Capítulo Veintiuno

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Acción Poética.

Te quiero. 

¿En qué estaba pensando? Bueno, eso estaba clarísimo, pero se lo preguntaba a sí mismo de verdad: ¿pensaba decirle el primer "te quiero" a través de una videollamada? Ni de broma, estaba muy mal de la cabeza si pensaba que hacer las cosas así era hacer las cosas bien. Casi le dio un infarto cuando por poco se lo suelta en la llamada, pero supo reponerse a tiempo. No sabía qué reacción haberse esperado de parte de Carolina, aunque intuía que no una muy buena.

Terminó el café de un sorbo, pagó, y se despidió con una amable sonrisa del amable chico que lo había atendido en la cafetería. Iba distraído porque iba pensando en cierta mujer que no lo dejaba dormir bien, tenía su boca, sus ojos y su risa metidas en la cabeza día y noche. Sacudió la cabeza, no para echarla de allí, sino para darle algo de cariño con las manos de su imaginación, ya que estaba un poco difícil que lo hiciera con las reales.

Algo que siempre le había fascinado de viajar era la similitud de todos los sitios. Claro que las diferencias hacían mucho más ruido, pero, ¿nadie se había dado cuenta de lo iguales que eran todos los humanos? Fuera en una parte del mundo, o en el otro extremo, nos mueven los mismos motivos, nos afligen las mismas tragedias, nos comportamos igual en determinadas situaciones... Le encantaba ir por la calle y poder ver la misma escena con distintos protagonistas en cada sitio que pisaba. En todos y cada uno de ellos. Por Dios, somos todos ramas del mismo árbol, ¿por qué había gente que estaba tan empeñada en talarlo? No solo talarlo, sino machacar cada conexión que pudiera formarse entre los miles de brazos. Quizás toda esa gente que desayunaba, comía, merendaba y cenaba odio, no habían podido tener la oportunidad de viajar, de ver que hay muchas más cosas que nos unen, de las que nos separan. O no, a lo mejor sí que han podido viajar, y sí que han visto que somos todos iguales... Y puede ser eso mismo lo que llena su plato de aversión todas las mañanas: se han dado cuenta de que no son únicos, y se les ha creado algún tipo de trauma que los impulsa a hacer algo al respecto. 
Blake no podría llegar a entenderlo nunca.

Recordaba que le había comentado el tema a Sarah, pero que ella solo había asentido y había cambiado de tema, sin indagar y no volviendo a hablar de lo que a él le perturbaba nunca más. Esa había sido una de las cosas que lo llevó a desenamorarse, aunque ni siquiera se enamoró del todo. Digamos que fue una de las cosas que lo frenó a enamorarse, es una bandera muy roja que alguien no te escuche, no se interese por lo que dices, que pase de ti, que no te eche cuenta. Sarah hacía eso, lo que ella hablaba era lo más importante, lo que más sentido tenía, lo más interesante y a lo que se le debía dar bombo, todo lo que no fuera eso, fuera. Eso él no lo vio hasta que estuvo lejos de ella y lejos de sus encantos, claro. Pensar en ella no le venía bien, no quería que le arruinara el viaje, no quería amargarse pensando que le costaría más e lo que había pensado deshacerse de ella y el dichoso contrato, por eso volvió al tema que lo hacía sentir seguro: el viaje.

La primera vez que viajó estaba extasiado de respirar otro aire. Y no lo quería decir como algo metafórico, no, sino que él de verdad pensaba que se respiraba un aire distinto en cada parte del mundo. Sería bonito si fuera verdad. Se llevó una gran decepción cuando descubrió que, contrariando su ilusión, sus pulmones se sintieron igual al bajar del avión, que al subir. 

Oh, pero no tardó en descubrir que se había equivocado de órgano; lo que debía de sentirse diferente cuando acabas en un nuevo sitio no son los pulmones por respirar un aire distinto, sino el corazón, por haber encontrado otro trocito de él. Así era, el corazón de Blake estaba hecho de trocitos del mundo. Un poco de allí y de aquí, un poco de todos lados. De momento solo había recogido las piezas de los lugares a los que había podido volver —y decía volver porque estaba convencido de que en su anterior vida fue un explorador o algo así—. De hecho, los souvenirs eran una especie de representación física de partes de su corazón. 

Souvenir (Amor y tiempo 1) | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora