d o s

211 12 3
                                    

Bárbara.

¿Alguna vez te has arrepentido de algo estúpido? ¿o simplemente odiarte a ti misma por haber hecho algo estúpido?

Creo que ahora estoy pasando por ese momento. Y también creo que es injusto, digo, yo no he hecho nada malo en mi vida, ¿por qué Dios me odia? ¿Por qué tuve que seguirle el juego a Michael tonto Clifford?

Aún no puedo creer que Niall, posiblemente, haya escuchado el amoroso, pero tonto 'te amo'. Me odio mentalmente, ahora odio más a Michael, mucho más.

Justo en ese momento, ¿no pudo esperar unos minutos más tarde? Creo que no, sólo quizo aparecer cuando le dije a Michael que lo amaba. ¿Y ahora que iba a pensar de mí? Me odio.

—Sería algo muy mal si te digo que estás sentada justo en mi asiento, pero no te preocupes —Sonrío de medio lado y miró a los demás—. Entonces, ¿de qué me perdí?

—Bárbara confesó su amor a mí —Dijo Michael. Creo que voy a matarlo literalmente. Lo miré mal, a lo que él me miró un poco asustado—, sin embargo, amigo Niall, creo que lo nuestro nunca funcionaría…

Por favor, que alguien le clave un martillo en la cabeza, antes de que yo se lo clave en las bolas.

Niall sonrió un poco y alzó una ceja.

—¿A que sí, Barb? —Yo lo miré, tenía su perfecta sonrisa burlona, la que nunca faltaba.

—Bueno, no creo que sea de su incumbencia si Michael y yo tenemos algo, señor Niall.

Él rió.

—No lo creo, tampoco. Pero recuerda que donde hubo fuego, cenizas quedan… —Respondió. Louis pronunció un claro 'Uh… ' alargado, luego los demás le siguieron. Zayn reía.

—¿De qué hablas? —Pregunté confundida.

—Tú sabes de lo que hablo —Sonrió de lado, una vez más. Fruncí el ceño y ladeé la cabeza. Miré a Ariadna, tenía una cara de confusión, alcé las cejas.

Todos se quedaron callados y volvieron a tomar un sorbo de su bebida.

—Creo que todo se tornó feo —Confesó Zayn mirando burlón a Niall, luego a mí y después a todos en la mesa—, supongo que iré a pedir otra bebida, ¿Louis? —Miró al moreno levantándose.

—Oh, claro —Dijo parándose mientras se acomodaba su chaqueta. Realmente se veía bien, muy bien.

Volteé mi rostro para ver mejor el vestuario de Niall. Tampoco estaba mal. Su camiseta con una calabera encima remarcaba lo mejor de su cuerpo. Sus pantalones combinaban muy bien y encajaban perfecto en sus piernas. Sus zapatos le daban el toque clásico que se necesitaba. No se cambió de ropa en toda la noche, probablemente se sentía cómodo.

—¿Qué? —Oí a Niall y lo miré a la cara.

—Oye, sé que soy guapo —Dijo con aires de suficiencia— y que te mueres por mí —En ese momento reí. No sólo por él, si no por el hecho de que tenía la razón, desgraciadamente—, pero no por eso voy a dejar de sentirme acosado por ti, lo sabes ¿no?

—Claro, por supuesto. Espera —Dije siguiéndole el rollo—, déjame meterme en mi cuenta directioner en twitter y publicar sobre lo mucho que adoraría tener cuatro hijos contigo y vivir en una mansión de Inglaterra… —Rodé los ojos. Él rió.

—Tendrías que aguantarme día y noche —Respondió.

—¿Y quién dice eso? ¿No tendrías trabajo que hacer?

—¿Trabajo? Claro que no, bebé —Claramente estábamos jugando, calma—, yo dejaría mi trabajo para mantener a nuestros cuatro hijos, dos niñas y dos niños; Juana, Pedro, Luis y Marlene.

Cielo →Niall Horan←Donde viven las historias. Descúbrelo ahora