Capítulo 15: La guerra contra Japón.

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Al final los japoneses dieron la cara y se levantaron en armas cuando los descubrieron a las afueras del pueblo.

La guerra no tardó en desatarse entre ellos y el pueblo coreano. YoonGi decidió pensar en estrategias que no pusieran en riesgo a su ejército y acortara la guerra todo lo que pudiera. Su pueblo no merecía más desdicha que la vivida durante el reinado de los Lee. No merecían perder seres queridos por unos desgraciados enfermos que vivían en una isla de mierda y solo querían territorio por miedo a que su isla se la comiera una ola gigante. Ojala eso pasara, así se librarían de todos.

NamJoon y Jung eran, junto con él, los principales estrategas. TaeHyung, por su parte, tenía la tarea de cuidar de JiMin y YeonJun junto con BeomGyu, uno de sus aprendices de confianza. Los necesitaban a salvo, al igual que la familia de NamJoon. Si querían seguir en el poder para ver prosperar a Corea, necesitaban seguir con vida. 

–Tenemos que terminar con ellos, todos de una vez si se pudiera. Una pelea no llevará a nada, solo podemos tener bajas innecesarias–dijo NamJoon mostrando un plan escrito–. Si los tomamos por sorpresa con esto, entonces mataremos varios y a los otros podremos capturarlos con facilidad para ejecutarlos.

–El problema es que necesitamos varios ataques iguales al mismo tiempo o los demás pasarán la noticia. Si hacen eso entonces la estrategia no servirá más que para asesinar a unos pocos y tendrá que ser descartada porque ellos no dudarán en reforzar su defensa–dijo HoSeok mirando el plan de NamJoon.

–Creo que tenemos el ejército necesario para llevar a cabo este plan, sin embargo quisiera hacer algo antes de ponerlo en práctica. –Jung y NamJoon miraron a YoonGi–Hablar con el emperador de Japón. Prefiero intentar llegar a un acuerdo diplomático antes de llegar…a este extremo. Será mejor para nuestro pueblo. Aunque quiero decapitarlos a todos. –suspiró mirando el  plan de NamJoon–Guárdalo. Si doy la orden, lo llevas a cabo. Ahora escribiré una carta y se la enviaré al emperador Meiji. Estas tres semanas fueron suficiente dolor de cabeza para mí, quiero terminar con todo pronto.

– ¿Crees que él vaya a aceptar un acuerdo diplomático?

–No lo sé, pero no perderé más por intentarlo. –dando media vuelta, YoonGi se encaminó a la puerta y salió. 

Ya a solas pudo redactar una carta diplomática y decente que le brindó a un soldado de confianza para que llevara a Japón. El soldado en cuestión tenía una ruta marcada donde no correría peligro a manos de los japoneses para poder salir de Corea y viajar hacia el emperador Meiji. 

Tardaría, por supuesto, pero YoonGi prefería recurrir a ese medio antes de perder vidas inocentes y ver a las familias del pueblo tristes por sus parientes perdidos. Por el momento podían retener a los japoneses y defenderse de ellos, pero si el emperador Meiji rechazaba de plano la oferta, no le quedaría de otra más que atacar. Y al emperador de Japón no le convenía, porque YoonGi era capaz de exterminar a todo el pueblo japonés con tal de vivir en paz.

|-|El emperador Min|-|

–Padre–dijo YeonJun acercándose a él cuando lo vio en el jardín del palacio bajo el inmenso árbol del centro.

Lo había estado buscando desde hacía una hora en compañía  de BeomGyu, quien se encargaba de su seguridad. Pero al hallarlo le pidió a BeomGyu que fuera con su padre JiMin y lo dejara a solas con YoonGi. Sabiendo que estaría en buenas manos, BeomGyu accedió y se marchó. 

–Dime–dijo YoonGi sin mirarlo, con la cabeza alzada admirando las hojas.

–Soy el futuro heredero al trono, voy a ser emperador. Y eso…  ¿no significa que tenga que participar en esta guerra? Pelear al lado de nuestro ejército. Por lo que he estudiado, no es nada anormal. Es algo normal que el príncipe luche por su pueblo.

–Si hubiera sido criado por mi padre, seguramente ahora mismo estarías luchando. Como futuro emperador, proteger al pueblo coreano es tu deber. Sin embargo, mi padre no me crio y me parece estúpido arriesgar tu vida. No solo eres el futuro emperador de Corea, sino también mi hijo. Y soy demasiado egoísta como para poner a mi familia en riesgo. –bajó la cabeza y miró a su hijo–Podrías estar presente en las estrategias que hacemos con Jung y Kim, pero no te meterás en la pelea. Por más entrenado que estés, no arriesgaré tu vida.

–Pero ¿no es injusto? Hay familias que están perdiendo a sus hijos, a sus padres.

–Hace años, YeonJun, aprendí que anteponer al pueblo a mis deseos, era el peor error del mundo. Yo hacía todo para que fueran felices, incluso me casé con quien actualmente es la esposa de Kim. Todo para que tuvieran al emperador que buscaban. Pero para ellos no era suficiente, a pesar de que siempre intentaba buscar que tuvieran comida, educación y un techo sobre sus cabezas–contó YoonGi sin quitar la mirada de YeonJun–. Así que los mandé a la mierda a todos y decidí tomar mis propias decisiones. Porque al fin de cuentas, jamás los iba a contentar. Al menos no a la mayoría. Por lo tanto, no irás a la guerra y te mantendrás a salvo aquí. Perdí una familia ya, no perderé otra solo para que el pueblo se sienta feliz de verte luchar por ellos. Yo tengo el poder y por lo tanto yo hago lo que quiero. 

–Pero… ese no es el deber de un emperador…–balbuceó YeonJun, YoonGi puso una de sus manos en su hombro.

–El deber de un emperador es mantener a su pueblo feliz. Dime ¿no era feliz nuestro pueblo antes de esto? –YeonJun asintió–Entonces hice bien mi trabajo. Y lo seguiré haciendo sin poner tu vida ni la de JiMin en riesgo. Algo que debes aprender, es que si tus decisiones no afectan al pueblo y todo sigue bien, entonces no estás tomando una mala decisión. No dejes que el pueblo elija por ti, YeonJun. –besó la frente de su hijo, quien tenía su altura y sospechaba que sería más alto que él, antes de volver a hablar–Vamos, pronto cenaremos y tu padre nos va a regañar si no estamos ahí.

Asintiendo en silencio, YeonJun marchó a su lado en dirección al comedor, donde ya se encontraron a JiMin en compañía de TaeHyung y BeomGyu. En esas semanas había sido común que ellos cenaran ahí también ya que tenían el deber de proteger al emperador Park y su hijo. El deber más importante que pudieron haber recibido. 

Durante la cena solo JiMin y YeonJun conversaron. BeomGyu y TaeHyung prestaron atención a su alrededor, sin meterse en la charla, comiendo tan en silencio que ni siquiera se los oía masticar. YoonGi, por su parte, simplemente pensaba en la estrategia y la carta que había enviado al emperador Meiji. Tal vez había sido muy diplomático, pero quería ir por ese lado antes de una guerra sangrienta. Quería ser ligeramente compasivo. 

Aunque dudaba de que Meiji lo fuera, por algo había enviado a esos idiotas a invadir su territorio. Si accedía a un acuerdo diplomático, YoonGi podía imaginarse las condiciones del mismo. Nada que los favoreciera, seguramente. Pero, como había dicho, no perdía nada con intentarlo. En todo caso…siempre podía decapitar a Meiji. Su verdugo estaría de acuerdo ya que había vivido feliz hasta que los japoneses regresaron. Tal vez podrían decorar Corea con las cabezas de todos los japoneses: mujeres, hombres y niños. Si mataba a los niños de Japón, entonces les destruiría el futuro. 

Sin embargo, YoonGi todavía conservaba algo de corazón como para matar niños. Si Meiji seguía jugando con fuego, entonces correría el riesgo de destruir lo poco de bondad que el emperador Min conservaba. 

Y no sabía lo peligroso que eso podía ser. 

Nos vemos! besos ❤️

El emperador Min [YoonMin]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن