La vida para Mikhail Gurevich había perdido el encanto hacía muchos años, cuando había sido desprovisto de alma, familia, tierra y nacionalidad.
Pero conocerla a ella le había impactado, con sus suaves ademanes, sus ojos azules y sus flores.
El...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando Mikhail la bajo en la habitación de el camino despacio por el enorme lugar. La cama enorme estaba con grandes postes estilo reina Ana pero los postes eran más altos que la media, en la ventana había una Chaise Longue estilo barroco, grande y preciosa color blanca. Había un buró grande en un lado. La habitación era grande y muy masculina. Ella se volteo y lo miró, estaba apoyado indolente en el poste de la cama mirándola.
— Creo que mis cosas no entraran ahí.
El miro el buró.
— Tendrás tu habitación al lado de la mía. — El le señalo las dos puertas cerradas y ella fue a abrirlas.
Las habitaciones eran igual de grandes, esta tenía la misma cama con la diferencia que habían dos sillones en la ventana, un ropero grande ocupaba toda una pared y ella estaba segura que incluso poniendo sus vestidos y los de Svetlana no llegaría a llenarlo. Una coqueta hermosa con un enorme espejo ovalado estaba en el otro lado.
— ¿No dormiremos juntos? — Ella se acerco despacio.
— Jamás he dormido con nadie.
Ella se fue a su habitación y lo sintió seguirla como una sombra. Victoria lo vio quitándose la chaqueta del frac y dejarlo en el apoya pies de la cama. Ella se quitó el velo que colgaba detrás de su peinado y lo dejó en el mismo lugar. Bajo su intensa mirada se quitó el peinado, a pesar de sentir la cara colorada se quitó la pechera del vestido y la falda, cuando desabrocho las cintas del corsé pudo notar que el se había quedado mirándola. Con solo la camisola y el culote que le llegaba hasta las rodillas se acercó unos pasos y miró su camisa blanca.
— ¿Cuando quite esta camisa encontraré más cicatrices? — Pregunto poniendo las manos en su pecho que subía y bajaba rápidamente.
Mikhail no podía dejar de mirarla, ella se había despojado de su ropa con tranquilidad, sus manos no temblaban ni lo miraban con vergüenza. Se perdió en sus ojos océano y asintió inexpresivo. Sus manos cosquilleaban por tocarla, pero en cambio la dejo que le desabroche la camisa.
Victoria contuvo el aliento cuando la camisa cayó al suelo y lo vio. Largas líneas marcaban su pecho, algunas se cruzaban con otras, pasó la mano y siguió una que empezaba debajo de su clavícula, cruzaba todo el pecho hasta perderse en la cinturilla del pantalón, ella levantó la mirada y el deseo que vio en los ojos de su marido la dejaron sin aliento.
Mikhail contuvo el aliento cuando ella abrió el primer botón de su pantalón. Acunó su rostro y la beso. Ella abrió los labios cuando sintió la intrusión de su lengua y devolvió el beso con ansias. Mikhail la tomó de la cintura y se acercó despacio, enterró la mano en su cabello y se sumergió en las sensaciones que sentía al estar en sus brazos y sentir sus labios. Ella subió los brazos cuando él levantó su camisola, sintió que se ruborizaba cuando él se alejaba un paso y la miraba intensamente. Verla así fue más de lo que él había imaginado, pasó el dorso de la mano acariciando su pezón rosado y se acercó a besarla nuevamente. Ella era como el oxígeno,pensó abrazándola sin poder evitarlo. La tomó de la mano y la llevó a la cama, se arrodilló y le quitó el culote, su entrepierna quedó a su vista y le pareció demasiado hermoso. Ella se sentó y se alejó rápidamente.
