Tarde

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El tierno color coral pintaba el dorado cielo que anunciaba la tarde, aunque mantenía la suficiente luz solar para continuar con unas cuantas actividades antes de que comenzara a oscurecerse. Y aunque entre gran número de aulas y por algunos pasillos se encontraban vacíos, algunos alumnos se mantenían ahí, ya fuese por sus talleres u otras cuestiones.

El menor de los gemelos había decidido quedarse un poco más de tiempo fuera de su horario, excusándose al decirle a su gemelo que tenía clases en su taller -mentira que el mayor en ningún momento dudó- y con eso cubierto, solo hacía falta ubicar el lugar al cual quería ir, lugar que era su razón de aún permanecer en la escuela.

Unos pequeños segundos más de búsqueda y ya se encontraba en su destino: el campo de beisbol.

Miró al grupo de compañeros que se encontraban concentrados en su respectivo entrenamiento, sonriendo para sí mismo al poder visualizar a la distancia a quien le había dado razones de permanecer más tiempo ahí. Dio unos cuantos pasos más y tomó asiento en las gradas.

El azabache de ojos violáceos al haber sentido por instinto la presencia de alguien más, no pudo evitar el buscar con la mirada aquella sensación que le había mencionado su corazonada, y en efecto, aquel rubio estaba sentado observándolo, mutuamente se saludaron con levedad.

El rubio había elegido un lugar adecuado para tener una agradable vista, para poder mirar a su amigo, además de apoyarlo de manera silenciosa, tenía una ligera sonrisita por lo tan tierno que llegaba a mostrarse el mayor cuando realizaba aquellas actividades que tanto le apasionaba, lo podía saber solo a la distancia, ya que de entre todo el alumnado, ese azabache se mostraba enérgico y rebosante de alegría sin llegar a extremos.

A aquel grupo de deportistas se les dio un pequeño pero considerable descanso.

Descanso que el azabache de ojos violáceos aprovechó para ir con dirección hacia las gradas, justo donde se encontraba el rubio.

- ¿Pasando el rato? -Preguntó Ness entre ligeras risas desde lo que le permitía el campo.

- A-Algo así -También rio Lucas al no saber que más responder- Solo vine a verte... s-solo eso, para v-ver si se te da bien el d-deporte -Se excusó.

- Oh... pues... te lo agradezco... que considerado de tu parte -Comentó sintiendo una calidez en sus mejillas, pero pensando en qué más decirle para disimular su emoción- Ni siquiera Poo, Jeff o Paula lo hicieron, dijeron que tienen sus propios asuntos, aunque yo creo que no vinieron porque les resultaría aburrido -Recordó aquello- Espero que a ti no te parezca aburrido y termines huyendo, pero comprendo tus razones en caso de hacerlo -Agregó.

A lo que ambos rieron.

- No, no huiría -Negó el rubio- V-vine a verte, vine a apoyarte y... desearte lo mejor, porque eso hacen los amigos ¿cierto?

- Sí, tienes razón -Asintió su contrario.

Después de aquellas palabras se miraron de manera mutua, cruzando sus miradas con profundidad, pero, sin ningún rastro de incomodidad. Como si sus ojos también tuvieran que dedicarse algo, dejándolos ser y solo apreciar esos pequeños instantes, solo admirar, solo sentir y saber que eso eran mucho más que una visita de apoyo, mucho más que palabras, mucho más que hipnotizantes miradas.

Al terminar el pequeño receso, el azabache con el resto del equipo prosiguieron con el entrenamiento, dejando al rubio en ese mismo lugar y continuando con su mirar a la distancia.

Aún sentado, con sus codos en sus piernas y apoyando sus mejillas en sus manos, el menor de los gemelos soltó un corto pero dulce suspiro, de esos que después de escucharlos típicamente comentan "estás enamorado".

Y realmente, esa era la única verdad, en especial cuando el afecto es mutuo.

Yo solo pensaba | NesscasWhere stories live. Discover now