Mi nombre es Kathya Sovnikova, Tengo 25 años, Soy venezolana con descendencia rusa actualmente residente en Madrid, España, lo sé, es todo un enredo. Vivo con mi mejor amiga Rachel, es la única persona en la que confío al 100%. Mi vida es un asco, m...
Se escuchó un pitido que, sinceramente, pensé que había sido un altavoz dañándose, pero luego me percaté de que era Rachel gritando de la emoción. Tocaron el timbre frenéticamente, fui a abrir y vi a un Rubén muy asustado, inmediatamente que abrí el me abrazó y pude sentir como casi se salía su corazón de su pecho.
-Kathya, Dios, ¿estás bien?, ¿qué fue eso? -dijo asustado, aún sin soltarme del abrazo.
-Estoy bien, y eso, fue Rachel gritando – Respondí algo cansada, así empujándolo, saliendo de entre sus brazos.
-Hostia puta...Bueno, Adiós, que descanses. -Dijo para luego darme un beso en la frente y entrar a su departamento.
-Adiós...-dije para cerrar la puerta, así volviendo a darle la cara a mi mejor amiga.
Rachel había encendido la luz de la cocina y se encontraba haciéndome un café para bajar la borrachera. En lo que entré a esta y ella pudo notar mi rostro, el suyo cambió completamente, esa sonrisa de emoción desapareció y se formó una mueca de preocupación, así dejando el café en la encimera y acercándose a mi rostro.
- ¿Qué pasó? - Dijo retirando restos de rímel de mis mejillas con ayuda de sus pulgares.
-Un mal yo nunca nunca, si tienes algún secreto doloroso nunca lo juegues, terminas con ganas de morir. – Dije dándole una sonrisa triste, así para luego llevar mis manos a su cintura y acercarla a mí, así abrazándola mientras ocultaba mi rostro entre su despeinado cabello.
-Si hubiese estado ahí no te hubiese dejado jugar, hay mucho sobre ti que la gente nunca comprendería, pero no te preocupes, estoy aquí...- Respondió acariciando mi cabello, así para luego de unos segundos despegarme de ella. – Tomate esto y ve a dormir – Dijo.
Me tomé el café a pecho, así dejando la taza en la barra de la cocina, así dirigiéndome a mi habitación. Llegué a esta, cerré la puerta y me dispuse a cambiarme, me quité todo menos las panties y me coloqué una camiseta holgada y grande de Queen y unos shorts que taparan mis vendas, así fui a mi baño y me desmaquillé, para luego volver a mi habitación y tirarme sobre mi cama, así quedándome rendida.
-A la mañana siguiente-
Me desperté con el sonido de Pudín llorando para que le diera comida, me levanté algo extrañada puesto que Rachel siempre se encarga de darle comida a nuestra bolita de grasa que llamamos mascota, adormilada caminé hacia la cocina, le serví a Pudín su comida y me hice un café de la máquina de Expresso.
Mientras esperaba el café me puse a analizar mi outfit, al vivir con Rachel me acostumbré a ya no usar Brasier, ya que es incomodo y pues, no nos incomoda que se note que no lo usamos porque somos chicas, da igual, mientras mas cómodas mejor. Salí de mis pensamientos al escuchar el pitido de la maquina anunciando que mi café con leche estaba listo.
Me dirigí a la sala con la intención de ver TV, pero me frené de golpe al ver a Rubén sentado en el sofá, como si estuviera en su casa viendo su teléfono, ¿Cómo no noté que estaba ahí?, creo que el sueño me ganó.
(N/A: Les dejo un plano del departamento de Kathya y Rachel para que se ubiquen)
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