— ¿Otra vez aquí señora? — Preguntó con fastidio él hombre de la entrada cuando la vio.
Víctoria lo vio impasible con el mostacho bien peinado y aceitado, sus ojos negros eran dos rendija y su papada le llegaba hasta el pecho.
— Será la última vez. — Le dijo ella acercándose.
Puso la bolsa en la mesa del escritorio y lo miró desafiante.
— Quiero que no deje de buscar a mi marido.
— Esta muerto señora. Su ejecución ya fue firmada.
— Lo se. — Lo corto ella y sintió el remalazo de dolor. — Solo quiero llevarme su cuerpo a casa.
Él hombre miró hacía otro lado con respeto cuando ella se limpio una lágrima.
Oleg se acercó despacio.
— Dudo que pueda encontrarlo. — Murmuró el hombre tomando la bolsa con dinero.
— Haz lo posible por encontrar el cuerpo de Mikhail Gurevich. — Dijo ella recomponiendose. — No dejaré de buscar incluso cuando me vaya hoy de aquí.
El hombre perdió la paciencia y saco un documento, lo puso en el escritorio.
— Mikhail Gurevich ha sido ejecutado por ordenes de Su Alteza, no hay perdón para nadie.
Oleg la miró con los ojos abiertos.
— Glaza okeana. — Murmuró el mirándola.
Ella se volteó al oír como Mikhail la llamaba.
— ¿Que dijo?
— Ojos océano. — Murmuró en ruso — ¿Usted es la esposa de Mikhail Gurevich?
— Mikhail Gurevich, si. — Le dijo a pesar de no entender. — ¿Que dice?
Le preguntó al hombre que estaba mirándolos.
— Yo se donde está. — Dijo Oleg mirándolos.
Víctoria se acercó desesperada.
— ¿Que dice? — Exigió.
— Que sabe dónde está. — Le tradujo.
— Esta encerrado en una casa especial. — Le informo el con emoción.
— Lléveme con él. — Rogó ella.
— No puede llevarla sola.
— Buscaré a mi hermano. — Dijo ella con el corazón acelerado. — ¿Esta vivo?
Ambos lo miraban a Oleg.
— Todavía si.
Él hombre asintio, Ella lloro de alivio.
— Buscaré a mi familia. ¿Como lo puedo encontrar?
— La esperare aquí. — Dijo el con responsabilidad.
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Entre Orquídeas y Secretos ✓
RomanceLa vida para Mikhail Gurevich había perdido el encanto hacía muchos años, cuando había sido desprovisto de alma, familia, tierra y nacionalidad. Pero conocerla a ella le había impactado, con sus suaves ademanes, sus ojos azules y sus flores. El...