momento para darle un cierre.

—No es eso, es que no sueles preguntarme por él—Teresa se cruzó de brazos, Blake solo la miraba con sospecha—. ¿Qué tramas?

Teresa bufó y se hizo la enfadada.

—¡Nada! ¿No puedo simplemente interesarme por el estado anímico de un amigo tuyo?

—No es solo mi amigo—dijo—. Y no, no en vano.

—Oh, así que ahora tampoco puede interesarme cómo está mi ex. Pues nada—Le giró la cara con rabia y resopló molesta—. Ya no te pregunto nada más.

Blake rio, aunque trató de no hacerlo porque sabía que eso la molestaría más. Vio que los números que se sucedían encima de la puerta llegaban al dos, el aparato se paró y salió de él. Se giró para despedirse de su hermana.

—No te enfades, hermanita. Christian está bien, me ocuparé de que sepa que te preocupas por él.

—Vete a la mierda—paró la puerta, que iba a cerrarse, con un pie, dejó pasar a una mujer que corría hacia el ascensor, y se acercó su hermano para susurrarle—. Y procura que nadie te encuentre con la mano dentro de los pantalones de mi empleada—Aunque estaba un poco molesta, le sonrió con burla, queriendo picarle como él había hecho segundos atrás con ella—, da mala imagen.

—Yo me lo estoy imaginando y no es una mala imagen. Y quizás lleve una falda, eso sería más fácil de disimular.

Soltó una carcajada cuando Teresa hizo un gesto de desagrado antes de que se cerraran las puertas. Pero una vez dentro de la caja metálica, Teresa rio, estando contenta de ver a su hermano con una expresión tan relajada. Luego se acordó de Christian, y la sonrisa se le convirtió en una mueca agria. Si tan solo tuviera el coraje de hablar directamente con él...

La entrada de los baños estaba un tanto escondida y, cuando llegó, la vio apoyada en la pared, como si estuviera haciendo cola. Estaba distraída viendo el techo, no lo notó hasta que él se inclinó y dejó un beso en su cuello. 

Souvenir (Amor y tiempo 1) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora