Silhouette [2] ➳ Fred Weasley

iv. iii

❝It's not selfish to feel the pain your way.❞

Nina se propuso una cosa cuando se detuvo frente a Sortilegios Weasley cuando regresó: quitarse el miedo, se cansó de vivir con el temor, necesitaba deshacerse de ese sentimiento y para eso tenía que enfrentar algo que estuvo evitando por varios días, aquella mañana mientras veía la lluvia caer se decidió por hacerse cargo de lo último que la perseguía.

El sonido de las aves fue lo primero que percibió cuando apareció en el mismo punto donde hace un año atrás estuvo junto a Sirius, sus piernas se movieron a través del sendero, ambos pelirrojos se ofrecieron a ir con ella, pero ella se negó, es algo que tenía que enfrentar sola, debía darle la cara a la realidad por ella misma, como debió ser desde un principio.

Sin embargo, su mano se detuvo en el aire cuando estuvo frente a la puerta, su puño bajó lentamente y se quedó ahí observando a la puerta hasta que esta se abrió mostrando el rostro del demacrado hombre lobo.

— Hola Remus. —susurró Nina esperando que él comenzara a regañarla, pero en su lugar solo la abrazó, lo que Nina aprovechó para ocultar su rostro en su hombro ante la calidez que desprendía, los ojos de Lupin no mostraban aquello a lo que ella le tenía miedo, de hecho, parecían buscar alguna muestra de heridas cuando se separaron— Lamento haberme ido así.

— Estabas en tu derecho de tener espacio.

— ¿Por qué siempre eres tan comprensivo? No es justo, no debí comportarme...

— Creí que ya te habías... —Nina observó detrás de Remus a su madre, el rostro de ella lucía apagado, como si la vida hubiese sido arrebatada.

No solo ella perdió a Sirius, si no que su madre también lo hizo y Nina fue tan egoísta para notarlo hasta ese momento, se sentía tan egoísta para sumergirse en su dolor que olvidó que otras personas también perdieron a Sirius, entonces todo volvió a ella y de no ser por los brazos de Remus Lupin su cuerpo habría golpeado el suelo, pero él la detuvo y lentamente la llevó hasta el suelo donde pudo aferrarse al hombre lobo.

Las lágrimas caían de sus ojos con fuerza y sentir los brazos de su madre alrededor de su cuerpo no fue el consuelo que pensó seria, porque tenerla cerca le hacía pensar en cómo se comportó, a los oídos de Remus y Ella llegaron las palabras ahogadas de Nina pidiendo disculpas, incluso cuando no tenía que hacerlo.

— No es egoísta sentir el dolor a tu manera. —susurró Remus cuando Nina se dejó secar las lágrimas por las manos de él para luego darle paso a su madre quien tomaba su rostro entre sus manos dando caricias dándole la razón, porque era cierto.

Ni Ella Barker o Remus Lupin podían reclamar sobre la manera de actuar de la menor, era una verdad difícil de aceptar y asimilar, Nina sintió como la realidad la golpeaba cuando escuchó a su madre hablar de su verdadero padre y saber que semanas atrás lo vio siendo asesinado por quién creía era su progenitor, nada era fácil para Nina, ser comprensivos era la único que se les ocurría en ese momento, porque para ambos adultos Nina era lo único que les quedaba de Sirius Black.