Capitulo 47: Larga noche

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Rose y Liam
Liam no paraba de dar vueltas en la cama, la culpa, algo con lo que había estado lidiando desde hace mucho no lo dejaba dormir, cuanto más pensaba en las cosas más tonto y miserable se sentía, sabía que él pudo hacer algo, al menos no alejarse de su primo en aquellos momentos, resignado a que no dormiría, salió de la habitación, una cabellera castaña y pelirroja se reflejaba bajo la luz de la chimenea, Rose Weasley se hallaba sentada de espaladas a él.
Camino los pocos pasos que lo separaban de ella.
— Estás bien – la chica volteo el rostro, cuando reconoció a Liam  esbozo una pequeña sonrisa.
¬— y tú – inquirió haciendo un espacio a su lado para permitir que se sentara.
— me siento como un idiota y no es que antes no me sintiera de esa manera sabes, fui un primo terrible para Scorp.
— eras solo un niño Liam, seguro estabas molesto y decepcionado.
— sí, lo estaba pero eso no debió evitar que estuviera con mi primo, Scorp era mi mejor amigo y solo deje que todas esas personas le hicieran daño, Albus fue mucho mejor para el que yo, el se esforzó en estar con el y evitar que lo lastimaran, y se vengó de ellos aunque le costara terminar en la enfermería.
— mi primo quiere a Scorpius como a un hermano, y Scorp es mi mejor amigo, el siempre tendrá con quien contar, pero tu debes esforzarte en acercarte, él no lo hará Liam,  es demasiado orgulloso.
— No sé cómo hacerlo – admitió el chico en un susurro. 
Rose lo observo fijamente como intentando descifrar que había cambiado desde la primera vez que hablo con él, Liam parecía más frágil y menos indiferente.
— Tengo el presentimiento de que tendrás la oportunidad durante nuestra estadía en esta época.
Rose se quedó en silencio y Liam aprovecho para observarla bajo la luz de las llamas, ella tenía ahora ambos ojos azules, Liam se descubrió deseando poder velos como realmente eran.
— Porque estabas aquí – pregunto Liam, no entendía que era lo que podía quitarle el sueño.
— estaba pensando.
— ¿en algo en particular?
— Mi familia, en todo esto, pero sobre todo, pienso en lo que realmente quiero hacer en la vida.
— no te estreses con eso Rose tienes mucho tiempo para pensarlo.
— la mayoría de mis primos tienen definido lo que quieren hacer de su vida, incluso tu, pero yo a veces me siento como un velero sin rumbo un día me despierto queriendo ser una jugadora profesional de Quidditch y al otro quiero ser Auror.
— es normal que tengas dudas no todo el mundo sabe lo que quiere hacer por el resto de su  vida.
— Pero yo, debería saberlo.
— ¿Por qué? – entrecerró los ojos tenía una pequeña sospecha de lo que era.
— yo tendría que saber, no puedo decepcionarlos.
— ya has hablando antes con ellos, estarán orgullosos hagas lo que hagas.
— todos me dicen lo mismo pero yo no puedo evitar pensar que terminare decepcionándolos.
Liam pensó que aquello era un pensamiento tonto Rose era la mejor alumna de su clase por lo que sabía y una jugadora excelente  además de ser dulce y compasiva, sabía que jamás decepcionaría a nadie.
Y quizá ese fuera el problema que tendría al acercarse a ella fue un pensamiento deprimente, Rose había vencido su miedo a decepcionar a su padre al ser amiga de Scorpius, ¿le daría a él la misma oportunidad?
Pasaron unos segundos en silencio hasta que Rose, se puso de pie, Liam hizo lo mismo.
¬— descansa Liam – casi por impulso, sin meditarlo si quiera Rose le dio un abrazo, lo que dejo al chico confundido y sin saber qué hacer.
Antes de que él se recuperara de a sorpresa  ella le había sonreído y se fue directo a la habitación que compartía con sus primas.
Harry y Leisa y Albus
Cuando todos se fueron a descansar Harry se acerco a Albus que se estaba alejando.
— Podemos hablar unos minutos.
— Claro papá – sonrió un poco tímidamente cuando Leisa de acerco.
Los tres se dirigieron a una habitación que había aparecido de la nada, al entrar se encontraron con una sala acogedora había muebles en tonos neutro y algunos color tierra, maravillosamente por las ventanas podían ver una tarde nevada.
—  El valle de Godric en invierno – comento  Al con añoranza – es como estar en casa –
— Esta es… - pregunto Leisa
— Nuestra casa – confirmo Albus – quería crear un ambiente agradable – Harry estaba asombrado, la sala no era muy grande, había una chimenea que  dominaba el lugar, en la repisa sobre ella había diversas fotografías, en una de ellas aparecían Teddy, James, Albus, Lily y Leisa que jugaban  en la nieve, también había fotos de Rose y Hugo así como una foto de todos los primos Weasley, Harry sonrió siempre había deseado una verdadera familia.
—   Es fantástica – murmuro Leisa
— sé que tienen muchas preguntas, ya había hablado un poco de el asunto contigo papá.
— supongo que no nos dijiste nada de lo que sucedía hasta que paso ese incidente con Scorpius.
— Lo siento mamá – Leisa de sonrojo, no se acostumbraría a que el chico frente a ella la llamara Mamá pero suponía que para el resultaría incomodo llamarla por su nombre simplemente. 
— Al ya me habías dicho que en ocasiones pierdes el control de tu magia como hace un rato, pero no hay manera de que eso deje de ocurrir.
— lo intentamos, durante los últimos años el entrenar con Scorpius ha ayudado mucho, pero en ocasiones si estoy muy enojado simplemente no puedo controlarlo.
Albus suspiro mirando alrededor, de verdad la sala había hecho un buen trabajo casi podía ver a su madre y su padre de su tiempo salir de la cocina con galletas y chocolate para todos.
— Scorpius es un buen chico, lo quieres mucha verdad.
— como le dije a el, es como un hermano, él es hijo único así que me tiene que aguantar a mí.
La sonrisa nostálgica de Albus, los hizo mirarse el uno al otro, Leisa había pasado los últimos seis años escuchando de Harry Potter, claro que no del que hablaban en los libros de historia, no del héroe que había vencido a Voldemort, tampoco del ganador del torneo de los tres magos, No ella siempre escucho sobre el mejor amigo de su hermana, un chico valiente, leal  y dispuesto a todo por las personas que amaba, también de alguien rebelde no muy apegado a las normas, ella podía ver todo eso en aquellos ojos verdes, además de determinación y algo de fragilidad.
Harry había escuchado también muchas cosas de Leisa, Hermione constantemente la describía como ingobernable un tanto infantil aunque inteligente, tal como la describía y como él ya la había visto, le costaba imaginarla en aquel colegio francés del que había conocido a unos cuantos de sus miembros todos ellos de modales elegantes y formales.
Era guapa, con su cabello como el fuego, y sus ojos color miel, una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro cuando se dio cuenta de que la estaba viendo fijamente, ambos se sonrojaron al darse cuenta que ella también lo había estado viendo.
Mientras tanto Albus los veía a ambos pensado en sus padres del futuro, extrañándolos con tanta fuerza que le causaba dolor. En un momento sintió miedo, ¿Qué sucedería si no podían volver? Su preocupación debió reflejarse en su expresión porque ambos se olvidaron de su mutua fijación.
— ¿te encuentras bien? – hablo preocupada Leisa, temerosa que existiera alguna secuela del ataca de Lucius Malfoy.
Albus no hizo otra cosa que asentir, aun un poco aturdido por su pensamiento, ¿Por qué se ponía a pensar esas cosas?
— pensamiento pesimista, me vino a la mente la posibilidad de que jamás podamos volver.
— estoy segura que no pararemos hasta lograrlo.
Demás estaba decir que se refería a sus versiones del futuro, como había dicho Giana, ellos estaban haciendo hasta lo imposible por llevarlos de vuelta.   
Hablaron un rato más, sobre su familia y como eran en el futuro, Albus hablaba con entusiasmo de todos y de todo, de las cenas familiares, de sus pequeñas peleas con James y aclaro que realmente antes de ese viaje jamás habían llegado a golpease, hablo también de el colegio intento aligerar las cosas, ya eran pocos los que aun lo miraban mal por estar en Slytherin y menos aun los que se atrevían a atacarlo.
Hablo mucho de sus hermanos sobre todo de Leisy y Lily, de Rose siendo su prima favorita y claro de Scorpius.
Leisa y Harry lo escucharon atentamente contagiados del entusiasmo y el amor que profesaba por todos aquellos a los que consideraba familia.
Astoria y Scorpius.
Había silencio en la habitación, Astoria no encontraba la manera de comenzar a hablar y Scorpius temía su primera pregunta, se sentía como si tuviera once otra vez en aquella cama de la enfermería ya sin la compañía de Albus al lado y sus padres frente a él.
La diferencia era que su padre no estaba y que su madre  tenía quince años.
— Lo lamento – dijo por fin Astoria con un hilo de voz.
Siempre que se había imaginado con una familia pensaba en hijos felices, que ella haría que cada momento de sus vidas fuera dichosa y que jamás dejaría que nada ni nadie les hicieran daño, era doloroso darse cuenta de cuanto fallaría en esa promesa.
— No debes, no fue tu culpa, tampoco culpo a papá, esos chicos, tomaron sus propias decisiones, ellos eligieron lastimarme como eligieron lastimar Albus, de la misma manera recibieron su castigo.   
— Pero lo que hicieron fue horrible – Astoria quería tomarlo de la mano, asegurarse que como había dicho Hermione Granger en el futuro la espantosa cicatriz había desaparecido.
Scorpius observo a Astoria adivinando sus pensamientos se acercó a ella, tomo la maga de su túnica y la levanto revelando su pálida piel, nada la marcaba, para Astoria esta estaba inmaculada.
Scorpius nunca lo decía, pero para el nunca volvería a estar limpia, para él esa palabra siempre estaría marcada en su piel, aun la veía a pesar de saber que no estaba ahí.
Sin ánimos de seguir escavando en sus peores recuerdos, Scorpius decide hablarle a su futura madre de lo mejor de su vida, su infancia, su amistad con Albus y lo mucho que le quiere, Rose y su amiga aun no presentada Amelie.
Así pasaron unas cuantas horas antes de irse a dormir.

Ron y Hugo.
Cuando todos se habían separado para ir a sus habitaciones Ron había tomado del brazo a su futuro hijo, Hugo sorprendido había seguido a su padre hasta llegar a una habitación vacía, Ron había hecho que la habitación tomara la apariencia de la torre de Gryffindor, aun  no había pronunciado ni una palabra y eso estaba poniendo nervioso al menor.
Se sentaron en unos sillones uno frente al otro.
¬¬— ¿ella estará bien no es así? – pregunto por fin Ron
— ¿de quién hablas? – pregunto sorprendido Hugo
¬— Hermione – casi susurro – en ese ultimo recuerdo ella le mostro algo a Scorpius … una cicatriz – ella estará bien verdad.
Hugo con gran sorpresa se dio cuenta de lo asustado y preocupado que estaba su futuro padre, casi sintiéndose tonto se dio cuenta de que alguien tenía que darse cuenta de lo que implicaba lo su madre le había dicho a Scorp.
No estaba seguro de  como contestar pero sabía que lo que diría seria verdad.
—  Ella estará bien – dijo seguro – quizá tengamos tiempo más adelante para hablar de eso, en realidad  no sé qué tanto podemos decir sobre el futuro.
El silencio los volvió a rodear era más bien incomodo, Ron se sentía abrumado sin la menor idea de que decirle al chico frente a el, mientras Hugo se encontraba más tranquilo, esperando quizá el momento en el que el otro dijera que ya era momento de irse a dormir porque francamente Hugo estaba agotado, no sabía si por el asunto de estar en el pasado o por estar sentado en aquella habitación con la versión adolecente de su padre mirándolo fijamente.
Estar con Hugo era estar con una versión masculina de Hermione pensaba Ron, su cabello casi podría pasar por castaño y sus ojos eran exactamente como los de ella, lo rodeaba la misma energía de búsqueda y de vida y de pronto lo embargo la misma sensación de no ser lo suficientemente bueno, lo suficientemente inteligente y valiente. Exacto como le pasaba con ella, y al parecer había algo mal con el por qué Hugo había admitido sentir que se sentía apartado, pero sabía, dentro de él estaba seguro de que no era así, como dijo Rose el adoraría Hugo, por el hecho de que era su hijo y por el hecho de ser su hijo con Hermione y ver en el todas las cosas que él amaba de ella, sus ojos chocolate, su expresión seria cuando estudiaba y su entusiasmo cuando respondía alguna pregunta, su valentía y determinación para defender sus ideas incluso aquello que llegaba a mencionar como su “voz de mandona” por qué sabía que podía pararle los pies.
Todo eso y más era lo que lo había enamorado de su amiga incluso si a veces no lo pareciera y que cometiera errores que la molestaban y lo peor y que lo hacían sentir miserable, que la lastimaban.
La realidad se la regreso Hugo con ese tono de voz que uno podría pasar por el de un padre.
— es tarde, hora de ir a dormir.
Y sus palabras lo hicieron sonreír con ternura ¿cuantas veces Hermione no los había mandado a dormir a él y a Harry con una voz parecida?
No dijeron nada mas pero no parecían necesitarlo, se pusieron de pie y salieron para ir a su respectivo dormitorio.



¿Que ustedes son que? Harry Potter conoce a la tercera generaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora