Día 91. Mario me nalgueó... ay

195 17 38
                                    

Día 91. Mario me nalgueó... ay

Querido Diario,

Ahora mismo me encuentro dentro del Búnker Subterráneo, en un cuarto especial lleno de camas que no había visto la primera vez que estuve aquí, porque está muy escondido, por eso. Y esta vez vine no para hacer tácticas militares, sino para sobrevivir, así es.

Resulta que me dieron ganas de darme un... discúlpame la palabra malsonante que usaré, pero me dieron ganas de meterme un koopaputazo en el hocico; ¡odio tener boca de profeta!, ¿¡por qué rayos se me ocurrió pensar en un posible atentado contra el Reino Arco Iris!?...

¡MALAMENTE SE CUMPLIÓ!...

¡Gracias al Rey Koopa que alcanzamos a evacuar, hacia una pequeña estrella flotante, a toda la población del Reino Arco Iris y del Reino Champiñón! Sólo nos quedamos mi madre, cinco hongos de colores (con un importante título real y grandes conocimientos en informática), Mario y yo dentro del búnker. Ni siquiera Luigi, Fabrizio o Gruñón, sólo nosotros ocho; oh, bueno, eso pensé al principio...

¿Por qué?

Pues, en realidad también quisieron que yo evacuara, pero me negué totalmente, no con voz ni voto, sino escondiéndome en un pequeño closet dentro de una habitación pedorra hecha para sirvientes, al muy estilo inmaduro de Bowsy, ¡ji, ji! Para cuando evacuaron a todos y comenzaron a caer los gigantescos Bill Banzai Rojos, salí, corrí y grité como niña por todos los pasillos alfombrados, ahogándome con mi propia saliva, otra vez, hasta llegar a las anchas escaleras de mármol, las de caracol, que bajé a grandes zancadas hasta toparme con la enorme puerta hecha de metal y pintada de color verde oscuro...

Lujosa y gruesa puerta de aquel Búnker Subterráneo, oh, sí, oh, sí... (correr con una pesada corona, hecha de oro puro, es más difícil de lo que pensé, ¡je, je!).

Toqué varias veces, pero nadie me hizo caso, entonces presioné un pequeño botón rojo que se encontraba por ahí, y que creo que se trataba del timbre, porque de inmediato Mario me abrió y salió presuroso, muy sorprendido de verme, obvio.

Entre mi madre y él me dieron la regañiza de mi vida, como si ambos fueran mis verdaderos padres. Me sentí extraño, de hecho; incluso, Mario me dio una nalgada por ser un niño malcriado; eso no me molestó en lo absoluto, pues sinceramente me lo merecía, Diario, ¡pero yo no quería irme, yo quería actuar como el supuesto rey que soy ahora!

Después de la mini nalgada que Mario me dio, porque no fue muy grotesca, es más, ni siquiera tronó chido, mi madre se acercó a mí, alzando su hermoso vestido rosa para no tropezar, y me cargó en brazos. Yo siempre me dejo apapachar cuando hace eso, pero esta vez le pedí que me bajara para poder contemplar más de cerca, con mis propios ojazos koopatapatíos, aquel tormento que la pantalla principal nos mostraba a todos en la sala: ¡el planeta ya era completamente morado! No se podía ver nada debido a la extremosa y grumosa nube, solamente los Bill Balas Rojos y los Bill Banzai Rojos que salían del merengue púrpura para acercarse hasta acá, chocar y hacer temblar todas las tierras del Reino Arco Iris; y, efectivamente, atacaron por arriba del reino, no por abajo, como había supuesto, porque ellos no saben nada del búnker subterráneo; tampoco creo que sepan nada sobre la evacuación. ¡Qué inteligente es mi mamá Peach!

En fin. Después de sobarme la cola como le hacía la koopachilindrina cuando le pegaban, me senté para pensar en un plan.

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Pensé...

Y pensé...

¡Y como supuse...!

... no se me ocurrió nada.

¡Pero a Mario sí!, ¡je, je!

Resulta que su plan era infiltrarse como un espía koopa007 o algo así; la verdad no le entendí muy bien, porque estaba hablando quedito, pero cuando me acerqué cautelosamente para escuchar, el timbre de la puerta lo interrumpió y yo me quedé igual. LOL.

«¿¡Y ahora quién!?», exclamó Mario, acercándose para abrir mientras todos se ocultaban, sacando de su bolsillo una Flor de Fuego, sólo por si las dudas, pues nunca se sabe, ¿eh?

En cuanto digitó una clave en la pared y jaló una palanca verde, Fabrizio y Gruñón entraron, ¡y yo salté de alegría! Mario se les quedó viendo con el ceño fruncido hasta que Gruñón me señaló a mí y le dijo al fontanero bigotón:

«Yo sólo seguí a Bowsy.»

«¡Y yo sólo lo seguí a él porque estaba siguiendo a Bowsy!», añadió Fabrizio.

«¡YA!», gritó Mario, porque ambos no dejaban de discutir como koopaseñoras-de-mercado. «¡Entren! ¡Non posso crederci! (¡no puedo creerlo!).»

Fabrizio de inmediato se acercó a mí, me abrazó y me preguntó en mi oído, con una voz muy dulce que emanaba olor a tacos, si me encontraba bien... ¡Ooooh, ternura! ♥ No dejaba de estrujarme, y yo... ¡je!, me dejé querer, debo admitirlo. ¡Y me rindo! Su cariño y atención que me brinda últimamente me ha hecho pensar en que no debo cerrarme a amar de nuevo por culpa de Fire; lo nuestro se terminó, en definitiva, y aunque aún sienta cosas por el chico-de-humo, como dice la koopacanción, Fabrizio me ha puesto más atención que la que Fire me dio durante casi TODO el torneo de béisbol... bueno, lo poco que duró éste.

Ay, todavía recuerdo aquel momento a la perfección, sí, sí... Aquella primera vez que me di cuenta de que me había enamorado de él, de Fire.

¿Qué fue?...

¿Cómo fue?...

¿Me di cuenta de que era gay gracias a él?...

Bueno, esto último prácticamente no fue así, pero fue donde confirmé, y supe en definitiva, a qué iba aquel extraño y bonito sentimiento lleno de flores cuando me hallaba cerca de cualquier chico (mariposas en el estómago); el primero fue mi hermano Larry, de hecho (espero que esto nunca lo lea nadie: ¡es demasiado privado!)...

¡Oh, por Rey de Todos los Koopas! Ahora que lo pienso, ¿¡dónde rayos se encuentra mi hermano!?...

Que yo recuerde, no lo he visto desde que llegué aquí. Hmmm... es muy extraño... Bueno, ahora todo mundo se encuentra dormido, pero mañana, en cuanto se despierte mi madre, le preguntaré por él, sí, ¡a ella o a cualquiera de todos los que están aquí!...

Me tengo que ir; casi no veo nada; y las luces de emergencia de color azul, aunque no son tan fuertes, no iluminan mucho porque es un color frío y muy tenue.

¡Descansa, mi BFF-de-papel!

Atte. Bowser Jr.

(Anotación curiosa: te abrí de nuevo sólo para escribirte en silencio que Fabrizio está dormido junto de mí, en mi cama, abrazándome por detrás. ¡Ooooh, ternura! ♥ x2... ¡Ah!, y que las sábanas de mi mamá Peach se mueven de arriba abajo, ¡y no veo a Mario por ningún lado!... Ew.)

UNISON (un amor prohibido)Where stories live. Discover now