c a p í t u l o 2

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Leyó por segunda vez el informe en sus manos asegurándose de no olvidar ni un sólo detalle de la misión que debía llevar a cabo

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Leyó por segunda vez el informe en sus manos asegurándose de no olvidar ni un sólo detalle de la misión que debía llevar a cabo. Se sintió un tanto confundida, pues no era como si tuviera que hacer gran cosa, en comparación a las misiones anteriores que le han asignado.

Dejó la hoja sobre el escritorio. El hombre del cual recibía órdenes le daba la espalda, su mirada estaba concentrada en la vista que el amplio muro de cristal le proporcionaba. Hecho un vistazo a su alrededor, estaba segura de que hace poco remodelo la oficina o por lo menos cambió algunos muebles. No creía que fuera de esos hombres que se obsesionan por sus oficinas, pero al parecer en parte lo era.

— ¿Iré sola? —preguntó llamando su atención.

Fury se giró, sus manos estaban cruzadas en su espalda como era su costumbre. Recorrió su silla giratoria y tomó asiento dejando caer su espalda con pesadez.

— Celine, no es un trabajo complicado, ni siquiera arriesgado. —explicó con calma— Estoy seguro que puedes hacerlo.

— No es como si fuera la misión de mi vida ir al Pentágono sólo por algunos documentos. —se mostraba algo insatisfecha.

Era una agente de élite, sus habilidades en combate eran más que buenas y ni hablar de su excelente uso de armas, además, sus poderes eran bien utilizados en misiones peligrosas y Fury... la enviaba por unos siempre documentos que bien podría recoger él mismo. Pero como lo veía tenía dos opciones: podía pasar horas en esa elegante oficina quejándose hasta conseguir que le asignara una misión de verdad, o podía guardarse sus insultos y terminar con esto de una vez por todas.

— Bien. —terminó aceptando— Pero ten en cuenta que no considero esto una misión, sino un favor, y te aseguro que me lo cobraré, Nick.

Se puso de pie y se encaminó a la salida, pero antes, se giró a él quien aún la observaba atentamente porque siempre tenía algo que decir cada vez que se reunían sólo era cuestión de esperarlo.

— Por cierto, linda oficina.

{...}

Como era de esperarse, no le tomó ni siquiera dos días en regresar al cuartel general de S.H.I.E.L.D, con un sobre amarillo en sus manos con la palabra confidencial escrita en mayúsculas y en color rojo, y como si no fuera ya lo suficientemente llamativo, el hombre de traje costoso que se lo entregó se aseguró de recordarle claramente que sólo Nick Fury podía leer el contenido.

Si, si. Entendido. Fue su respuesta cansada, por lo que el hombre rodó los ojos y sin otra advertencia, le entregó él sobre.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora