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Melissa.

– Todo está normal, no hay avances pero tampoco hay retrocesos. Su estado está neutro señorita López.– comienzo a vestirme ya que el doctor a terminado su exploración.

– Entonces, ¿Todo esta bien? – digo al borde de las lagrimas.

– Se podria decir, si en algún momento siente alguna molestia, la más mínima, avíseme.

Asiento y me despido de él agradeciéndole.

– Hasta luego señorita López.

Le sonrió y camino hacia la salida, estos días habían sido pacíficos, no tuve dolores o mareos, no sentí el cansancio que acostumbro a tener. Mi piel se veía más viva que anteriores veces.

Decido caminar, y de paso me despido de Matthew el cual no he visto desde hace tiempo. El sol está a todo su esplendor y los rayos queman mi piel, lo cual es un poco satisfactorio.

Mi vestido se ondea a causa del leve viento que corre en las calles de Seattle, por el camino me dedico a observar a las personas, todas caminan de aquí para allá con mucha prisa, hombres, mujeres, niños, y animales. Por mi mente sigue rondando la idea de adoptar a una mascota, necesito un compañero y que mejor que un pequeño cachorro.

Solo que la idea de que más adelante lo deje solo me lastima.

Llego al mismo semáforo en el cual tuve mi accidente, los recuerdos llegan a mi y mi ansiedad se eleva. «Tranquilízate Melissa » «Todo está bien » Respiro lentamente, así como me lo indicó Diego, me enfoco en las cosas qué hay a mis lados y poco a poco todo malo en mi se estabiliza. La luz cambia y las personas a mi lado comienzan a caminar para cruzar la calle, los sigo detrás con mis nervios de punta.

Me tranquilizo un poco al llegar al parque que siempre recurría. Me siento en la banca de siempre y disfruto el panorama que el parque me brinda. Pasan minutos para que escuche la chillona risa de Matthew acercándose a mi.

– ¡Guitarrera! – volteo emocionada y feliz a ver a Matthew. Abro mi brazos para abrazarlo.

- ¡Hola pequeñín! ¿Como has estado? – lo suelto.

– Bien, pero estoy enojado contigo. – me suelta sin más y pone una mueca graciosa que me hace reír. – ¿Porque te ríes? – se enoja aún más.

– ¿Podrías contarme porque el pequeño hombrecito está molesto conmigo?

– Porque te habías olvidado de mi, y pensé que como te hiciste famosa ya no querías verme.

– ¿Famosa yo?

– Si, volví a robarles el control remoto para ver la televisión y te vi en varios canales.

«Tal ves fue en un canal de farándula »

– Bueno, no soy famosa si esa es tu duda.

– ¿Entonces por que estabas en la tele? Yo te vi.

– No lo entenderías.

– Yo entiendo todo. – se sienta al lado mío- dime. – me ordena.

– Bien, te contaré una historia. — el niño asiente – Había una vez un rey y una reina que tenían un matrimonio y se amaban mucho– me interrumpe.

– ¿Que es ma-tri-mo-nio? – dice cortándo las palabras.

– Matrimonio es la unión de dos personas mediante ritos o formalidades legales. – el niño me ve sorprendido– para que me entiendas es cuando dos personas se casan.

– Ah, sigue. – le sonrió.

– El rey y la reina se amaban mucho, los dos iban a todas partes, jugaban, comían juntos, eran muy felices. Pero de pronto un horrible monstruo llegó y atacó a la reina, dejándola débil y muy triste. El rey defendió con todo lo que pudo a la reina pero ya nada fue igual, lo único intacto era su amor. Con el tiempo la reina estaba más enferma y débil, y el rey la apoyaba en todo, nunca la dejó sola. – respiro profundo – Con los días la reina mejoró un poco y volvieron a ser los mismos, pero una malvada bruja llegó y se enamoró del rey– Matthew me interrumpe.

– ¡¿Y que hizo la bruja?!– pregunta asustado.

– Bueno, pues utilizó sus encantos y se dispuso a enamorar al rey.

– Pero el rey tiene a la reina ¿No?

– No me interrumpas pequeñín o no termino de contar las historia. – asiente.

– Cada día que pasaba la bruja se acercaba más y más al rey, intentaba enamorarlo. Mientras que la reina seguía en casa enferma. Un día decidió salir a distraerse por el parque y se encontró a un bello niño con el cual jugó mucho, de pronto llego un doctor y se puso a platicar con la reina y el niño. Mientras que un monstruo les tomaba fotos a los tres, este monstruo las edito y cambio el contenido de la foto. El rey se molesto mucho y dejo a la reina. La bruja ganó la batalla y se quedó con el amor del rey.

– ¿Y la reina? – pregunta Matthew.

– Bueno pues la reina tuvo que separase de rey y dejar que él fuera feliz con la bruja. – escuchamos varios gritos eufóricos los cuales logran llamar nuestra atención, volteamos en busca de ellos y lo que me encuentro no es grato de mi vista.

Santiago y Marina vienen tomados de las manos, sonriendo como dos enamorados, se detienen a tomarse fotos con las chicas de los gritos. «El casi nunca salía así conmigo »

– ¿Y cual es el final del cuento? – me pregunta Matthew ganándose de nuevo mi atención.

– El rey se quedó con la bruja, no quiso escuchar a la reina y se separaron.

– ¡¿Y porque la reina no le dijo la verdad, porque el rey no le creyó a la reina?! – dice molesto.

– Bueno cariño, el rey no quiso escuchar a la reina y decidió dejar todo y comenzar desde cero con alguien más. – mis palabras traen recuerdos que duelen. Mis ganas por llorar aumentan. Vemos pasar a Santiago y a Marina al lado de nosotros tomados de las manos. Mis lagrimas bajan al verlos juntos, ya no duele como la primera vez, solo duele.

– ¿Por que lloras Meli?

– Por el cuento cariño, por el cuento. – abrazo a Matthew y todo regresa a la normálidad. – Quiero decirte algo. – me alejo de el.

El me mira a los ojos curioso.

– Tengo que irme por un tiempo. – comienzo a decir. – Debo cumplir uno de mis sueños. – mis lagrimas rodan mis mejillas.

– ¿A donde iras? – pregunta el.

– A Italia. Quiero ir a Italia.

– ¿Regresarás pronto? – pregunta con tristeza y asiento sintiéndome mal por estarle mintiendo.

– Si. Pronto regresaré.

PAIN & LOVEUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum