Capitulo 48: Amélie Evans

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Amelie Elisabeth Evans Allen
Celos, era una palabra que no le era desconocida sin embargo pocas veces había experimentado ese sentimiento, la primera vez fue quizá el día que nació Maia su pequeña hermanita, era una tierna bebe de cabellos negros como la noche sin estrellas y de ojos muy azules tan diferente a Amelie tan distinta también de su madre ambas pelirrojas, pero tan bella, parecía un angelito entre sus sábanas blancas y su madre la observaba con tal devoción, no había tristeza en su mirada como en ocasiones la veía a ella, tenía diez años sabía que su mamá había sufrido por culpa de su padre ¿Quién había sido el? Se preguntaba en su cabeza pero nunca a su madre porque una sola vez lo menciono y solo para que ella supiera que jamás estaría en sus vidas.
Si, sintió celos de aquella bebe a quien su madre amaba y quien tendría un verdadero padre.
Era tonto su madre la amaba tanto como amaba a Maia la amo mas de lo que amaba el patinaje, más de lo que amo a su padre, incluso a su familia.
Pero esta vez Amelie sentía una clase distinta de celos.
Todo comenzó en ese momento en el que escucho a James hablando con Fred, James estaba tan convencido de que Albus estaba saliendo con Elianna a  escondidas, pero si eso fuera cierto Albus se lo habría dicho ella estaba segura, nunca se había puesto a pensar en aquello nuca había visto a Albus mas que como su mejor amigo, pero ese instante sintió celos no de Elianna exactamente si no de la persona, la chica con la que Albus decidiera pasar el resto de su vida. 
No paraba de pensar en ello mientras observaba las marcas del techo, que era una réplica del techo de la habitación de su casa en el valle de Godric, era extraño la manera en la que unos cuantos días la habían hecho reflexionar acerca de cómo daba por seguro a Al en su vida, el estaba siempre ahí, cuando ella lo necesitaba incluso cuando ella no lo sabía, como la había defendido de todos, agradecía todos los días que el sombrero lo eligiera para Slytherin.
Los recuerdos después de ver las memorias de Al y Scorp no se hicieron esperar mientras intentaba sin éxito dormir, rememoro todos aquellos momentos en los que Albus la había cuidado y la había defendido, las veces en las que había minimizado la gravedad de sus heridas, cuando ocultaba sus frustración, y lo emocionado que estaba cuando se hizo amigo de Scorpius, Albus se decía a menudo Amelie era una extraña mezcla de un niño pequeño que llegaba a ser de lo mas serio cuando la situación lo ameritaba, hablar hasta por los codos era una de sus principales características.
No se imaginaba una vida donde el no estuviera pero eso jamás la había llevado a pensar en el de otra forma, era ridículo se dijo, Albus era como su hermano y aun asi…
Hermano la palabra se coló dentro de su mente, con demasiada extrañeza se dio cuenta de que aquella palabra le parecía muy pequeña para lo que sentía por Albus, él era más que un amigo y más que un hermano.
Decidió poner fin por el momento a sus cavilaciones, pensando que al día siguiente sería la primera en presentarse, lamento un poco el que su madre no estuviera, pero sabía que era lo mejor.
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La mañana siguiente encontró a Leisy caminando por los pasillos desiertos del castillo, la había despertado un sueño inquietante y no queriendo despertar a Lily salió a dar un paseo.

Todos estaban reunidos en el gran comedor para un día más  de presentaciones, la mesa que habían puesto para los invitados estaba cada vez más llena y no pocos se preguntaban cuántas personas más faltaban por presentarse.
— solo unas cuantas más – le contesto sin mucho detalle Ale a Fred a una pregunta que venía teniendo desde la noche anterior cuando noto que las personas con máscaras eran a diferencia de la vez anterior muy pocas pero sin tomarse la molestia de contarlas.
¬— ¿alguien ha visto a Leisy? – la voz de Lily sonaba preocupada, sobre todo por lo que había pasado la última vez que Leisy había decidido dar un paseo por los terrenos del catillo.
Al parecer nadie la había visto desde la noche anterior y sus hermanos ya estaban a punto de salir en su búsqueda cuando la vieron aparecer por las puertas acompañada de Harry quien le contaba algo con mucho ánimo mientras la chica reía.
— ¿en dónde te habías metido hermanita? – quiso saber James en cuanto llegaron a la mesa.
— fui a dar un paseo a la cocina – contestó con una sonrisa inocente.
— ¿que hacías tan temprano ahí? – pregunto curiosa Leisa.
— Quería un poco de jugo de calabaza y no podía dormir – dijo encogiéndose de hombros, sus hermanos se le quedaron viendo con algo de preocupación ya que Leisy había estado teniendo problemas para dormir desde el inicio de las vacaciones de navidad, en casa frecuentemente la habían encontrado a primeras horas de la mañana en la cocina curiosamente en compañía de su padre igual que en aquel momento.
— y tu Harry que hacías tan temprano en la cocina – esta vez quien preguntaba era Ron, que se había sorprendido un poco al no hallarlo en su habitación.
Harry lo pensó un momento en realidad no estaba seguro del todo porque había decidido salir de la cama e ir a la cocina, recordaba haber tenido un sueño un espacio iluminado tan brillantemente que le era difícil de distinguir en donde se hallaba, escuchaba una voz que le decía algo pero no recordaba que, y al despertar se había encontrado con el fuerte deseo  mas bien con la necesidad de ir a la cocina.

-------------------------------- ----una hora antes-------------------------------------
Harry había salido de su habitación atraído como si lo dirigieran, se hallaba ante la entrada de la cocina, confundido pero con la gran certeza de que aquel era el lugar donde debía de estar, al entrar se encontró con que una cabellera roja como el fuego se hallaba rodeada de elfos que le ofrecían cosas que comer mientras ella negaba con la cabeza.
— solo permítanme usar la cocina por favor.     
Los elfos la observaron extrañeza para ellos atender a los estudiantes y al personal del colegio era su obligación y aunque costaba creerlo ellos eran felices haciendolo y  realmente se esmeraban en ello.
— ¿pasa algo? ¿Qué haces aquí tan temprano? – viéndola de espaldas no podía estar cien por ciento seguro si se trataba de Leisy o  de Lily pero de alguna manera apostaba a que se trataba de la primera, parecía que ella era la que tenía tendencias a levantarse demasiado temprano.          
Al  sonido de su voz la chica volvió su rostro y se le ilumino con una sonrisa
— ¡Papá! – la chica se apresuró a abrazarlo y Harry no se sintió extraño en esta ocasión de que lo llamaran papá por el contrario era como si hubiera estado esperando por escuchar aquella palabra.
— Leisy me puedes decir por qué estás aquí –
La chica se soltó del abrazo miro un poco inquieta a su padre, o quien seria su padre dentro de unos años, no sabía cómo explicarle lo que le sucedía, ella misma lo ignoraba, de lo único que estaba segura era de esas horribles pesadillas que con el paso del tiempo se habían vuelto cada vez más insoportables y que poco a poco le robaban el sueño.
Aun así lo intento, le conto como desde hacía años había comenzado                          a tener esos extraños sueños en los que perdía su varita y que a consecuencia de eso Lily salía herida, lo que la había llevado a su obsesión por nunca dejarla fuera de su alcance, también aquellos en los que figuras oscuras perseguían a sus hermanos y ella no podía hacer nada, le dijo que ya había hablado de estas con su versión futura y habían convertido en una especie de ritual el bajar a la cocina y preparar el desayuno para toda la familia cada vez que las pesadillas la despertaban, lo único que ella debía hacer era bajar a la cocina y en cuestión de minutos el aparecería, escucharía su sueño  mientras cocinaban y le contaría cosas buenas. 
Harry escucho a Leisy con mucha atención, y no pudo evitar preocuparse, él tenía su propia experiencia con las pesadillas, esperaba que las de su hija  solo fueran eso, malos sueños y nada más.
Por fin entre los dos y con la ayuda de Dobby convencieron a los elfos de usar la cocina, la idea de Leisy era sencilla, quería preparar panecillos de vainilla para su familia y amigos, parecía demasiado trabajo pero Dobby los ayudo y mientras preparaban la mezcla Harry le hablo de los recuerdos más felices que podía recordar, todos ellos relacionados con Ron y Hermione.
Un tiempo después ya tenían todo listo le pidieron a dobby de aparecer los panecillos en la mesa de invitados y salieron juntos hacia el gran comedor.
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Harry solo se encogió de hombros diciéndole así a Ron que no diría nada, Leisy recibió algunas miradas preocupadas de sus hermanos a las que ella respondió con una sonrisa. En cuanto todos se sentaron aparecieron unas bandejas con pastelillos, Lily, James y Albus rápidamente se abalanzaron a ellos.
Los de la segunda generación se sorprendieron al verlos asi ya que incluso Rose y Scorp se habían apresurado al centro la mesa para tomar uno de los papelitos pero lo entendieron cuando Nadja explico.
— Son los pastelitos de vainilla de Leisy y tío Harry, reconocería ese aroma en cualquier lugar. Y así sin más también ella se acercó a tomar uno
— ¿Ustedes de verdad hicieron eso? – pregunto con incredulidad Ron ante el aroma que deprendía de los pasteles.
— pues si Leisy me fue explicando.
—  fue realmente extraño, papá fue quien me enseñó a hornearlos en el futuro.
Harry sonrió mientras se encogía de hombros.
— imagino que se suponía que aprendería a hacerlos más adelante – en su mente se preguntaba si los aprendería del libro de recetas de tía Petunia como tantas otras cosas que había aprendido a cocinar a lo largo de sus años en Privet drive. Aunque imaginaba que no ya que al parecer era una receta que hacía para su familia y que prepararla con leisy les proporcionaba tranquilidad a ambos, no podía creer que algo que su tía lo había obligado a preparar lo hiciera sentir tranquilo.
Leisy y harry fueron recibiendo elogios de todos quienes los habían probado, lo que hizo a ambos sonreír.
Tan pronto como terminaron el desayuno, las cortinas del escenario se abrieron y dejaron ver la siguiente integrante de la tercera generación.
Se trataba de una chica de brillante cabello rojo, era de estatura media y sonreía como si estuviera a punto de causar una gran impresión.
Albus que estaba en ese momento a lado de Harry no pudo evitar sonreír como si se encontrara observando la estrella más brillante, no podía evitar recordar la primera vez que la observo en el lago congelado, el contraste de su cabello con la nieve blanca, claro que ahora su cabello no destacaba precisamente entre tantas cabelleras pelirrojas pero para Albus, Amelie siempre seria especial.
Amelie estaba nerviosa pero sonreía, sonreía porque sabía que en cuanto dijera que era una Slytherin, se armaría un alboroto y es que ya la había pasado mal una vez y no había podido disfrutar de la ironía, pero en ese momento no le importaba lo que pensaran ella era una serpiente y se sentía orgullosa de ello, su casa podía no estar libre de prejuiciosos y puristas de sangre pero tenía buenos valores en los cimientos, la astucia, la determinación, la ambición…(Amelie no pensaba que la ambición fuera mala, lograr grandes cosas, fijarse metas que alcanzar, el problema venia en lo que se estaba dispuesto a hacer o perder en el camino)  decían que los Slyherin, eran capaces de cualquier cosa para lograr sus fines, pero también decían que los Gryffindor eran valientes y ella había conocido y escuchado de unos cuantos Gryffindor que se pasaban por el arco de triunfo aquella valentía y ni que hablar de la caballerosidad.
La realidad de todo era que cada uno tomaba las decisiones que formaban su destino, lo bueno, lo malo  que había dentro de cada uno no era determinado por las características que veía el sombrero en sus mentes.
Tomo un suspiro antes de hablar los ojos verdes de Albus nunca la dejaron sola.
—  Hola querido Hogwarts, mi nombre es Amelie Evans – tenía una voz segura, la clase de voz que hace que los demás sientan que ella podía controlar cualquier situación.
Harry se sorprendió al escuchar el apellido de la chica, que era el mismo que había tenido su madre, volvió la vista a Albus que la seguía viendo con una sonrisa y se preguntó  que tendrían las pelirrojas para llamar tanto la atención de los Potter.
—  tengo quince años, mis padres como se estarán imaginado son muggles – algunas muecas de desprecio se dibujaron en la mayoría de los integrantes de la casa de los Slytherin, pero alguno que otro en Revenclaw, Hufflepuff y Gryffindor también las ideologías de la pureza podían ser más fuertes en la casa de las serpientes, pero las otras no estaban limpias de uno que otro prejuicioso. – si bien una vez dejando claro eso, soy prefecta de mi casa junto con Albus y si alguno de ustedes es tan lento como para sumar uno más uno se los dejare bien claro, soy Slytherin.           
Hubo un momento de silencio, se escucharon algunas protestas de lado de los Slytherin y expresiones indignadas.
—  pueden quejarse todo lo que  quieran, sé que saben dónde está el sombrero seleccionador estoy segura de que le encantara escuchar sus protestas – se encogió de hombros -  supongo que no tendrá alguna otra que hacer hasta la siguiente selección – no tengo mucho más que decir además de que quiero ser inefable cuando salga de Hogwarts ahora si me disculpan hay unos cuantos pastelillos de vainilla que he querido comer desde que los vi aparecer en la mesa.
Y así sin más bajo del escenario, se sentó en el lugar vacío que mágicamente había aparecido al lado de Albus, ella sin pensarlo mucho le arrebato el pastel que él tenía en la mano y se lo llevo a la boca.
Albus no dijo nada, sabía que eso pasaría, se había convertido en una especie de tradición. Secretamente Albus siempre intentaba tener algo de comer en la mano para que ella lo tomara.
Harry no era la persona más perspicaz en cuestiones románticas, pero en ese momento algo quedo claro para el y era que ella era quien había “atrapado” a Albus desde hace años como había comentado Scorpius.
También supo en ese momento la razón por la que Albus estaba en Slytherin esa que había mencionado James y que Albus había interrumpido, Albus probablemente había tenido otra opción de casa además de Slytherin,  Revenclaw o quizá hasta Hufflepuff pero sabiendo a su amiga en una casa cuya fama de puristas de sangre la prevalecía decidió o le pidió al sombrero enviarlo con ella. Se dijo así mismo que hablaría más tarde de eso con él.
— Esto es delicioso – la voz de Ron lo saco de sus pensamientos en su mano tenía el cuarto pastelito de vainilla – no puedo creer que puedes cocinar algo así.
—  el señor Potter cocina realmente bien, él y Leisy, no puedo decir lo mismo de James y Albus. Y claro Lily quema hasta el agua – Amelie hablaba de ellos como si fueran familia incluso la manera en la que se movía alrededor de ellos como si fuera natural que James le revolviera el cabello y Lily le robaba el jugo o como Leisy la regañaba por comer demasiado rápido para seguir hablando.
— Hace cuanto tiempo que eres amiga de Albus – pregunto con curiosidad Hermione, cosa que Harry agradeció pues se estaba haciendo la misma pregunta.
La sonrisa de Leisa de hizo más grande como si un recuerdo agradable de hubiera colado en su mente.
— desde los nueve años, exactamente desde que mi mama y yo nos mudamos al valle de Godric.
 
Amelie les hizo un breve resumen del día en que Albus le hablo por primera vez y los días que le siguieron a ese.
— Albus estaba tan fervientemente convencido de que había magia dentro de ella – el rostro de Teddy demostraba una enorme ternura ante el recuerdo.
— Sí, mi hermanito no hubiera soportado separarse de Amelie de lo contrario – el tono de James hacía pensar  que quería decir algo más, pero se contuvo ante la mirada de muerte que le dedicaba su hermano.
Amelie parecía no darse cuenta de las intenciones de las palabras de James, cada vez que este decía algo sobre Albus y ella, pero para los demás a su alrededor era algo obvio.
Leisa veía a la chica pelirroja con curiosidad, era algo evidente que su futuro hijo veía a Amelia con ojos de amor, y no podía evitar que un instinto protector se despertara dentro de ella, sentía que si esa muchacha no llegaba a sentir lo mismo que el lo destruiría por completo.
Para Amelie estar ahí rodeada de las personas que la habían recibido no solo a ella sino también a su madre como si fueran parte de su familia significaba mucho, Los Potter para ella significaban, amor, seguridad, calor de hogar. James, Lily y Leisy eran como sus hermanos y Albus… Amelie ya a altas horas de la noche había llegado a la conclusión de que era más que un hermano.  

En el futuro sala de menesteres
Harry y Leisa se encontraban sentados frente al fuego, pero las llamas no les brindaban ningún calor, la preocupación que sentían por la desaparición de sus hijos poco a poco los estaba agotando a todos y aun no sabían de qué modo iban a traerlos de vuelta.
— Duerme un poco Leis – insistió Harry, la pelirroja se había pasado todo el día investigando con Hermione y Luna, las tres habían dormido poco y eso no era bueno para ninguna de ella.
— y que me dices tú has dormido algo – Harry pensó un poco en la respuesta siendo honesto él tampoco había dormido, se sentía impotente al no poder hacer más por sus niños, estaban en una época oscura, y lo que más temía era que alguien se pudiera enterar de su presencia  y tomar ventaja de eso.
— no mucho hoy me desperté muy temprano, pensando en Leisy, sabía que me necesitaba, y yo no estaba ahí así que intente hacer el hechizo de sangre  de nuevo pero esta vez para comunicarme con mi yo del pasado creo que lo conseguí.
— Debiste despertarme – ella sabía de las pesadillas de Leisy, pero su niña  siempre había sido más apegada a Harry.
— estaba demasiado cansada. No quería preocuparte – para Harry todavía era difícil no callarse sus problemas, había estado tanto tiempo haciendo exactamente lo contrario, guardando todo para sí mismo que tener a Leisa a su lado, sabiendo que él podría decirle cualquier cosa y ella lo escucharía, que a veces a pesar del tiempo todavía le parecía extraño y maravilloso.
--------------------------                                                      -----------------------El desayuno continuaba en calma, los pastelillos de vainilla habian desaparecido, Hermione, Harry, Ron, Leisa, junto con sus hijos estaban en una lado de la mesa charlando  
— y tienes hermanos Amelie – se interesó Leisa, tenía muchas ganas de conocer más a la joven que parecía ser tan unida a su futura familia.
— Claro, vez a estas dos bellas pelirrojas – dijo mientras abrazaba a las gemelas – y a ese chico con cara de travieso – señalando a James. Un segundo después sonrió – tengo una hermanita de  cinco años se llama Maia y la adoro es un pequeño angelito, se parece a Luca.
— ¿A quién? - Pregunto confundida Hermione
— Luca Caruso – a Harry el nombre le pareció conocido y después de un momento de pensarlo recordó a cierto Hufflepuff de ojos azules y cabello oscuro que había sido parte del ejército de Dumbledore – él es su padre él y mamá se conocieron en una reunión conmemorativa que se realizó en la madriguera.
La pregunta por su propio padre, estaba en la  lengua no solo de Hermione sino que también en la de su hermana y  en la de Harry pero había algo en la expresión de Amelie, algo doloroso que les impido hacerlo.
También estaban las expresiones de los otros chicos pero ninguna tan profunda como la de Albus, que reflejaba preocupación y cierto rencor en la mirada.
—  se en que están pensando… su nombre es Robert Devon vive en  Birmingham con su esposa Lena y su hijo Edmund, es el director de una empresa que representa a músicos, actores, cantantes… y patinadores artísticos.
Albus observo asombrado a Amelie ella no le había dicho nada de eso. En realidad solo unos días antes se había preguntado si Amelie querría saber de su padre y  ahora se enteraba de que ya lo hacía.
Amelie entendió la mirada de su mejor amigo. 
— quería contártelo ¿recuerdas aquella nota que te envié? – Albus lo hacia Amelie le había escrito poco antes de regresar al colegio diciendo que quería contarle algo importante pero habían pasado muchas cosas y poco después de llegar a Hogwarts habían desaparecido y reaparecido en el pasado.
Nadie dijo nada más, pero gestos preocupados aparecieron en el rostro de los jóvenes.
— creo que lo mejor es que todos salgamos a dar un paseo – dijo James preocupado por la tranquilidad de su hermano menor – Eli ¿te gustaría ir a dar un paseo al lago.
Elianna entendiendo lo que James pretendía se despidió de sus padres y se fue de la mano con James, Lily y Leisa, tomaron las manos de sus futuros padres para llevarlos a los jardines donde les prometieron que les contarían mas de sus familia, lo mismo hicieron Rose y Hugo, Scorpius por su parte le dedico una mirada preocupada a su mejor amigo y a su amiga, decidió que lo mejor que podía hacer era ir a la sala de los menesteres, poco a poco los demás empezaron a tomar distintos rumbos.
Amelie se levantó de la mesa tomando a Albus de la mano, y sacándolo rápidamente del gran comedor. Albus solo se dejó llevar aun un poco confundido.
Llegaron a la orilla del lago Amelie se sentó haciendo que Al se sentara a un lado con ella.
— quería decírtelo antes a ti, pero las cosas se fueron complicando y cuando hable de Maia y de Luca sabía que se preguntaban quién era mi padre yo me lo pregunte durante años.
— lo sé en realidad tenía en mente la idea de ayudarte a saber de él – repentinamente Albus tenía a Amelie en sus brazos, su cabeza escondida en su cuello, noto sus lágrimas cuando mojaron su camisa.
—Lo siento es solo que, eso es tan lindo, siempre estas al pendiente de mi Albus, y a veces me pregunto cómo será cuando te vayas.
Eso sorprendió a Al.
— ¿irme? No me estoy lleno a ningún lado Amy.
— no me  refería a eso, Al pero eso es otro asunto, lo que te quería decir no lo dije antes frente a los demás, porque es algo que quería contarte a ti primero.
Por lo que Albus podía ver en la mirada de Amelie, lo que tenia que decir era algo que le dolía, entonces no podía entender como no lo había notado en aquellos días.
— Lo siento por mantenerlo para mí por unos días Al pero saber del hombre que es mi padre fue algo muy duro, primero descubrí su nombre fue por accidente escuche a mama hablar de él con Luca, no sé porque hablarían de eso pero el caso es que así averigüe la primera cosa solida sobre quien era, días después  llame a Alaila para que me ayudara.
— Asi que la tia Alaila sabe  y ¿no se lo dijo a tu mamá?
— yo se lo pedí, ella consiguió la dirección.
—  ¿fuiste a verlo? – pregunto sorprendido, ella negó
— no tuve el valor suficiente para acerarme, además estaba muy confundida Al, su hijo… Edmund está por cumplir dieciocho años, ¿sabes que quiere decir eso no? 
Y Albus lo entendía perfectamente que el hijo que tenía con su esposa era mayor que Amelie significaba que aquel hombre estaba ya casado cuando conoció a Alisa.
— Después lo confirme, él es un hombre despreciable Al engaño a mamá le prometió muchas cosas como dije es el director de una empresa de representación de talentos mama era increíblemente talentosa y muy joven, la enredo con palabras y cuando mamá quedo embarazada de mi él la dejo. Y creo que no fue ni la primera ni la última vez que hizo algo así, utilizar a jovencitas aprovechándose de sus sueños.
Albus había sabido hace tiempo que probablemente el padre de Amelie había engañado a Alisa pero jamás había imaginado algo tan repugnante como lo que ese hombre había hecho realmente.
— mis abuelos probablemente, no aceptaron el embarazo, eso puedo saberlo y mamá dejo su casa y comenzó a vivir por su cuenta.
Amelie aguantaba las ganas de llorar que había contenido desde el momento que por fin supo su origen, al llegar a su casa y ver el rostro de su madre que aún era joven, se preguntó  cómo había conservado esas ganas de vivir y de amar nuevamente 

¿Que ustedes son que? Harry Potter conoce a la tercera generaciónWhere stories live. Discover now