Renacer De Primavera " Floresera Lo Que Una Vez Fuertemente Nos Unío"

CAPÍTULO 1:EL PRIMER ENCUENTRO

Estaba profundamente dormido y entre mis sueños apareció Sol con su sonrisa encantadora y esa rubia cabellera que volaba con el viento, la sentía tan de cerca que fui a su encuentro, pero al final tuve que despertar y aceptar que solo fue un lindo sueño; que a mi Sol no la volvería a ver nunca más.

Llegué a Italia en una cálida mañana que ahí hacía, llegar era volver a mis raíces, ya que nací y viví un tiempo aquí. Pedí un taxi para que me lleve al lugar donde me iba a quedar.

Mientras tanto, en una parte de Roma, se hallaba una dulce niña de aproximadamente seis años que se encontraba escribiendo una carta, como todos los días, de pronto le llamaron:

-          ¡Maricielo! ¡Ven!¿ dónde estás?

Ella volteó a ver quién le estaba llamando, era su mamá con su hermano Antonio, ella va corriendo a los brazos de su mamá quien le dice:

-          ¿Porqué siempre te me pierdes?

Ella sonrió y dijo:

-          Es que tenía que enviar mi carta al cielo, para que Dios me ayude a encontrar a mi papá.

Su mamá no comprendía porque su hija hacía eso; desde que aprendió a leer y escribir siempre solía hacer esas cartas y mandarlas “al cielo” con la esperanza de que puedan cumplirle el deseo de encontrar a su papá, su mamá lo quería dejar  sin efecto, como algo pasajero; ella les contó que su papá estaba en el cielo y que nunca supo de su existencia, porque los abandonó. Su otro hijo, Antonio, no hacía ello; ya que él no quería saber nada del hombre que abandonó a su madre y a pesar de tener la misma edad que su hermana, él era más maduro para su edad y no creía mucho en fantasías. Ambos eran mellizos, su mamá tenía que ir a trabajar a la clínica, ya que era doctora, aunque no tenía la necesidad de trabajar puesto que tenía buena solvencia económica, lo hacía por vocación y dedicación al ser pediatra. Amaba a los niños, en especial a sus hijos, se despidió de cada uno cuando los dejaba en su escuela para luego decirles que el chófer pasaría por los dos a la hora de salida y partió; no sin antes decirle a Antonio que se portará bien, ambos eran muy distintos; Maricielo era muy dulce, tranquila y soñadora, pero Antonio en cambio era algo conflictivo y con un difícil carácter, lo único que lo hacía feliz y estar tranquilo era el jugar al futbol e ir al estadio a alentar a su equipo favorito: el Juventus de Turín; ambos eran chicos muy aplicados, Maricielo era buena para todo lo que tenía que ver con el lado de ciencias y letras , su hermano era muy bueno para los números y la tecnología.

Ambos estaban en el mismo salón y tenían una linda y noble maestra de nombre Estrella, que amaba a todos sus alumnos, pero tenía un cariño especial por estos mellizos. Ella sabía lidiar muy bien con el difícil cárter de Antonio, para ella, él era un niño que ocultaba su dolor y temía ser lastimado, por ello mostraba esa actitud; a diferencia de Maricielo que era como su mejor amiga y la mejor alumna de la clase. En los recreos pasaban mucho tiempo juntas, ella prefería estar a su lado que jugar con sus compañeras, se sentían en confianza. Antonio siempre contaba los segundos para que ya sea recreo y poder tomar su pelota último modelo e ir a jugar con todos sus amigos, era un buen nueve de área, era tan bueno que pertenecía a la cantera de su equipo favorito y lo ponían varias veces a jugar con niños de más edad, él solo teniendo seis, los burlaba y hacía jugadas, era una buena joven promesa a futuro, por eso el equipo cuidaba mucho de él y todas las tardes, después de hacer sus tareas, iba a entrenar. Pero le molestaba cuando lo castigaban por hacer alguna de sus tantas travesuras y así se quedaba sin ir a sus entrenamientos de futbol o jugar en su play station, que era lo otro que más le gustaba hacer.

Por otro lado en Turín se encontraba Arán acomodando su maleta, se había comprado un bonito departamento, cerca al estadio de su equipo favorito: el Juventus, al cual seguramente iría a alentar todos los partidos que jueguen de local para distraerse un poco; una vez ya establecido y medio ordenado con sus cosas, decidió dar una vuelta por los alrededores y de paso probar algún helado ansiado.