Capítulo 6: Abanico nocturno

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Los siguientes cinco meses que pasaron fueron iguales. YoonGi realmente no había visto diferencias en ellos. Trabajar, ver a JiMin en sus ratos libres, cenar con él y dormir. Ser emperador comenzaba a tornarse una rutina meramente insoportable. Además tenía siempre a NamJoon recordándole del matrimonio y que una mujer inteligente a su lado podría ayudarlo con el reino. A YoonGi no le importaba tener esposa, no quería una reina consorte. Él no quería a nadie más que a JiMin ¿por qué nadie podía entender eso? Tal vez porque no verían bien su relación amorosa con otro hombre. 

Pero si no podía ser feliz con quien amaba, ¿valía la pena ser emperador? ¿Haber recuperado lo que por derecho le correspondía? ¿Haber luchado y asesinado, vengado a sus padres y cobrarse la humillación vivida? 

YoonGi, hasta ahora, no tenía la respuesta clara. Por un lado pensaba que sí, pero por el otro no lo creía si no podía estar con JiMin y darle todo lo que se merecía. Darle los lujos que un ser humano perfecto como él se merecía, tratarlo como el ángel que era y no limitar sus habilidades como Jin Hu hizo haciéndole perder tiempo con la espada. JiMin se merecía ser valorado como el tesoro que era. Y YoonGi sabía que solo él podría hacerlo. 

Luego de que le comunicaran que debía hacer un viaje al este para visitar uno de los pueblos de Corea, YoonGi se encaminó a la habitación de prácticas de JiMin donde lo podía escuchar luchando con TaeHyung. Aunque no era tan experimentado como otros guerreros, TaeHyung era un muy buen luchador y entrenaba a JiMin con paciencia. A YoonGi le gustó el hecho de que no le importaba que JiMin luchara con abanicos en lugar de espada.

Ambos se detuvieron cuando lo vieron y JiMin fue con él mientras TaeHyung tomaba un descanso. YoonGi le sonrió pero mantuvo distancia ya que no estaban solos.

– ¿Pasa algo? –susurró JiMin cuando estuvo cerca.

–Debo hacer un viaje al este, volveré en unos días–informó YoonGi mirándolo, JiMin asintió aunque no se veía muy feliz al saber que se iría por días y no podría verlo–. Prometo traerte un regalo de allá.

–Solo quiero que vuelvas bien y no haya problemas, ese sería mi mejor regalo.

–Eres un ángel, Park JiMin–dijo tentado de besarlo, pero al ver a TaeHyung se detuvo–. Debo irme, nos vemos.

JiMin no dijo nada, solo asintió y se alejó para volver con TaeHyung y continuar el entrenamiento. 

|-|El emperador Min|-|

Los meses continuaron pasando pero esta vez con viajes incluidos para ver los demás pueblos de Corea y saber sus necesidades. Resolverlos no había sido un problema muy grande, sobre todo por la ayuda con la que contaba, pero YoonGi comenzaba a considerar que era agotador. Que alimentos, telas, rutas, madera, seguridad, etc. ¿No había algo que no necesitaran? Hasta ahora no hubo un solo lugar donde no necesitaran, al menos, dos cosas. Los Lee definitivamente eran un asco gobernando y él debía hacerse cargo de eso. 

Dentro de todos los lugares que visitó, hubo uno en particular que no le agradó y era donde el clan Yi vivía, el clan de su difunta madre y el cual no había conocido antes (podía darse una idea de por qué). Yi Gwang Jeong, líder del clan y esposo de la hermana de su madre, lo recibió con todas las atenciones que como emperador se merecía. Pero YoonGi había olido dentro de todas esas atenciones las verdaderas intenciones de Yi. Y lo supo cuando lo invitó a tomar té en un lugar solo ellos dos. 

Yi Gwang Jeong descaradamente le ofreció a su hija, detallándole lo buena esposa que sería y cosas que a YoonGi, en realidad, le valía mierda. Pero por respeto lo escuchó, porque debía ser un buen emperador tal y como su padre había sido. Eso era lo que se repetía a diario cuando debía tratar con gente como Yi Gwang Jeong. Debía ser un buen emperador, ser como su padre había sido, así sería amado por todos y llevaría adelante a Corea.

El emperador Min [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora