«---No habrá día en el que yo me incliné ante una persona como tú, te llenas la boca de falsas palabras, no eres bueno, no ayudas a nadie, solo piensas en ti, no eres caritativo ni piadoso y por sobre todo.. Tú no eres mi rey."
Rey Mean Phiravich es...
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El día era uno de aquellos que podían llamarse perfectos, el sol estaba en su punto más alto dándole vida a cada rincón del precioso jardín real, los blancos lirios brindaban una vista majestuosa que la familia real no dudo en disfrutar. Las aves cantaban alegres, el perfume de las flores inundaba el aire y las montañas profesaban su amor por los príncipes, regalando los mejores paisajes.
Los pequeños corrían libres entre las pequeñas carpas y mesas que los sirvientes habían puesto dispersadas sobre el verde césped, omegas y betas platicaban entre ellos riendo, algunos incluso se habían sentado a los pies de la reina, quien disfrutaba de los postres que el cocinero había llevado para ella. Algunas tocaban instrumentos de cuerdas regalando melodías alegres, que hacían sentir cálido el corazón de los presentes.
Así había sido siempre desde la llegada de la reina Cherreen al palacio, sus rojos cabellos habían sido fuego en el alma del soberano, quien no dudaba en complacerla en cada uno de sus deseos. No había ningúna envidia en el lugar, no había peleas, todos los sirvientes habían sigo liberados y eran pagados por sus servicios, ellos mismos se aseguraban de que los omegas y las betas se casaran con personas buenas y nobles.
El mismo pueblo los amaba, gobernaban con paz, equidad y justicia. Todos clamaban sus nombres rogando a la madre luna por toda la familia real. Por sus venas corría la sangre de la dinastía más antigua y el pueblo lo sabía.
--- ¡Atención!---La pontente voz del sirviente del rey se escucho por todo el aire.--- ¡Su alteza el rey Surat!.
Todos los presentes se pusieron de pie inmediatamente, inclinándose para reverenciar al recién llegado, todos a excepción de la reina que de pie, con su postura recta y elegante le regalaba la más hermosa sonrisa que el hombre había visto.
El aire se lleno del característico aroma del Alfa líder, pinos y tierra húmeda.
---Mi rey, ahora que usted está a mi lado incluso el sol brilla mucho más.
---¿Como podría no brillar?, Siendo testigo del amor que siento por ti, mi hermosa esposa.---Su enorme mano se posó delicadamente sobre la mejilla de la omega, dando caricias con su pulgar. Ambos se amaban profundamente, dejando a todos ser testigos de ello sin importar los protocolos ni las reglas. Simplemente se demostraban su amor con caricias y miradas. Aún para un Alfa imponente como lo era el soberano, era imposible no caer ante la belleza de su compañera.
---¿Porque no está Gong contigo?.
---Se ha quedado más tiempo con el sabio, están analizando algunos pergaminos.---Dijo sentándose a su lado, sintiendo cómo el delicado aroma a rosas le daba paz y tranquilidad.
---¡Padre!, ¡al fin has llegado!---Los pequeños príncipes se acercaron corriendo, siendo perseguidos por uno de los omegas encargados de su cuidado, Baekhyun como se llamaba el joven de castaños cabellos se detuvo apenas se percató de la presencia del rey, haciendo la reverencia.
