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********* Presente********


Luego de haber firmado los papeles del divorcio las cosas comenzaron a marchar bien para Tao, la empresa había reclutado a un nuevo chico, Henry, su antes sirviente en la casa, Tao le dio la bienvenida con efusividad, la cual no estaba conectada solo al hecho de volver a verlo, sino también a que MinKi estaba yendo bien en sus terapias, Nam le había comentado que estaba más activo y podía acceder con más facilidad a el, estaban llegando a un tema delicado: El volver a ver a Kris; y aunque MinKi estaba un poco reacio a hablar del tema poco a poco se iba soltando.

Nam le había pedido a Tao una copia del divorcio para ver como había quedado el tema de la custodia de Minki, Tao tenía un 70% de la custodia, dejándole a Kris el otro 30% restante, tenía derecho a visitas, a coordinar salidas he incluso, si Minki quería, quedarse con el un par de días en su casa. No pidió pensión, pues ambos estaban bien financieramente, pero Kris no estuvo de acuerdo y estipuló un monto que mandaría para cubrir gastos de Minki y si no se utilizaban, podían quedar como ahorros para el niño.

La otra razón era una persona, de ojos oscuros y gatunos, incluso más gatunos que los propios, que solía vestir oscuro y que terminó descubriendo que trabajaba para el, Leo era solicitado para llevar a los traines y trabajadores a sus casas cuando se iban muy tarde de la empresa o les sucedía algún percance, aunque era un trabajo sencillo y llevadero, para Tao el ver a Leo trabajar le era maravilloso, siempre tan pulcro en su traje, manteniendo una distancia prudente con quienes subían al auto, siendo tan respetuoso... de cierto modo le recordaba a Kris...pero cuando su ex pareja surcaba sus pensamientos trataba de pensar en cualquier otra cosa para no deprimirse; el tema no estaba zanjado para el, aunque exteriormente dijera que si, aún dolía y amaba, aún extrabaña y en ocasiones, hasta lloraba, porque uno no puede olvidar de la noche a la mañana un amor tan grande como el que hubo entre ellos, si, el termino de su relación no había sido de la mejor manera, pero antes de todo el desastre, la cosas eran hermosas y estaban en su cuento de hadas, lo tenían todo, pero de la noche a la mañana la cosas habían comenzado a cambiar y su palacio se destruyo.

Tao se removió en su silla y miró los papeles en la mesa, otra vez se había ido muy lejos de la realidad; soltó el lápiz y llevó sus manos a la cabeza para masajearla un poco mientras cerraba sus ojos. Estaba rehaciendo su vida (de cierta forma) todo le estaba marchando bien, todo le estaba brillando, pero su mente volvía a sumirse en esa relación tan hermosa que se desmoronó de forma espantosa. Abrió los ojos y miró las hojas sobre la mesa, sacó las manos de su cabeza y movió las hojas leyendo su contenido, había escrito algunos versos dedicados a ese amor monstruoso, dejó las hojas y suspiró mientras se levantaba de la silla y caminaba hacia el gran ventanal, mirando la ciudad, no debería pensar en esas cosas, en ese entonces, ahora su vids estaba volviendo a tener uns estabilidad, no podía perderla por estar pensando en algo que no debía ser.

La puerta de su oficina sonó y lo sacó de sus pensamientos, se volteó y les dejó pasar, la puerta se abrió y entró MinKi seguido por Leo.

- ¿Qué hacen ustedes aquí? - preguntó mientras se agachaba frente a MinKi y le acariciaba el rostro. Leo sonrió levemente y se encogió de hombros como si no lo supiera. Mientras tanto MinKi miraba a su padre mirar a Leo, no se había percatado cuando el brillo en los ojos de su padre había reaparecido, solo sabía que aquel hombre que solía frecuentar su casa era el causante.

- Vamos a ir de picnic - dijo MinKi, Tao lo miró.

- A si, ¿Quién decidió eso? - preguntó y sus ojos viajaron de una persona a la otra.

Pudimos Ser Felices.Where stories live. Discover now