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Ya han pasado 10 días desde que subí el último capítulo, así que es momento de concluir con este fic. Realmente, gracias a todxs por su apoyo hasta aquí.

Además, les recomiendo que revisen mis otros fics Yoonmin, por ejemplo, Fake Heart. Y les aviso que la próxima semana estaré subiendo un nuevo fic Yoonmin que será m-pregnant y se desarrollará en la Edad Media. Este será soft, pero tocará temas de discriminación y patriarcado, pues estos eran extremadamente comunes en esa época. Espero su apoyo. Gracias.

Voten y comenten para vencer al Covid19. 🙄

El roce inicial de sus esponjosos labios fue como tocar el cielo. Luego, sus belfos se acoplaron a la perfección y continuaron con un pausado y rítmico movimiento, en el que las sensaciones sobraban y los sentimientos no acababan de cuadrar. Entonces, aquello despertó a Agust de esa fuerte ensoñación. ¿Realmente ese beso cambiaría algo? ¿Sus destinos se estaban entrelazando en la resolución que tanto había soñado los últimos días? ¿O simplemente todo era más mierda? Tal vez, Kitty quería despedirse con una buena noche de sexo y luego no volver a verlo en toda su vida.

—Basta, Kitty —le dijo desganado, mientras lo apartaba de sus brazos—. ¿A qué estás jugando?

—Tan solo quiero disfrutar esta noche contigo —le contestó ronroneando.

—¿Y luego qué? De seguro volverás a los brazos de tu prometido e iniciarán con los planes para su boda.

—Agust, yo...

—Ya ganaste...

—Te amo...

—Solo te amas a ti mismo —contestó sin cambiar su expresión. No quería mostrar alegría hasta estar seguro de que Kitty no lo dejaría, de que, al fin, había hallado su lado humano.

—No estoy seguro de lo que conlleva lo que te estoy confesando, pero siento que al estar contigo mis sentidos se encienden, no me aburro y disfruto cada pequeño instante. Incluso si solo nos miramos sin dirigirnos ni una palabra, me siento... no sé... ¿dichoso?

—¿Dejarías a Jeon por mí?

Entonces, aquella pregunta cambió todo lo que Kitty estuvo a punto de arriesgar. Y unos segundos que se volvieron en minutos la respondieron.

—Puedes irte. Mañana estarás recibiendo el dinero.

—¡Sí! Lo dejaría por ti.

—Como que te estás arriesgando demasiado. Este no es el Kitty que conozco. Hay algo que no me cuadra.

—Tal vez ya entendí qué es lo que en verdad me importa.

—¿Y qué es eso?

—Tú.

—No eres así, no te creo. —Realmente, Agust no podía confiar en sus palabras, ya que, aunque se le notaba seguro, él nunca se rebajaría a rogarle algo. ¿Qué deseaba? ¿Por qué arriesgaba su orgullo? ¿Qué recibiría a cambio?

Mientras tanto, Kitty tenía un lío en la cabeza. Su corazón estaba llevándolo a tomar la peor desición. ¿Cuándo se volvió tan dependiente de Agust? Tal vez, cuando le gritó en cara que podría vencerlo cuando quisiese o, tal vez, cuando le hizo dudar de lo que representaba la felicidad. Sin embargo, no estaba seguro de lo que sentía. No sabía si, en realidad, lo amaba o si podría arriesgar su futuro por aquel hombre que le daba chispa a sus días.

—No me casaré con Jeon —le afirmó—, pero necesito tiempo. No quiero que me des tu empresa, quiero que continúes con el gran trabajo que has estado cumpliendo. Y, espérame, por favor.

—¿Con qué garantía?

—Mi palabra. Mañana mismo anunciaré mi rompimiento con él y espero que podamos iniciar otra vez, sin intentos de asesinatos o celos estúpidos de por medio.

—Entonces, lo esperaré con ansias.

En realidad, aquello no sucedió inmediatamente, ya que Agust recién obtuvo noticias del pelirrosa una semana después. Le contó que tuvo un gran problema y que hizo todo lo posible para no perder a los inversionistas ni a los contactos que Jeon le había facilitado anteriormente. También le confesó que no estaba listo para empezar una relación sentimental y que viajaría un par de días a Miami para despejar su mente, puesto que todo ese golpe de emociones lo habían conmocionado.

Para su suerte, unos días en el extranjero fueron más que suficientes para motivarlo a aceptar qué quería en su vida. Entonces, citó a Agust en esa pequeña cafetería, donde se habían encontrado meses atrás. Al igual que esa vez, el ambiente era tranquilo y los olores de aquel granos tostado invadían cada rincón, lo que generaba el mejor escenario.

—Creí que no volvería a oír de ti.

—Siempre cumplo con mi palabra —contestó Kitty.

—Bueno, ¿qué decidiste?

—Sabes que esto no es fácil para mí, pero quiero intentarlo, sin trampas.

Puede sonar algo estúpido, pero ambos se sonrojaron y sintieron sus corazones aletear. Ninguno lo demostró físicamente, a excepción del brillo en sus ojos. Por alguna razón, ambos sentían vergüenza y actuaron como pequeños enamorados. Se miraron y sonrieron. Una mirada cómplice y llena de sentimientos.

—No será fácil... —dijeron al unísono y, luego, rieron.

—Igual lo intentaremos —añadió Kitty.

—Sé que podremos.

—Solo estoy seguro de que no será aburrido.

De hecho, no fue tan sencillo, aunque, sin duda, fue divertido. Peleas, celos, rivalidades empresariales: luego, sexo y reconciliaciones llenas mimos y honestidad. Estuvieron así por meses y lograron superar cada problema hasta que formalizaron su relación.

Gucci estaba feliz por su amigo, quien lucía más enérgico que antes y emprendía constantemente. Sin duda, todo iba para mejor, o al menos eso creía. Esto era porque, lamentablemente, estas relaciones nunca acaban bien; sin embargo, este par parecía estar destinado a estar junto. Por suerte, lo están y, al parecer, lo estarán, hasta que alguno muera por algún ajuste de cuentas o hasta que la competencia empresarial los termine separando.


"Mini skirts & diamonds"  •DKi // Yoonmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora