11. ∆ Colores Cálidos ∆

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«...Cierra la puerta y canta, canta para ahuyentar los monstruos...»


Ethan Tilman.

11.

Hay dos momentos en la vida que pueden joder todo... Estos son los míos.

13 años antes.

El silencio de la habitación y luego gritos. Nadie debería acostumbrarse a esta mierda.

Los ruegos fuertes de mamá lograban dejarte los cabellos de punta, hace tan solo unos segundos me abrazaba, su calidez y ternura se transmitían como esa energía positiva que ella siempre cargaba.

La vibra positiva que recorria tu cuerpo como una carga eléctrica o un buen golpe en el rostro.

Vi sus lindos ojos azules junto con la curva en sus labios rosa pálido, yo se los había heredado y estaba orgulloso, eran realmente hermosos, en veía
miedo como cada vez que aparecía papá. Pero hace un segundo ella me sostuvo en sus brazos y me apretó con fuerza.

Pommm

El ruido de la puerta que se abrió de un golpe. Aún permanecía en el eco de la casa su llegada, la sonrisa de mamá desapareció cuando empezó a llamarlo una y otra vez sin parar. Y en su lugar de la sonrisa de siempre, apareció una mueca de nervios con preocupación que invadia su mirada.

-Ya sabes cariño, como te he enseñado-. Su voz fue un susurro preocupado.

-Mamá-. Solté con miedo y voz temblorosa.

-No es tu culpa cariño-. Desde entonces ya lo repetía, nunca entendí el porqué.

Sabía lo que tenía que hacer, baje hasta el piso y me senté junto a la pared, tape mis oídos con mis diminutas manos quedando escondido entre la cama y la pared. Tenía que permanecer así hasta que todo acabará.

Ella salió, no sin antes dejar caer una mirada sobre mi y una sonrisa triste.

Yo asentí para que se fuera tranquila, temía que yo saliera. Esa siempre era su mayor preocupación. Cruzó la puerta y luego giró la llave para así dejar cerrada la habitación, a todo esto le siguió un silencio.

Un silencio preocupante.

Uno que no duraba mucho, ya que los gritos y golpes le siguieron, sonaban en las paredes, bien podrían compararse con gritos de quemaduras, pero era peor. Todo eso se encargo de que la tranquilidad durará poco.

La voz tensa de mamá se escuchaba desde abajo, le suplicaba que parará, lloraba y se estremecia por clemencia. Él no lo hacía hasta que quedaba satisfecho, solo paraba hasta que el monstruo de su interior quedaba sin hambre.

Mientras tanto en la habitación yo veía el vacío impaciente con un dolor en mi pecho, mi vista nublada por el miedo y las lágrimas. Admito que desde pequeño era un debilucho. No me gustaba que mamá sufriera, ella siempre me rogaba que me quedara, pero con los años eso se hacía más difícil.

Para cuándo volví a la realidad, trataba de recordar la canción que mamá me había enseñado.

Spring is dressed in warm colors
La la la la la la

Of colors are the birds that fly
La la la la la la

Of colors is the gray sky outside
La la la la la la

Of colors is the smile despite your sorrows.
La la la la la la

Aunque mi susurró de la linda canción no era capaz de eliminar los gritos, o no por completo al menos, ya que la voz subdesarrollada de un niño de cinco años no es muy estremecedora, a decir verdad.

Pero mi débil canto me causaba paz, ya que sabía que al cantarla un par de veces mamá volvería, talvez con golpes y con lágrimas, pero siempre volvía me abrazaba fuerte y repetía que había terminado.

(...)

Nunca terminó.

Y los años no hacían más que empeorarlo todo.

El tiempo sabe curar heridas, pero nunca será suficiente sino pones de tu parte.

Aún no sé porque en todos esos años ella nunca se fue, no sé porque no tomó sus maletas y se fue. Porque no se dijo a si misma, esto es una mierda, le valemos, no le importa dañarnos, este idiota no vale un coño la pena, no quiero esto para mi hijo.

Podrá decir lo que quiera, pero esto no es amor, el hombre del que me enamore no volverá y este monstruo solo sabra quebrarme con el tiempo.

Supongo que ella hubiera tenido un mejor final. Supongo que toda la maldita historia tendría un estúpido final feliz, y eso es lo que creemos necesitar los seres humanos, un final feliz.

Pero ni ella ni yo lo logramos tener, y ¿Por qué? Por un maldito 6 de abril, y un estúpido señor llamado George Tillman.

Un hombre que se hacía llamar "Mi padre"

Un hombre que se hacía llamar "Mi padre"

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Los Monstruos También Se EnamoranTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang