~(Capítulo 2)~

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Con solo una pijama puesta, la cual le quedaba floja debido a que antes había sido propiedad de su primo, corrió por las largas calles vecinas. No sintió ningún tipo de vergüenza o timidez, esto gracias a que ningún vecino se encontraba fuera de su hogar y el tenía un claro propósito más importante del que dirán los demás.

Cuando ya estaba por cruzar otra esquina y perderse de la posible vista de sus tíos. Un terror le invadió, era un miedo superior, incluso comparado al enfrentarse a Lord Voldemort.

Su tío Vernon corría trás el, mientras gritaba con fuerza palabras sin coherencia.

"Comida" "Dinero mio" "Alacena" "Casa" "Encerrado"

Harry no podía dejarse atrapar por el, su mente era como la de un joven de diecisiete, sabia lo que tenia que hacer, conocía hechizos, recordaba a sus amigos, todo lo que tenía que hacer y los lugares que debía recorrer.

No comprendía el motivo de todo eso. ¿Acaso solo se había tratado de un sueño? ¿O poseía mejores habilidades que la profesora Trelawney ?

Tal vez eso era, había logrado encontrar o mejorar su ojo interno, o como demonios lo llamaba la profesora.

-¡Harry!-bramó su tío mientras con más fuerza corría, incluso para la vista ajena podía resultar cómico. Sus cortas y gordas piernas le dificultaban en todo momento.

-¡Alejate de mi!-le grito el azabache-. ¡No pienso volver jamás!

El rostro de tío Vernon adquirió un tono muy rojo. Mantenía en su imaginación la posibilidad de un robo por parte de Harry, un robo de dinero descomunal.

Sin importar lo mucho que quisiera agarrarlo del cuello y regresarlo a su casa. Harry logró escapar con una ventaja única.
A pesar de lo delgado y pequeño que era, poseía una fuerza especial, quizá experiencia de todo lo que había vivido o pensado que había vivido.

Después de casi seis minutos corriendo, el cansancio bloqueo las piernas de Harry. Se dejo caer cerca de un pequeño parque que era muy frecuentado por familias, sin tener la menor idea de lo que debía hacer primero.
Tenia muchas cosas en mente, pero antes debía encontrar un adulto que lo ayudará y lo más importante debía ser un mago. Pues si le contaba a cualquiera podrían pensar que estaba loco y terminar en un centro psiquiátrico o peor devolverlo a casa de sus tíos, los cuales se encargarían de en verdad volverlo loco al encerrarlo de por vida en la alacena.
No tenia mejor opción de ir hacia el único hogar donde en verdad lo escucharían y entenderían. ¿Pero como llegar hacía ese lugar? No tenia dinero para un taxi y caminando se demoraría una eternidad.
Respiro para poder calmarse, ya estaba muy asustado como para tener que estresarse.

~•~

Después de varios intentos logró por fin lograr que una señora le ayudara con el dinero necesario para el taxi.

Al principio pensó en regresar y pedir ayuda a su vieja vecina la cual era squip y que estaba en constante contacto con Dumbledore, pero al acordarse del motivo de estar viviendo con los Dursley descartó rápido esa idea.

Con varias paradas en taxi. Logro por fin llegar hacía el lugar que consideraba un verdadero hogar.
Le agradeció al chofer quien le dirigió una mirada preocupante. Y se acerco a una de las ventanas.

Dentro de la casa todo estaba en alboroto. Localizo rápido con la mirada dos cabelleras rojas que se movían con rapidez por toda la sala.

Entonces una sonrisa se dibujo en su rostro al escuchar la llamada de atención de una mujer que reconoció y recordó al instante.

-¡Fred, George! ¡Les dije que no usen las escobas de sus hermanos y menos dentro de la casa!

Harry volteo la cabeza asustado. El chofer del taxi no estaba. Todo era seguro, más tranquilo y confiado se apresuro a llamar a la puerta.

Segunda Oportunidad-HPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora