Silhouette [2] ➳ Fred Weasley

iii. vii

❝I won't hurt you.❞

El ver a Ezra McGrath y Nina Thompson juntos de la manera en la que últimamente se encontraban resultaba extraño para todos los que veían a la pareja, no solo por el simple hecho de que fueran cada uno de la casa enemiga, si no por el mismo motivo que Caitlin veía con su ceño fruncido a Nina dejar un beso en los labios del rubio: siempre la vio junto a Fred Weasley.

No era como si no le agradaba el Slytherin, simplemente eran cosas que no podía imaginarse siendo diferentes, para Caitlin Grant el ver a Nina y Fred era como ver a una pareja de ancianos casados hace décadas, peleaban, se molestaban, pero no importaba nada al momento de mostrarse el afecto que se tenían, incluso con las cosas más simples.

Nina se acercó a dónde Caitlin estaba y tomó asiento a su lado, ella todavía no podía dejar de tener el ceño fruncido siendo eso lo que sacó de la felicidad a la recién llegada.

— Dilo.

— Es extraño. —susurró— No me mal entiendas, soy Team Ezra, es solo que Fred y tú son como almas gemelas.

— ¿Almas gemelas? Pensé que no creías en ellas.

— No creo en ellas, pero a veces me debato su existencia viéndolos a ustedes, tienen una conexión especial.

— Eso es muy muggle de tu parte. —dijo en tono de burla, Caitlin rio.

— Mis padres son muggles, Nina, creer en cosas como esas está en mi sangre.

— Entonces bien sabes que algunas almas no están destinadas a estar juntas.

— No debí darte ese libro. —musitó antes de golpear el brazo de su amiga— Ustedes son como ese 1% de personas que tiene a su alma gemela frente a sus narices y la piensa dejar ir, eso no tiene lógica, es estúpido.

— ¿No eras Team Ezra? —cuestionó con sus cejas alzadas— ¿De dónde vino tan de repente el creer que Fred y yo somos almas gemelas?

Pero Caitlin no sabía cómo explicar el porqué de repente había tenido ese pensamiento, por un momento le vino a la cabeza el libro que le regaló a Nina, el cómo describía a un alma gemela y como el pensar en eso hizo que automáticamente pensara en sus dos amigos. Incluso podía llegar a decir que era por la vez que Nina lloró ante una visión y solo Fred fue el único que logró calmarla, por todas las veces que el pelirrojo la hacía reír aun cuando estuviera en sus peores días.

— Solo es un pensamiento.

— Claro, solo eso. —susurró— Te has levantado muy filosófica.

— Quizás. —dijo también en un susurro— ¿Has sabido algo de tu madre? —preguntó en un intento para cambiar el tema, pero Nina no lo iba a dejar pasar tan rápido, aun así, asintió con su cabeza.