Desierto y bosque.

1.2K 97 32
                                    

A pesar de ser una persona silenciosa Kazuma hablaba con elocuencia. Me transmitió los sentimientos de todos, se con total seguridad que fui muy amada tanto que protegieron mi vida a costa de la suya. Por más que me pesara no podía permitirme llorar, por lo menos no en el desierto. Había una suave brisa pero levantaba mucha arena. Después de bastante rato caminando distinguí a lo lejos una fortaleza de roca, se trataba de la aldea oculta entre la arena. Me acerque sigilosamente, no había shinobi de la arena cerca de los muros pero seguramente se trataba de rondas programadas. Mis hermanos habían preparado la huida perfectamente para mí para que no me topara con ningún obstáculo.

― ¿Qué haces aquí niña? – Alguien hablo detrás de mí. Realmente no quería voltear – Oye te pregunte...
― Yo solo...- Al voltearme me di cuenta que se trataba de un niño, como yo. Era menudo de cuerpo, lucia frágil. Su cabello era de un rojo ladrillo y ojos color verde claro. Unas marcas negras adornaban sus ojos - ...pasaba por aquí – conteste tímida.
― ¿A estas horas de la madrugada? – Pude notar que no me cuestionaba con malicia, incluso percibí inocencia de él.
― ¿Qué me dices tú? Tú tampoco deberías estar afuera – Lucia con culpa, me hizo sentir mal de repente.
― A nadie le importa si no estoy.
― ¿De qué hablas? Seguro que tu familia estará preocupada – Quise acercarme a él pero una barrera de arena me lo impidió, me sorprendí.
― Esa es la cara que todos hacen al ver esto – Admitió con enojo.
― Discúlpame, es solo que me sorprendió – Trate de sonar mas calmada – Esto te protege ¿verdad? Eso es porque de seguro eres importante para alguien, así que no estes triste.
― ¿Soy importante para alguien? – Estaba cautivado por mis palabras.
― Si, seguro – Le brinde una leve sonrisa
― Oye ¿Cuál es tu nombre? – Me pensé un momento si contestarle, el lo noto – Mi nombre es Gaara.
― Yo soy Kumiko.
― Ese nombre te queda bien
― Eso creo – Algo se me ocurrió – Oye Gaara tú vives en esta aldea ¿Verdad?
― Si ¿Por?
― Necesito atravesarla rápido y dirigirme al este ¿crees que vaya rápido si la rodeo?
― No me parece – Dijo confundido – La manera más rápida seria ir a través de la aldea – Señalo – Ah si quieres yo te puedo acompañar – Funciono
― ¿Enserio? – Dije con alegría – Pero no quisiera causarte problemas
― No, está bien, vamos.

Comencé a seguir a Gaara desde atrás. El atravesar la aldea desde dentro me brindaba un poco más de protección. Pero sería un problema si las personas que atacaron el clan deciden entrar aquí también así que debía apresurarme y alejarme. Un rato después estábamos en otra entrada, cruce la aldea sin contratiempos, el cielo comenzó a tornarse morado oscuro, el amanecer no estaba lejos.

­― ¿Tienes que irte? – Dijo con un poco de tristeza
― Si, debo reunirme con otras personas. Me apena no agradecértelo adecuadamente.
― Entonces prométeme que vendrás de nuevo – Pidió con ilusión.
― Claro es una promesa – Levante mi mano frente a mí y alce mi meñique - ¿Qué pasa?
― Es que, la arena no me dejara...
― No lo sabemos hasta que lo intentes – Le asegure. Lentamente siguió mi ejemplo y entrelazamos nuestros meñiques, ambos sonreímos.

Gaara me despedía a lo lejos agitando la mano, yo le devolví el gesto por unos momentos. Tiempo después ya había dejado la villa muy atrás. Para cuando logre adentrarme en el bosque los primeros rayos matutinos comenzaban a atravesar la copa de los árboles. Los pies comenzaban a pesarme y el sueño empezaba a cobrar factura, pero ya había recorrido un largo camino y no iba a meterme ahora. Un escalofrió me recorrió todo el cuerpo.

― Ojos color esmeralda – Hablo un ninja encapuchado frente a mí – es la chica.
― Vaya montón de problemas que nos diste – Se quejó alguien detrás de mí, me habían rodeado sin haberme percatado – Debes agradecérselo a tus inútiles familiares, sin ellos no hubieses llegado tan lejos – Se burló.
― Solo captúrala rápido. Ya estamos en la Tierra del fuego, será problemático si llegan refuerzos. El clan Usui mantiene buena relación con Konoha.
― Claro, será fácil – Sentí como me tomada desde la capa. La desabroche de mi cuello para poder liberarme – Estúpida mocosa, vuelve aquí – Corrí tan pronto como mis pies me lo permitieron.
― Creí que habías dicho que sería fácil – Le reclamaba el otro – No la subestimes por ser una niña – Comenzó la persecución.

Los sonidos de pisadas sobre los arboles resonaban por todo el lugar. Me lance directo a un grupo de arbustos más adelante tratando de contener mi agitada respiración pero podía escuchar mi corazón latir con fuerza. Tal vez debería rendirme y dejar que me capturen, quizá solo estaba aplazando mi propia muerte. La imagen de mis padres y hermanos se dibujó en mi mente. Como desee estar con ellos. Un dolor me hizo reaccionar, un Kunai había rozado mi brazo izquierdo, cuando quise salir de hay alguien me había tomado del pelo, comenzó a arrastrarme por el lugar. Los dos estaban frente a mí.

― Hey vas a arruinar esa piel tan suave – Le advirtió el otro.
― Es una pena que la quieran para experimentación ¿no crees?
― Hicimos todo este trabajo, creo que merecemos una recompensa ¿no crees?
― No pasa nada si nos aseguramos que no grite.

Uno de ellos termino por derribarme bocabajo en el suelo, empujo mi cabeza fuerte para evitar que pudiera gritar. Funciono. Se sentó sobre mi espalda, era pesado. Con si mano libre comenzó a acariciar mis piernas, quiso subir a través de la yukata. Me sentí aterrada. Así iba a terminar todo. Me había resignado a perderlo todo. Quería alejar mi mente y mi ser de ese lugar. Un ruido sordo me interrumpió. Un grito ahogado apareció. Después el peso en mi cuerpo se esfumo. Levante lentamente la cabeza. El cuerpo de uno de los sujetos estaba tirado inmóvil a unos metros de mí. Me levante precavidamente. Comencé a buscar con la mirada al otro. Yacía detrás de mí de la misma manera que su compañero, inmóvil. No entendía que estaba sucediendo. Cuando me dispuse a ponerme de pie alguien estaba frente a mí. Levante la mirada lentamente, portaba un chaleco gris, los brazos descubiertos a excepción de unos guantes con protectores de hierro. Su rostro estaba cubierto por una máscara blanca con líneas rojas, me recordaba a un kitsune. Distinguí un cabello plateado. Su estatura era parecida a la de mis hermanos. Quede paralizada ante su presencia, esta persona era completamente diferente a los otros dos. Él los había asesinado en unos segundos.

Cautivaste mi corazón. (Kakashixtú) [Finalizada]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant