15. Problemas

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Siempre me consideré una persona con mucha facilidad de estresarse y esos niveles de estrés solo crecían cuando me encontraba cerca de papá y mamá.
No es que odiara a mis padres, simplemente me estrenaba tenerlos siempre tan pendientes de mi, siempre listos para criticar algo que hacía y querer manejar mi vida como mejor les parecía a ellos. Cuando sucedió lo del accidente, creo que a ellos les benefició la situación en la que me encontraba, pues no podía refutarles nada.

Mis progenitores se caracterizaban por ser muy conservadores y estaba completamente segura que ni estarían demasiado felices con Villa.
Me pasé las manos por la cara repetidas veces, queriendo alargar las horas para no tener que enfrentarme a ellos. En pocos minutos los tendría de nuevo frente a mí y me alteraba los nervios, ni siquiera había querido ir junto a Henry y la abuela a recogerlos al aeropuerto.

Escuché pasos en el jardín y la voz de papá, dándome a entender que habían llegado. Me miré la falda y el suéter cuello de tortuga, de repente me pareció un outfit terrible y poco adecuado, quizá mamá iba a criticarme o regañarme por alguna pelusa del suéter que encontrara en la falda negra.

Bajé las escaleras con cuidado y lentamente, queriendo alargar el momento. En la entrada se encontraban mis padres, a quienes no había visto en un buen tiempo.
Mamá fue la primera en darse cuenta de mi presencia, me inspeccionó con su mirada de arriba hacia abajo, me sentí cohibida.

—¿No piensas venir a saludarnos, Elizabeth?—dijo mi madre.

Reaccioné torpemente y caminé hasta ellos, le di un beso en la mejilla a mi mamá y un breve abrazo, al igual que a mi papá.
El ambiente estaba tan tenso que podía cortarse con unas tijeras, por mucho que Henry y la abuela trataban de aligerarlo.
Mi hermano se ofreció a subir las maletas junto a mi padre, la abuela decidió irse a la cocina dejándonos solas a mi y a mamá en la sala de estar.

—Así que, ¿cómo te está yendo en la universidad?—preguntó ella.

—Muy bien—dije y jugué nerviosa con mis dedos.

—No entiendo porqué decidiste estudiar algo de lo que no vas a poder vivir, Elizabeth. Estudiando economía, tendrías asegurado el futuro en la empresa—dijo seria y me mordí el labio.

—Pero economía no me gustaba en lo absoluto, mamá—respondí tratando de zanjar el tema.

—Pues a nosotros no nos gusta en absoluto que estudies algo de lo que te vas a morir de hambre, niña—dijo—, pero bueno, ojalá no te arrepientas.

—No lo haré, mamá.

—Iré a descansar un rato—dijo cortante—, por cierto, Elizabeth, Henry hizo reservaciones en un restaurante hoy para conocer a su prometida y quiero que vaya también tu novio, así que alístate porque con esa ropa no vas a ir.

—Bien—respondí seca.

Observé a mi madre subir las escaleras y luego me hundí más en el sillón, tenerlos aquí estaba comenzando a estresarme.
Decidí llamarle a Juan Pablo para avisarle que habían llegado mis padres y que se preparara para la cena.

—Hola, mi amor—me contestó alegre del otro lado del teléfono.

—Hola.

—¿Qué pasa?

—Mis papás acaban de llegar y al parecer les urge conocerte—dije suspirando—. Hicieron que Henry reservara en un restaurante y quieren que vayas conmigo.

Por unos segundos, Villa se quedó en silencio en la línea y creí que se le había cortado, hasta que decidió hablar.

—Bien, está bien—respondió aunque pude notar su voz nerviosa del otro lado de la línea.

Piezas de mí- j.p. villamilTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang