22- Hola Luci.

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–¿tu me estas jodiendo no Jordán? – quise que mi voz sonara confiada, y fue todo lo contrario, se escuchó el miedo en ella. –
–¿Crees que jugaría con algo así? Te advertí que cuidaras tus poderes, ¡por eso mismo entrenábamos! – se veía tan enojado, pero ¿qué quería que hiciera en esa situación? – Anne intento protegerte con Jun, pero no, la señorita se quería hacer la heroína.
–¿Qué diablos querías que hiciera? – me levante rápido de la cama a encararlo. – ¿Qué los dejara morir por mi? ¿Qué corriera? ¡Tus hermanas estaban ahí Jordán! ¿No te importan?
–¡Son vampiros! ¡son inmortales! Maldición, te valió todo el esfuerzo que hacemos por cuidarte.
–¡Yo no soy ninguna doncella que necesite ser salvado Jordán!
–¿Cómo no?, si no fuera por mi estuvieras aún debatiendo te entre la vida y la muerte entiende Madisson.
–A ti nadie te importa tú mismo me lo dijiste. – solté furiosa, Matthew se levanto y intento decir algo.–
–Chicos, necesitamos calmarnos un arcaico en sus etapas finales son difíciles de controlar, y ni se diga de ti Jordán, vamos abajo. – Jordán tenia una mira oscura, bajamos en silencio y todos los demás estaban ahí. – Necesito informarles algo, pero debemos estar tranquilos, Madisson si nos importas y mucho pero...– Jordán se planto enfrente de mi, no entendía ahora que quería. –
-¿De verdad crees que le importas a alguien? - Su mirada reflejaba odio, su respiración era acelerada - Ni a tu propio padre le importaste.
-Para - susurré ya era demasiado con que tuviera que vivir con eso cada día.–
-¡FUISTE UNA RATA DE LABORATORIO PARA EL! -grito furioso - ¡Y NO LE IMPORTO DEJARTE SOLA! - Mis ojos comenzaron a picar de a poco se cristalizaron todos los presentes incluyendome. Esperábamos oh por lo menos yo esperaba que se retractara por lo que dijo, pero no fue así ni si quiera en su mirada reflejaba pena. Talle mis ojos que muy pronto comenzarían a derramar lágrimas.
-Tienes razón – mi voz sonó segura y mi respuesta dejo a todos en shock y me observaran confundidos, gire sobre mis talones para dirigirme a la salida cerré la puerta orgullosa y caminaba sin rumbo. Con el corazón oh el poco que quedaba de el echó pedazos. Era suficiente con que mi propio padre me convirtiera en algo que yo no quería en un monstruo.

(...)

Llevaba caminando horas, lo sabia por que ya no era de día, y mi única compañía eran las estrellas que brillaban en el cielo.
¿Por qué Jordán se había enojado tanto a tal grado de decirme eso?, nos comenzábamos a llevar bien, no entiendo que era lo que le pasaba, tal vez me excedí en decirle que nadie le importaba, pero el me lo había dicho.
Seguí caminando para analizar la situación, cuando un cuerpo me detuvo al chocar conmigo.
–¿Perdida? – era una voz que sabia que ya había escuchado. –
–En realidad, no. – quise seguir mi camino, pero lo que dijo me detuvo. –
–No es fácil vivir en una época que no es la tuya, te comprendo.
–¿Disculpa? – alce mi vista y pude ver a un hombre de facciones duras, sin barba, inspiraba miedo, pero atracción.– ¿Te conozco?
–Quiza, todos en algún momento me han mencionado. – se sentó en una banca que estaba ahí, no me di cuenta que estaba en un parque, hasta que el me lo hizo ver. – sientate, te ofrezco mi compañía.
–La mala compañia, soy yo.
–Oh no, Madisson no sabes cuanto he querido conocerte. – frunci mi ceño, ¿el qué?–
–Que yo sepa yo a ti, no.
–Cree, uno de tus deseos a sido conocerme, yo tengo algo que te pertenece.– me senté a su lado.–
–Iluminame. –el sonrió. –
–Yo no hago esas cosas, esas las hace el. – levanto su dedo al cielo. – Yo te quemo. – sonrió aun más. –
–Tu acaso eres...
–El mismísimo Lucifer, si quieres amigas dime Lucí.
–¿Qué quieres de mi? – comenzaba a asustarme.–
–¿Por ahora?, conocerte.
–Ya lo hiciste. –me levante y quise correr de vuelta con los Jhonson, pero su mano me detuvo. –
–¡Sueltala! – Hunter llego a mi lado, nunca me había alegrado tanto de verla.–
–Oh mi querido Hunter, siglos sin verte.
–Hola Lucí, deja la empaz.
–Vaya vaya, tienes un caballero de tu lado Madisson. – El me soltó. – Nos volveremos a ver, tenlo por seguro. – dijo en mi odio, y desapareció con un chasquido.–

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