c a p í t u l o 27

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— Vamos amigo, el tiempo corre

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— Vamos amigo, el tiempo corre.

Buck no pronunciaba ninguna palabra, pero no dejaba de mirar a Celine, quien seguía presionando la herida sangrante mientras seguía suplicándole que no fuera con él.

— Sólo déjala en paz.

Viktor sonríe con malicia, creyéndose vencedor por esta ocasión. Pero si hay algo que deben saber del tipo de personas como Volkov, es que nunca están dispuestos a cumplir con su palabra, así que cuando Bucky se dio cuenta que estaba a punto de dispararle a la chica, el ruso se giró al escuchar el seguro de la pistola detrás de él.

— Vete al infierno. —masculló Celine, sosteniendo el arma de uno de los agentes caídos y no dudó en disparar.

Volkov cayó al suelo al igual que el arma de sus manos. Seguido de esto, Celine ahogó un quejido ante el ardor cada vez más intenso. James se apresuró y corrió a su lado, su mano se manchó de sangre al inspeccionar la herida, pero la luz era algo escasa así que no ayudaba mucho para ver qué tan grave era.

— Vamos. —le dijo en voz baja. La tomó en brazos levantándola con mucha facilidad, y así se apresuró en llegar al departamento lo más rápido que pudo.

Tan pronto como abrió la puerta se aseguró de dejar a Celine cómoda mientras él buscaba todo lo necesario para atenderla. Considerando su situación, era bueno estar preparado para este tipo de cosas.
Celine no había dicho ni una palabra en el camino, se veía como si tratara de reprimir cualquier palabra que amenazara con escapar de sus labios. Veía a James pasar de un lado a otro, pero ella seguía en silencio, dejando caer sus manos sobre su regazo.

Ve la sangre y recuerda que James aceptó irse, si no hubiese matado a Viktor ella ahora estaría seguramente muerta y Buck sería el prisionero de HYDRA de nuevo. Y de alguna forma, se sintió traicionada.

— Déjame ver. —se sienta a su lado, dejando todo lo necesario sobre la cama. Celine no se mueve para que él pueda atenderla, pero no lo hace. Cuando lo mira se da cuenta de que sus mejillas están rojas y evita su mirada.

— ¿Qué pasa?

James aclara su garganta y juega con sus manos.

— Tienes que quitarte... uhm... no puedo ver bien la herida.

Y tal como él, Celine siente sus mejillas arder y sus labios se separan buscando alguna palabra pero todas se hacen nudo en su garganta. James fue el primer hombre en su vida, y el único, y ahora sentía una vergüenza increíble por tener que quitarse la blusa frente a él.

Una vez que lo hizo el ambiente cambió drásticamente. Se mantenían en silencio, pero no precisamente uno incómodo. Celine no podía evitar temblar cada vez que Buck hacía contacto con su piel, y cerraba sus ojos con fuerza ante el ardor de la herida. No era muy profunda, así que no era tan grave. Limpio la sangre y colocó un vendaje.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora