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actualidad

¡Déja de bromear! — la chica rió mientras llevaba una de sus manos al estómago mientras que la otra la llevaba a la boca tratando de apaciguar el sonido de las carcajadas —, no puede ser verdad.

— ¡Es verdad, es real! — Magnus sonrió —, puedes preguntarle a Catarina o a Ragnor.

— No puedo creer que no puedas entrar a Perú, como, nunca más.

— ¿Qué puedo decir? Soy demasiado salvaje para su constitución.

La pelirroja negó con la cabeza aún riendo cuando la puerta del lugar fue abierta y la pequeña campanilla arriba de la misma sonó, Nathan traía una bolsa de papel en sus manos y un ceño fruncido en su rostro.

— Hey, bulldog — Mckenna lo saludó —, ¿Qué sucede?

Nathan negó con la cabeza y cruzó la gran barra de madera que separaba a Mckenna de Magnus, se paró al lado de la pelirroja y dejó la bolsa sobre la madera. Su rostro seguía reflejando enojo.

— Un pequeño chico rubio está de mal humor — la chica volvió a hablar, burlándose de su mejor amigo.

— No me gusta cuando te sientes así — Magnus repuso mirando a Nathan —, porque tienes una sonrisa muy bonita y es una verdadera lástima que el mundo no la vea.

Nathan no contestó pero el sonrojo en sus mejillas era evidente y Magnus pensó que no podía verse más adorable que en aquel momento.

— Ejem — Mckenna tosió —, volveré cuando las vibras gays hayan pasado.

La pelirroja estaba por salir cuando Nathan la tomó por el brazo impidiéndole el paso.

— Quédate, no es necesario — habló algo incómodo —, de todas formas debo ir atrás a guardar esto.

Después de decir aquello tomó la bolsa que había traído y desapareció por la puerta corrediza que separaba el bar de la cocina del mismo. Cuando Magnus notó que Nathan estaba lo suficientemente lejos de ellos como para escucharlo, habló.

— ¡Es muy lindo!

— Se nota que tú solamente vienes los sábados, vivir con él es otra historia — la chica de ojos azules se burló —, cuando está enojado es mejor no molestarlo, tiene el poder de hacerte sentir miserable.

Magnus frunció el ceño confundido.

— ¿De verdad?

— Sí pero lo bueno es que rara vez se molesta, estaremos bien.

— Creo que conmigo no se ha enojado aún.

— Porque le caes bien — la pelirroja rió y tocó la nariz de brujo con el dedo índice —, sólo trata de no asustarlo con tus piropos de caja de bombones.

El hombre mayor rió.

— Lo siento, me sale de forma natural cuando lo veo — suspiró —, comparo la sensación de observarlo con encontrar unas botas con brillos que llevaba tiempo buscando.

Mckenna sonrió ante aquella analogía, Magnus le caía muy bien y ha de decir que el brujo siempre había sido su héroe desde pequeña, y estaba encantada con la idea de que el hombre con mirada gatuna ahora formara parte de su vida como de la de su mejor amigo quien parecía ignorar lo que todos sabían de sobra, a Magnus Bane le gustaba Nathan Jones.

MOONLIGHT, magnus bane³.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora