¿Princesa o Sirena? Natsu x Kagura

9-Tiempo

Raro, esa era la palabra exacta para describir la situación por la que la maga estaba pasando. Le resultaba muy raro tener pareja, ella que nunca había tenido y siempre estaba alejado de todo el tema del amor. Pero ahora era distinto, su vida ya no era ni sería la misma a partir de ahora.

Aquel día se despertó muy feliz y lo primero que hizo fue arreglarse, pero no para estar simplemente presentable ante los demás, sino para Natsu. Salió en su busca, sabía donde vivía y solo tenía que presentarse allí. Pero cuando llegó, se encontró con un mar de nervios, estaba sudando y eso que aquel día no hacía calor.

—Venga Kagura, tu puedes—pensó.

Ella abrió la puerta y encontró al joven comiendo junto al gato.

—Hola—saludó sonrojada.

—Ah, hola—Natsu alegre la invitó a pasar.

—Gracias

—¿Tienes hambre?

—No, ya he comido pero gracias—le dio un beso en la mejilla ante la mirada del gato que miró el pescado por si estaba contaminado y sufría alucinaciones.

—Como y nos vamos a dar una vuelta—fue decirlo y zamparse la carne de un bocado dejando boquiabierta a la joven.

Salieron de la casa y se quedaron un rato viendo todo el bosque desde aquella posición. Las primeras semanas pasaron volando, por no hablar de los días. En el gremio, todo el mundo se quedo de piedra al ver como Natsu tenía novia, fue una gran pero grata sorpresa para todos los presentes quienes brindaron por la pareja.

La relación afecto sobretodo a la maga quien dejó de llevar aquellos ropajes de combate que siempre vestía. Ahora usaba una ropa más cómoda y un toque femenino mientras que Natsu continuó con su habitual vestimenta. Y no solo sus vidas, sino la de todos ya que Gray y Juvia finalmente salieron, Lucy comenzó una relación con un joven comerciante de la cual quedó prendada a primera vista.

—Oye, ¿deberíamos ir a ver como le va a Erza?—le preguntó ella agarrada del brazo de su pareja.

—No creo, sabrá apañarse bien—contestó este mientras se dejaba querer por ella.

Al parecer, Erza se había enamorado de un pastelero que había conocido en una tienda y a partir de aquel momento iba con más frecuencia a comprar(si es que eso era posible) pero era muy tímida con respecto al tema y no sabía como entrarle al joven.

A lo tonto transcurrió un año y Kagura empezó a sentir ciertos síntomas de embarazo. Y efectivamente, el médico le confirmo la noticia haciendo que ambos saltasen de alegría y se abrazasen. Tiempo después, todos felices y con alegría en sus vidas, Natsu y Kagura fueron bendecidos con un precioso niño parecido a Natsu. 

Y pasaron años y años...quince para ser exactos. Erza consiguió su objetivo y trabajo de pastelera siendo vigilada por sus suegros, Lucy y aquel comerciante se casaron y tuvieron dos niñas al igual que Gray y Juvia. Natsu, que trabajaba muy duro para el consejo, aceptaba misiones muy peligrosas y que tuvieron un gran impacto en su fama ya que eso permitió que hubiera más seguridad en la ciudad al tener un mago tan poderoso.

Pero como todos sabemos...nada es eterno. Natsu emprendió una misión muy arriesgada, era primordial para el Consejo que le rogó mucho tiempo hasta que finalmente aceptó. Le dio las noticias a Kagura quien preocupada, le deseó toda la suerte del mundo.

—¿Llevas todo?—preguntó ella ya más mayor pero igual de bella.

—Si, me voy pero volveré—le dio un beso y luego se despidió del pequeño Igneel.

—Vuelve pronto papá

—Por algo soy el número uno—dijo en tono firme.

Le despidieron con la mano mientras veían como se marchaba por el camino hasta que su figura desapareció por completo.

Y de eso han transcurrido ya cuatro años. Nadie sabe de Natsu, en ningún lugar. Al principio pensó que era normal ya que la misión era difícil, pero ahora sin noticias, Kagura estaba asustada de que algo malo le hubiera ocurrido. Preguntó y uso fuentes del Consejo, pero nadie sabía donde se encontraba.

Igneel escuchaba llorar por las noches a su madre, él también lloraba sin saber muy bien que hacer. Y un buen día, harta de aquella situación, encargó un uniforme de combate, listo para partir en busca de su marido.

—¿Y qué pasará conmigo?—preguntó su hijo viendo como estaba con las cosas a la espalda.

—Ya eres mayor para cuidarte solo—contestó firme.

Nunca había visto a su madre de aquella manera, daba miedo, la vieja Kagura sería y fría había regresado.

—Cualquier cosa, ve con Erza—ordenó.

—Pe-Pero...

—Nada de peros...—le dio un fuerte abrazo y un beso en la frente—voy a regresar con tu padre a mi lado...te lo juro.

Seguiría la pista de un conocido que juró verle hace unos años, no era mucho, pero por algún lado tendría que empezar. 

El joven Igneel, sintiéndose solo y sin más ayuda que la de si mismo, decidió mejorar en la magia de dragon slayer de fuego para cuando regresase su padre, retarle un duelo y enseñarle todo lo que había aprendido.

—Debo ser fuerte, soy hijo de grandes magos—sacó su espada y se puso a entrenar.

Además de su magia de fuego, su madre y su tía Erza le enseñaron a manejar la espada aunque eran tan estrictas que resultaba muy duro para cualquier novato.

Hizo misiones, entrenó duramente y finalmente, mejoró mucho. Pero cuando se quiso dar cuenta, ya había pasado un año desde la marcha de su madre. Erza y compañía velaron por la seguridad de este, pero no podían evitar pensar en que tal vez les había pasado algo malo.

—Erza, debo ir en su búsqueda, debe haber ocurrido algo malo—dijo.

—Iré contigo—dijo sacándose el delantal—cariño, me voy y puede que tarde mucho en volver.

—Ah, buena suerte pastelito—le dio un beso avergonzando a la mujer.

—¿Pastelito?—se echó a reír y al ver aquella cara, le recordó mucho a Natsu, tenían los mismos rasgos faciales.

—¡A callar!—dijo enfadada.

Gray, Lucy y compañía se quedarían a vigilar Magnolia por algún posible ataque enemigo. Y ambos, cargados con mochilas, emprendieron el camino para encontrar a Natsu y Kagura, esperaban saber de ellos lo más pronto posible, eran dos y ella aún tenía fuentes fiables.

¿Qué les habrá pasado a Natsu y Kagura?, su aventura solo ha empezado...

Continuara...