¿Princesa o Sirena? Natsu x Kagura

5-Enemigo

Gajeel estaba envuelto en vendas y con tiritas por la cara. Aquel combate en el cual no había podido ni asestar un solo golpe a aquel oponente lo tenía de muy mala gana. Tanto era su enojo, que Levy le tuvo que dar un calmante para bajarle los humos.

—Esto es muy grave, debo avisar al resto—pensaba Levy, aunque tenía que hallar la manera de como derrotar al monstruo, de lo contrario, acabarían tan mal como su amado.

Se tomó un largo café, se puso las gafas y fue a la biblioteca a investigar más sobre ello en la sección del lugar donde se guardaban los manuscritos y libros más antiguos. Allí, bajo la luz de un pequeño foco ya que era tarde, se puso a revisar libro por libro hasta que encontrase con la solución.

Erza estaba ya lista para salir a entrenar con Kagura y Natsu cuando llamaron a la puerta. Se trataba de Levy quien portaba una cara bastante cansada y ojeras de no haber dormido nada en toda la noche.

—¿Levy?, ¿qué te ocurre?, tienes una cara espantosa—comentó Natsu.

—Menuda sensibilidad—pensó Kagura.

—Pasa—invitó Erza.

La chica de pelo azul les contó todo ante el asombro del resto que se asustaron un poco al saber que alguien tan fuerte como Gajeel había sido derrotado con tanta facilidad.

—Muy bien, iremos al gremio y avisaremos de esto, tu descansa aquí si quieres—dijo Erza poniéndose su armadura—. Tenemos trabajo.

Levy se echó a la cama y se quedó dormida a los pocos minutos, estaba agotada.

Mientras, Gajeel despertó y vio la nota, lo primero era comer para recuperar fuerzas. Aunque no estuviera al 100%, daría lo que pudiese con tal de ayudar.

La noticia en Magnolia sobre un posible ataque se supo enseguida, nadie salía de sus casas. De hecho, uno de los vigilantes que tenía magia para ver cosas desde lejos, avisó al resto de que estaba aproximándose algo. No solo eso, sino que la presencia maligna se sintió.

—Tenemos que pararlo, Levy dijo que necesitaban hacer tiempo para que la doctora hiciera un remedio mágico y ampliarlo. Pero para parar algo así...—Erza trataba de hallar una solución.

Mavis se dejó caer por el gremio.

—Yo me encargó—dijo esta.

—¡Primera!—saludaron todos.

Esta se colocó en lo alto del gremio, un lugar muy elevado desde el cual se podía ver toda la ciudad.

—Debo proteger a mis seres queridos—se puso de rodillas y junto las manos. Cerró los ojos y comenzó a recitar un hechizo. 

Como ya sucedió en la Isla Tenrou, una enorme barrera mágica cubrió toda la ciudad con una intensa luz confortante. Los magos del gremio y sobretodo, la gente del lugar, ahora se sentían muy seguras. Estaban aliviadas.

—¿Y Natsu?—preguntó Erza mirando a todos lados.

—¡Ha ido a pelear él solo!—dijo Makarov entrando  al gremio.

—¡Ese idiota...tenemos que ir tras él!—dijo la pelirroja.

—Voy contigo hermana—Kagura estaba lista.

Mientras tanto, Natsu corría a toda velocidad por el camino que llevaba a las afueras de la ciudad. 

—Si le derrotó, le demostraré a Gajeel que soy mucho más fuerte que él—acto seguido dejó escapar una risa mientras imaginaba a este de rodillas llorando y admitiendo su derrota.

No tardó mucho en contemplar la enorme oscuridad que se cernía sobre él. Era una especie de monstruo oscuro con los ojos azules, seguido de un aura negra que consumía todo a su paso con unas ramas llenas de pinchos.

—Ya veo, así que tú eres esa cosa que esta atemorizando a todo el mundo eh—dijo apretando los puños—. ¡Estoy encendido!.

Tuvo que dar un salto cuando una de estas se aproximaron hasta él, luego uso un rugido que dio de lleno en estas y las achicharró. Pero de la parte destruida por el fuego emergió otra rama.

—Con que se puede regenerar...eso es un problema—pensó ya de nuevo en el suelo.

Gajeel estaba de camino al oler a Natsu, no iba a quedarse atrás ni mucho menos y salió de la casa con el vendaje.

—¡Gajeel!—dijo Erza.

—¿Qué hacéis aquí?.

—Levy nos ha puesto al tanto.

—¿Donde esta Levy?—preguntó.

—Esta en mi casa descansado, no ha parado de investigar sobre ello.

—Ya veo...esa es mi chica...gihi—esbozó una sonrisa.

Luego mientras corrían hasta el monstruo, se pusieron al día. 

Cuando una de las ramas iba a impactar en el mago de fuego, Kagura acudió en su ayuda cortando en tiras aquella gran rama.

—No es tan fuerte—dijo confiada.

—Se puede regenerar.

—Ya veo...veamos cuanto puede hacerlo—dijo mientras Erza se ponía a su lado.

—No te dejaré todo esto a ti solo...Salamander, no te llevarás la gloria—dijo este.

—No es a mi a quien le han dado una buena tunda—dijo burlándose.

—¿Qué has dicho?.

Se pusieron a pelear entre ellos hasta que la pelirroja les dio un gran golpe.

—¡Dejad esto ya panda de idiotas!—gritó furiosa.

El monstruo miraba a un lado y a otro, su cara parecía la misma que la de Kagura que no entendía como en una situación tan compleja podían hacer el idiota.

—¿Quién es esta mujer?—se preguntaba el monstruo—. Creo que de todas las personas, ella es la más peligrosa.

Trato de atraparla pero ella de un movimiento lo cortó en dos. 

—Veo que además de carácter, es muy fuerte...me gusta—dijo algo emocionado.

—¡Es mio!—decía el mago de fuego.

—¡No, es mio!.

—¡Ya has tenido tu oportunidad, ahora es mi turno!.

—¿Queréis dejarlo de una vez?—preguntó la pelirroja.

Mavis que podía ver toda la escena gracias a su magia lloraba.

—¿Tanto elaborar un plan para que estos se salten la estrategia?—pensaba llorando en un rincón como una niña a la cual han castigado.

No muy lejos de allí y tomando un poco de aire tras correr, estaba Jerall y Meredy quien podían ver al monstruo y cuatro figuras las cuales no podían distinguir desde tan lejos.

—Ya casi...hemos...llegado—dijo exahusto.

—Si, ya estamos cerca. Por cierto, ¿cual es el plan?—preguntó la joven respirando.

—¿Plan?.

—¿No tienes un plan?.

—Eh...no.

Ella se cayó de culo.

El monstruo por su parte no paraba de avanzar y tratar de matar a sus oponentes quienes no hacían más que destrozar sus ramas sin poder acercarse lo más mínimo a este. Natsu estaba muy enfadado ya que se sentía con ganas de pelear cara a cara sin trucos, pero el monstruo no se lo iba a poner nada fácil.

—¡Vamos!—gritó mientras se lanzaba cara a cara contra este.

Continuara...