6. ∆ Ni Que Decir ∆

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"Porque las noches son tan oscuras, y los días malos son tan malos"

6.

No se mucho de lo que pasó después, además de mi imaginando a

una niña en las calles, frías y de poco consuelo.

Los autos pasaban a mi lado logrando poner mis nervios de punta, preguntas qué trataba de simplemente no cranear se mostraban relucientes antes mí. ¿Y si alguien me vio? ¿Y si ya todos lo saben? ¿Y si papá lo descubre? Además ¿Qué demonios haré con este auto?

No era como si fuera a llegar a casa con un desgastado auto y tuviera una explicación muy lógica para conservarlo. De hecho, nada de lo que me pasaba tenía mucha lógica.
Vagos recuerdos llegaban a mi cabeza, algunos eran muy útiles, como por ejemplo aquel viejo café a él que papá me llevaba de niña.

El "Cofee Of" era un lugar muy recorrido, este era uno de los lugares más frecuentados en la cuidad, ya que no cerraba, era uno de esos lugares de 24 horas y servían los mejores cafés en todo el estado.

Mi padre me llevaba de vez en cuando a disfrutar de un café amargo.
El lugar era una mierda para los empleados por el horario tan pesado que conlleva trabajar allí, pero era la gloria para mí ahora que debía esconder un auto.

Podría dejar el auto allí y a nadie le importaría, podría tomarlo con sigilo y no levantaría sospechas, solo debía tener cuidado al llevarlo y volver a ponerlo en su lugar.

(...)

Estacione un poco apartado de la entrada del café, fue un poco complicado ya que no lograba alcanzar el freno, y casi me estrello con un auto rojo que estaba demasiado cerca, me las ingenie y logré dejar el auto.

Baje con cuidado de no ser notada y volví a la carretera de mi adorada cuidad, corría por ratos y caminaba cuando me sentía cansada.

Pensaba que lo que acababa de pasar debía consumirme, matarme en desgracia, pero no se sentía así, me sentía liviana y protegida, una protección que por suerte yo misma me había brindado.

Yo me sentía en paz.

—Ya no hará más daño—.
—Consolate con eso hasta que te lo creas—.

—Ya lo creo estúpida conciencia—.

—Claro, y tú me escuchas—.

—Murió un monstruo—.

—Y nació otro—.

No era así, yo no era un monstruo, después de todo de una forma muy extraña y tetrica.

«...Estoy haciendo del mundo un lugar mejor...»

(...)

Actualmente.

Y talvez, y solo talvez fue esa sensación de paz fue la que me inspiró a seguir, esa sensación de seguridad que yo misma me había brindado y que luego le brinde a muchas personas más.

Seguí, y terminé con la vida de tantos asesinos y violadores, que con ellos aún persiste la misma idea en mi cabeza. Y si, a mí manera estoy haciendo del mundo un lugar mejor.

—Mientras la maldad permanece en tí—.

—Hace tanto que callas conciencia—.

—Me cansé de no ser escuchada—.

—Lo sé, a penas y te he oído un par de veces—.

—Has hecho muchas estúpideces ¿Cierto?—.

—Ni que decir—.

—Ni que decir—

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Los Monstruos También Se EnamoranWhere stories live. Discover now