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"El final siempre sorprende, aunque este escrito desde el principio"












Santiago

Intento llamarle nuevamente a Meli, pero me manda a buzón. Una preocupación inmensa me invade. Por lo que me despido rápidamente de los demás y voy hacia mi auto.

– ¡Santi esperaaa!– escuchó a Rina gritarme. Por lo que me detengo y la veo correr hacia mi.

– ¿Porque tanta prisa?

– Mi esposa no me responde y estoy muy preocupado por ella.

– Por cierto lo olvide. Tu esposa te llamo mientras tú estabas maquillándote. Me dijo que te dijera que saldría y que no sabría a qué hora regresaría.

– Meli, ¿Te que te dijo eso–

– Si, incluso le dije que la comunicaba contigo pero me dijo que tenía mucha prisa y me colgó.

– ¿Estas segura?

– Completamente

– ¿Y no te dijo a donde iría?

– Me parece que dijo que a un parque algo así.

Mi mente inmediatamente trae el recuerdo de la foto de Melissa con aquel chico. Intento tranquilizarme pero me es imposible, mi furia ya está activada.

– ¿Estas bien Santi? Te ves un poco más rojo de lo normal.

– Eh, si estoy bien solo es...–

– ¡Hey chicos no se queden ahi, vamos al restaurante que tenemos mucha hambre!– nos grita Daniel.

– ¿Vamos?– me pregunta Marina extendiendo su mano. Solo cenaría  y me iría inmediatamente, ademas Melissa ahorita no está en casa así que no importa.

Tomo la mano de Marina y ella me lleva hacia los chicos. Todos ríen y gritan emocionados Marina me da una mirada que no entiendo, por lo que solo le sonrió.







(...)

Llegamos a un restaurante de comida china, Daniel pide una mesa. La mesera nos conoce al instante y nos pide un autógrafo y fotos a cada uno. Toman nuestra orden y esperamos pacientemente por ella.

– ¿Ya se tardaron con la comida no?– nos pregunta Daniel.

– Daniel, pero si apenas la pedimos– le dice Corinne.

– La mesera se acabó de ir Dani– le dice Marina.

Todos comienzan una divertida discusión sobre Daniel. Marina saca su móvil y comienza a tomar fotos a cada uno de nosotros, sin darme cuenta me toma varías fotos desprevenido.

– Sales muy guapo– me dice mostrándomelas. Y posteandolas en su historia. No le respondo porque sólo hay una cosa en mi cabeza. Melissa. Intento llamarla nuevamente pero esta vez Marina me quita el móvil.

– Santi ¿Que pasa?–

– No pasa nada, ¿Puedes darme mi móvil?

– No te lo daré hasta que me digas que te preocupa.

Exhalo y asiento– Me preocupa mi esposa, ella está enferma y no me parece que salga, eso puede dañar su salud. Además de que no responde mis llamadas.

– Hey Santi, lamentó mucho lo de tu esposa. Pero ella sabe perfectamente que su estado es delicado y aún así quiso salir. No deberías preocuparte mucho por ella, no lo merece.

No le respondo, hay algo aquí que no cuadra. La mesera llega y nos entrega nuestros platillos. Daniel pide alcohol y nos da un vaso de wisky a cada uno.

Muchos vasos más de alcohol bastaron para que olvidara a Melissa. Todos aquí se encuentran muy ebrios ya. A excepción de Corinne y Marina. Daniel, Pablo, Cameron, Liz, Eli, y yo estamos más para allá que para acá. Me excuso con los demás y voy hacia el baño. Saco mi móvil y intento llamar a Melissa y esta vez si me responde.

– ¿Santiago?

– ¿Donde estas Melissa?

–En casa, ¿A sucedido algo?– me dice un poco enfadada. Cuando yo debería de estar enfadado.

– ¿Como te fue con Alexis? ¿Se la pasaron bien?

– ¿Alexis? ¿Que te sucede Santiago, donde estas?

– Sabes que, hablamos luego.

– No espera Santiago, dime donde...– no la deja terminar porque corto la llamada. Así como ella no me respondió yo también lo puedo hacer.

Lavo mi cara con agua y salgo de el baño. Estoy ya demasiado mareado que no puedo caminar bien. Tome demasiado, cuando lo tenemos prohibido. Camino deteniéndome con la pared, cuando siento unas manos en mi abdomen que me abrazan por detrás.

– ¡Hey Santi! ¿Estas bien?

– Mejor que nunca– le respondo riendo.

– Ya estas muy tomado, ven detente de mis hombros.

Pasó un brazo sobre sus hombros, pero algo sucede haciéndonos tropezar quedando yo estampado en la pared y ella acorralándome.

– ¿Estas bien Santi?– me pregunta Marina muy cerca de mi. Mientras que yo a duras penas logro estabilizarme. No estoy en mis cinco sentidos por lo que solo balbuceó cosas sin importancia. Siento unos labios sobre los míos he intento alejarla, pero es muy insistente. Así que utilizo un poco de fuerza para sepárarla de mi. Camino rápidamente hacia la mesa pero los chicos ya nos están, asi que sigo a mi auto. Pero siento una mano tomarme del brazo.

– Santi, los chicos se han ido.

Asiento y subo a mi auto.

– ¡No puedes conducir así de ebrio, deja que te lleve!

Asiento sin más y me paso al copiloto, solo quiero llegar a casa con Meli.

PAIN & LOVEWhere stories live. Discover now