Cuando llegaron a la casa el suspiro satisfecho, después de diez años por primera vez había añorado esa enorme y vacía casa. Svetlana parecía una niña corriendo alrededor de los setos. Al mirar mejor debía admitir que de jardín no tenía nada, eran solo setos recortados prolijamente.
Al entrar a la enorme casa sus pasos hicieron eco y su hermana comenzó a mirar encantada.
- La casa es hermosa.
Él la acompañó en silencio mientras la recorrían. Subieron las majestuosas escaleras al segundo piso, de un lado estaban las dependencias de él decoradas de forma sobria y masculino, del otro lado estaba amueblada espartana. En el pasillo de ambos lados estaban las paredes llenas de iconos familiares.
La primera noche que cenaron solos Svetlana lo miró triste.
- Extraño a Mila. - Apoyó la barbilla en sus manos y lo miró triste.
- Estas hablando de la hija de Larissa.
- Si.
- Deberás acostumbrarte a pasar mucho tiempo solos en esta casa.
- ¿No haces fiestas?
- No.
- ¿Por qué no?
- Porque no. Pero... - Él miró incómodo el salón. - Ilya me ha aconsejado asistir a algunos eventos para que puedas elegir un marido.
Su hermana hizo un silencio incómodo.
- Además de no mentir... jamás piensas en los sentimientos de los demás ¿Verdad?
-¿He dicho algo malo? - La miró realmente sorprendido.
- Aún no he decidido si quiero casarme.
- Aún así asistiremos a algunos eventos. - Le dijo sin mirarla.
Victoria llegó a la casa de su hermano en un horario que sabía que no estaba. Debía revisar cómo iban las cosas en el invernadero y después de la discusión que habían tenido esa noche no habían vuelto a hablar.
Ethan estaba furioso por haberla encontrado besándose con Mikhail y ella había cortado su perorata yéndose y dejándolo hablando solo.
Había pasado una semana y media y aún no podía dejar de pensar en el. No sólo por ese beso que la había desarmado, si no porque extrañaba verlo y tratar de hacerlo reír o cambiar su estado de ánimo haciendo brillar sus ojos tristes.
Beso a su sobrina Milá y se sentó con su cuñada.
- ¿Cómo estás? - Preguntó Lara sirviendo el té.
- Bien. ¿Como están las cosas por aquí?
- Nosotras bien. Si preguntas por tu hermano... - Lara le sonrió. - Ahora está más tranquilo.
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Entre Orquídeas y Secretos ✓
RomanceLa vida para Mikhail Gurevich había perdido el encanto hacía muchos años, cuando había sido desprovisto de alma, familia, tierra y nacionalidad. Pero conocerla a ella le había impactado, con sus suaves ademanes, sus ojos azules y sus flores. El...