6. Enchanted

1.3K 91 93
                                    

No me consideraba una chica que se emocionaba o se pusiera nerviosa por las citas, pero ahora si estaba un poco ansiosa y no sabía a qué se debía si ni siquiera era una cita, solo una salida de amigos, además, estábamos hablando de Villamil, no podía emocionarme.

—Uy, ¿te estás poniendo guapa para tu cita con Villita?—preguntó Jan y la miré mal.

—No me estoy poniendo guapa y no es una cita.

—Lo que tú digas—respondió irónica mi amiga.

Me despedí de Jan y de Henry, puesto que la abuela había salido minutos antes, obviamente se emocionó por mi salida con Villamil, alegando que el muchacho era encantador. Me monté en el coche y conduje con indicaciones del GPS hasta el café de Juan Valdez. Estacioné y luego de ver nuevamente mi reflejo en una de las ventanas del auto, decidí caminar hasta el establecimiento, por uno de los ventanales pude ver a Juan Pablo en una de las mesas muy concentrado en su teléfono. Me sorprendió un poco que fuera puntual, honestamente pensé que me haría esperar o que en una de esas me dejaría plantada, pero no. Ahí estaba.
Empujé la puerta de cristal del establecimiento siendo recibida por un agradable y exquisito olor a café. Villamil levantó la vista y en cuanto me vio, una sonrisilla se le escapó lo que por alguna razón me hizo sonreír a mi también.

—Lizzie, hola—dijo poniéndose de pie.

—Hola—respondí. Ni siquiera me dio tiempo, cuando Villamil corrió mi silla y me ayudó a sentarme como todo un caballero, cosa que me sorprendió.

Un mesero se acercó a dejar la carta alegando que regresaría más tarde. Noté que Villamil se veía nervioso y eso me ponía nerviosa a mi también.
Nos dispusimos a ver la carta del menú unos minutos sin decir absolutamente nada, el mesero llegó nuevamente a tomar nuestros pedidos rompiendo el silencio que había entre los dos.

—No entiendo cómo alguien puede pedir un café cargado y con poca azúcar—dijo Villamil cuando el mesero se retiró.

—No me gustan mucho las cosas tan azucaradas, además así se disfruta más el café—respondí y Juan Pablo hizo una mueca divertida.

—Bueno, pidas con azúcar o sin azúcar, este café es el mejor que probarás en tu vida.

—Ya veremos—dije.

—Una salida al cine a que sí—dijo y me miró con coquetería. 

Bien pude haberme abstenido de seguirle el juego, pero le sonreí y acepté sabiendo que podría perder.

—Así que Morat es tu banda favorita y nos amas eh—dijo sonriendo y sentí la piel de mi rostro calentarse.

—Si me gustan sus canciones, son buenos, que no te crezca el ego.

Villamil soltó una pequeña carcajada y sentí un vuelco en el corazón, por un breve momento sentí calidez al escuchar ese lindo y tierno sonido. Moví discretamente la cabeza tratando de eliminar los estúpidos pensamientos y me concentré en la madera de la mesa.

—Eso no fue lo que dijiste la última vez—dijo con diversión y lo miré mal—. Pero bueno, ¿quién es tu favorito y por qué yo?—solté una carcajada y luego negué con la cabeza.

—Tú no eres mi favorito—dije y antes de que Juan Pablo replicara llegó el mesero con nuestros pedidos—. Mi favorito es Martín—dije y Villamil me vio indignado—, me van más los bateristas que los guitarristas.

—Eso no puede ser, ¿cómo no voy a ser tu favorito?—dijo haciendo un pequeño drama y rodeé los ojos—. Toco el banjo.

—¿Eres la nueva Taylor Swift entonces?—dije riéndome y Villamil me miró mal aunque luego soltó una risa. Parecía extraño como de repente se me olvidó la mala impresión que tenía de él y ahí estábamos bromeando como si nada.

Piezas de mí- j.p. villamilWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu