¿Un ritual?

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Yangyang nos llevó a Jisung y a mí a donde estaba su tía, llamada Qian, dijo que ella era especialista en esas cosas, así que ahora estábamos ahí, sentados en la sala de su casa.

Sé que al menos la mitad de todos mis amigos no pensaban que esto fuera a servir de algo, ni siquiera creían en las vidas pasadas en primer lugar, pero eso es porque nunca han sentido lo que siento yo por Jisung, y es normal ser escéptico cuando no estás seguro y mucho menos lo has sentido. Abracé a Jisung con fuerza, deseando poder transmitirle mi nerviosismo, él me abrazó de vuelta, oliendo mi cabello y de alguna forma me tranquilizó saber que estaba conmigo.

La tía de Yangyang era rara, demasiado, nos había pedido que primero nos hincáramos antes de pasar y nos hizo lavarnos las manos con unas hierbas que olían muy bien, y que ella misma había dicho que servían para desconectar completamente la suciedad del exterior.

—¿Crees que pueda ayudarnos?— le pregunté a Jisung, mirándolo hacia arriba en medio del abrazo, él volteó a verme con una media sonrisa.

—No sé— susurró él, acercándose a mí para poder darme un piquito—. Pero espero que sí.

—Es algo...— Jisung arqueó una ceja y me reí, porque ambos sabíamos lo que iba a decir. —rara. Pero a mí también me consideran raro, así que no puedo opinar.

—Puedes opinar— me dijo él, acomodándome un mechón de cabello detrás de la oreja—. Pero todos somos raros a nuestra manera.

—Es cierto— carraspeé, acomodándome para quedar bien sentado en el sofá—. A mí me gusta hablar de aliens y hay gente a la que le gusta, no sé, ¿Sailor Moon?

—A mí me gusta la mitología griega— Jisung se encogió de hombros, tomando después una de mis manos—. Y a Yangyang la mitología nórdica.

—¿Ves?

—Chicos— la mujer salió de una habitación con una media sonrisa en los labios—. Me encantaría seguir escuchándolos hablar sobre lo rara que soy o las mitologías que les gustan, pero la sesión va a comenzar.

Mis mejillas se pusieron calientes al imaginarla escuchándonos decir que es rara, porque una cosa era decirle raro a alguien sin que te escuchara y una muy distinta es decirle raro a alguien en persona. A mí me dijeron raro en mi cara muchas veces, estaba acostumbrado, pero sabía que no era sencillo acostumbrarte a oírlo.

Jisung y yo nos pusimos de pie, entrando con ella a su consultorio, el cual consistía en un escritorio, una silla de cuero y un sofá reclinable, de esos que se suelen ver en los consultorios de los psicólogos.

Ella se sentó en la silla y luego volteó a vernos, quizás intentando ver cómo acomodarnos en el sofá reclinable o en otro lado, pero lo resolvimos por ella, cuando Jisung se sentó en el sofá y yo en sus piernas. La mujer alzó ambas cejas, pero no dijo nada, sabía a lo que íbamos después de todo, no tenía tiempo de sorprenderse porque fuéramos novios.

Aunque creo que era algo que podía suponer, desde el principio nos lanzaba esas miraditas de señora pervertida que te incomodan, porque son de esas en donde te dicen que ya saben todo.

—Bien, chicos— la mujer alcanzó una tablilla de su escritorio y un bolígrafo antes de voltear a mirarnos—. Antes de empezar, y por protoloco, necesito que me digan porqué quieren saber de sus vidas pasadas.

—Porque...— miré hacia el suelo y lancé un suspiro antes de tomar la mano que Jisung me ofrecía. —hace unos días pude recordar parte de una de mis vidas pasadas. Antes de eso yo ya sentía que conocía a Jisung, pero luego de ese día lo confirmé, porque lo vi a él.

—Entonces es tu alma gemela— afirmó ella, escribiéndolo en su tablilla—. Bien, dime, ¿Cómo lo recordaste?

¿Por qué para todos parece ser especialmente importante cómo lo recordé? No es que sea virgen o que me incomode hablar de eso, pero no sé, es extraño, porque no es tan sencillo el decir "Ah, pues es que tuve sexo con mi novio y cuando acabamos vi la fecha en el calendario y lo recordé, jé".

Volteé a mirar a Jisung y él me dejó un beso en la mejilla, intentando calmarme, cosa que funcionó de maravilla y luego me susurró "Le diré yo".

—Ese día habíamos tenido sexo— dijo él, yo me revolví encima de su regazo y la mujer asintió escribiéndolo en su tablita, ¿Iba a escribirlo todo o qué?—. Nos dormimos y al despertar hablamos un poco, luego dejó de responderme y, cuando lo hizo, me dijo que había recordado y que fue porque vio el calendario.

—Okay, ¿Y qué fecha decía el calendario?

—28 de mayo— respondí con rapidez, recordándolo como si hubiera sido ayer.

—De acuerdo— Qian dejó su bolígrafo junto a su tablilla de vuelta al escritorio y luego volteó a mirarnos, con el rostro tan serio como el de una persona que va a decirte una mala noticia—. Hay una relación entre estas dos cosas. Cuando dos personas que se conocieron en otras vidas tienen relaciones sexuales, comienza a formarse una especie de... Portal que poco a poco va haciéndose más fuerte y que tú lograste cerrar en el momento en el que viste el calendario.

—O sea, ¿Cómo?— volteé a mirar a Jisung y él se encogió de hombros, dándome a entender así que tampoco entendía qué estaba pasando. Miré a la mujer de nuevo. —¿Hicimos un ritual?

—Sí así quieres verlo— la mujer asintió, aún seria—. Lo comenzaron cuando tuvieron relaciones, y lo completaron cuando viste el calendario.

—¿Y sí yo también hubiera visto el calendario?— preguntó Jisung, la tía de Yangyang le sonrió.

—También hubieras recordado— ambos nos quedamos en completo silencio, sorprendidos de la nueva información y Qian se rio, poniéndose de pie para ir hacia su escritorio y luego continúo hablando—. Verán, existen en el mundo muchas personas que, como ustedes, se amaron en otras vidas y lo saben, pero no logran recordar exactamente cómo, porque pocas veces consiguen hacer el... Ritual en el momento justo.

—¿Y nosotros sí?

—Sí.

—¿Por qué?

—Se trata de la unión de almas— ella se sentó en la orilla del escritorio—. Sus almas ya estaban destinadas a encontrarse y a unirse, ustedes sólo lo hicieron posible.

—Pero ¿Qué tuvo que ver el calendario?— la voz de Jisung sonaba demasiado confundida, casi me reí de eso, pero estaba igual de confundido.

—Tuvo que ver— Qian balanceó uno de sus pies aún estando encima del escritorio, sonriendo abiertamente. —porqué seguramente ese fue el día en que hicieron una sentencia. Ya sea que se dijeran "Te amaré toda la vida" o "Te amaré en todas mis vidas", juraron que se amarían y lo cumplieron finalmente en esta vida, en el mismo día.

Ambos nos miramos nuevamente. Qian todavía no empezaba con la hipnosis y prácticamente ya había resuelto la mitad de nuestro problema, lo cual nos decía que era buena en lo que hacía. Lo único que faltaba ahora era descubrir qué fuimos en nuestra vida pasada y qué pasó con nosotros.

Ella pareció saber lo que pensábamos, porque volvió a tomar su tablilla entre las manos y se sentó en la silla de cuero antes de volver a hablar.

—¿Y bien?— nos miró intercaladamente con una sonrisa—. ¿Quién empieza?

Second life ➵ RenSungWo Geschichten leben. Entdecke jetzt