19|

9.8K 468 60
                                    




Santiago

Nos toma media hora llegar a la casa de Marina. La ayudo a bajar, y cuidadosamente la cargo en brazos para llevarla hacia su habitación.

Siento como su ritmo cardíaco se acelera y sus manos tiemblan. Y la entiendo, Rina fue una mujer muy valiente al saberse defender de su ex novio.

– Tranquila, todo estará bien Rina – le digo intentando calmarla – no te pasará nada.

– Tengo miedo Santi, y si a él se le ocurre regresar. ¿Como podré defenderme? Estoy muy débil para hacerlo.

Marina tenía razón, su condición no le permitía ni si quiera ponerse de pie sola. Pero ¿Que podría hacer yo al respecto?

– Santi, podrías pasarme un vaso con agua por favor. Tengo mucha sed.

Asiento y camino hacia la cocina para ir por su vaso de agua. Miro mi móvil mientras, para saber la hora. Ya son casi las siete de la noche. Pero por desgracia al momento de intentar llamarle a Melissa mi móvil se queda sin batería y se apaga.

« Maldición  »

Le entrego el vaso con agua a Rina y me siento al lado de ella.

– ¿Estas bien?

Asiente y me sonríe – Gracias por ayudarme Santi, te lo agradezco mucho.– me abraza.

– No tienes porque Rina, para eso estamos los amigos.

Nos quedamos unos minutos en silencio hasta que ella habla.

– Santi, puedo pedirte un favor.

– Si lo que necesites.

– Podrías esperarte conmigo hasta que me quede dormida. Tengo mucho miedo de quedarme sola.

No quería quedarme pero tampoco podía negarme.

– Si está bien.

Ella sonríe y se arrima un poco dejando un espacio de su cama al lado de ella.

No quería hacerlo porque esto se podía malinterpretar. Pero ella es una amiga mía y no podía negarme. 

Me deshago de mi tenis y me recuesto a un lado de ella. Nos quedamos en silencio, viendo el cielo por la ventana.

Solo se escuchan nuestras respiraciones, hago lo posible por no quedarme dormido pero me es imposible. Estoy muy cansado, y los párpados me pesan.

Marina aún no se dormido por completo por lo que espero unos momentos más. Pero el sueño decide arrastrarnos a ambos.

Dejándonos profundamente dormidos.




[...]


Siento mucho calor en mi torso he intento moverme para acomodarme. Pero un pequeño brazo me lo impide.

Abro los ojos lentamente y mi visión capta a Marina recostada en mi torso con su brazo abrazando mi abdómen.

« Maldición me quede dormido »

Con mucho cuidado me deshago del cuerpo de Marina y enciendo mi celular. Son exactamente las seis de la mañana, me levanto para vestirme  e irme de aquí.

Pero mi teléfono comienza a sonar como loco. Se escucha notificación tras notificación .

Confuso me acerco y lo tomo tengo casi cincuenta llamadas perdídas de Harry y veinte de mis padres. Los mensajes comienzan a llegar y la mayoría son de Harry.

Entro a su chat para ver el motivo de sus insistentes mensajes.

– ¡¿Donde estas jodido idiota, contesta las llamadas?!

– ¡Santiago responde!

– Mierda Santiago algo urgente paso comunícate conmigo cuando veas esto.

– Mierda ¡¿Porque no respondes imbecil?!

Me ahorro la fatiga de leer sus demás mensajes y decido llamarlo. Me contesta al último timbre

— ¡¿Donde mierda estas imbecil?!

– Y ese tono que te sucede Harry.

–¡¿Que me sucede, eres un jodido imbecil?! ¡¿SABES QUE MELI ESTÁ SALIENDO JUSTO DE UNA OPERACIÓN?!

– ¡¿QUE?!

— Santiago. Atropellaron a Melissa y por el momento está estable.

« Atropellaron a Melissa »
« Atropellaron a Melissa »

Se repite en mi cabeza una y otra vez, como puedo corro hacia mi auto y conduzco lo más rápido que puedo al hospital.

Mi manos sudan y tiemblan de miedo. ¿Como fue qué pasó? ¿Como sucedió?

Tenía muchas preguntas en la cabeza pero ahora lo que más me importaba era saber si Melissa estaba bien.

Estacionó mi auto y entro corriendo, le pregunto a la recepcionista sobre ella pero esta se niega a darme información.

– ¡Porfavor! ¡Soy Santiago Gosling, y mi esposa está aquí déjeme verla!

Mis gritos llaman la atención de todos aquellas personas que se encuentran cerca.

– ¡Señor tranquilícese, dígame el nombre de su esposa!

– Melissa López – apenas logro decir.

– Justo ahora están llevándola a la cual será su habitación, pero hay otra persona con ella. La cual también dijo que era su esposo.

– Solo lléveme con ella. – sonó casi a suplica. Ella asiente y comienza a guiarme hacia los adentros del hospital. Pasamos una infinidad de habitaciones hasta que ella se detiene en una.

– Señor, necesita hablar con el doctor...–

Dejo de escucharla porque hablo la puerta para verla. Mi corazón se rompe al verla así.

Meli está en una camilla, dormida. Tiene una venda en la pierna. Su cara está llena de raspones y su brazo también está vendado.

Me arrodillo y tomo su mano, la acaricio y mis lagrimas bajan.

– Lo siento mi amor, no debí decirte aquellas cosas...yo...yo no pienso eso de ti. – le susurró– Estarás bien cariño, te lo prometo.

– Señor – volteo a mirar al doctor – Necesito hablar con usted.

Con todo el dolor de mi corazón me levanto y lo sigo hacia la salida.

PAIN & LOVEWhere stories live. Discover now