Lo que seremos

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Estoy muy nervioso.

O sea, sé que no debería estar nervioso porque Renjun ha sido mi novio por sus buenos cinco años, pero alguien entiéndame, le voy a pedir matrimonio.

Créanme, soy la persona menos devota del matrimonio que he conocido, más porque mi mamá se ha divorciado ya dos veces y mi padre otras cuatro, no sé sí sea porque ellos siguen buscando a su alma gemela o al amor de su vida, pero no les ha ido bien.

Yo ya encontré a Renjun y estoy seguro de que no necesito a nadie más, por eso he decidido pedirle que se case conmigo. Aunque el no creer en el matrimonio ha hecho que crea que no es necesario para estar con la persona que amas, pero a Renjun le gusta todo eso y yo por él hago lo que sea.

Renjun sí cree en el matrimonio, de lo contrario no le pediría esto, porque sí ambos pensáramos igual no necesitaríamos casarnos, pero no pensamos igual y esa es la mejor parte.

—Te dirá que sí, ya cálmate— me dijo Harvey dándome un codazo que pretendía ser amistoso, pero yo ya sabía que lo tenía harto con mis nervios.

—Ya sé que me dirá que sí— le regresé el codazo, resultando en que le saqué el aire sin querer y rápidamente lo auxilié—. Ay, lo siento, pero estoy muy, muy nervioso.

—Renjun te ama y lo sabes— me dijo Jaemin, palmeándome la espalda mientras su novio asistía a Harvey para ver sí estaba completamente bien—. Los planetas están alineados correctamente para que tú se lo pidas y él te diga que sí.

Jamás he entendido las tonterías que dice Jaemin sobre los planetas y las estrellas, pero casi siempre tenía razón, así que asentí, confiando en él.

Cuando al fin Chenle dejó de asistir a Harvey, él me dio otro codazo que sí me dolió, pero quedamos a mano y seguimos esperando a que aparecieran Jeno y Yangyang con mi queridísimo novio.

Había planeado todo cuidadosamente para que pareciera que no había planeado nada, eso porque es mi estilo parecer que no me importa cuando en realidad me importa mucho y por eso estábamos en el departamente que compartíamos Renjun y yo, simplemente le pedí a Jeno y Yangyang que lo sacaran a pasear con los ojos vendados y ya, luego lo traerían aquí y yo le pediría, con anillo en mano, que se case conmigo.

Simple, ¿No?

Pues no.

Ya tenían una hora de retraso, sabrá Zeus porqué, y estaba poniéndome más nervioso de lo que ya estaba.

Les llamé por teléfono incansablemente hasta que se oyó la puerta ser abierta y casi corrí a ver quién había llegado. Por un momento pensé que tal vez Renjun había descubierto mis planes y que por eso se fugó de la ciudad, pero recordé que su peluche en forma de alien estaba todavía en la cama y que él no se iría sin él y me tranquilicé.

Aunque no por mucho. Se retrasaron muchísimo, Harvey, Chenle y Jaemin incluso se quedaron dormidos esperando a que llegara Renjun, yo estaba muy nervioso y no pude sucumbir ante morfeo, así que me la pasé todo el rato rezándole a Eros y a Afrodita para que todo saliera bien.

Para cuando llegaron ya casi había perdido mis esperanzas, sin embargo, llegaron y fue prácticamente un alivio.

Desperté a Harvey, Chenle y Jaemin con un golpe cuando escuché la puerta y ellos gritaron un adormilado "Jisung quiere preguntarte algo" cuando vieron a Renjun. El mismo Renjun nos vio confundidod.

—¿Qué quieres preguntarme?— él me sonrió y yo lo hice también, sacando una cajita de mi suéter para enseñarle el anillo que había comprado.

Vi a Jeno y a Yangyang sonreírse mutuamente con complicidad y de no saber que ahora son novios habría sido muy raro.

Me hinqué frente a Renjun y él me vio con los ojos abiertos tan grandes que casi pensé que me diría que no de inmediato, pero no, sacó una cajita también de su suéter y se hincó frente a mí para mostrarme un anillo.

Habíamos pensado lo mismo y quisimos hacerlo el mismo día, vaya, ¿Por qué incluso me sorprende? Somos almas gemelas.

—Bueno— yo me reí, sonrojándome cuando Jaemin, Harvey y Chenle comenzaron a quejarse allá atrás diciendo "¿Tanto para nada?"—. Supongo que eso es un sí, ¿Verdad?

—Sí— Renjun se rio y luego me dejó un beso pequeño sobre los labios—. Supongo que tú también me dirás que sí.

—Sí— lo tomé de las manos para incorporarnos al mismo tiempo y le sonreí—. Siempre.

Entonces Renjun me abrazó y sentí que ese era el lugar que siempre le había pertenecido, que él nació para estar conmigo y yo nací para estar con él. Lo sabía, era obvio, pero no me había sentido tan completo jamás como me sentía en ese preciso momento.

Renjun nació para estar entre mis brazos y yo nací para envolverlo entre ellos. Ahora más que nunca la verdad es muy clara para mí.

“Es claro que al morir, no desaparecemos, así como tampoco al nacer inició realmente nuestra existencia”.

¿FIN?

Second life ➵ RenSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora