Gesto

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Simplemente no era su día...

En resumidas cuentas, había tenido una serie de eventos "desafortunados" que simplemente no le daban ánimos de continuar el tan lindo día que creía que tendría... El sol lo había despertado tan gustosamente con sus rayos tan pronto se despertó ¿Por qué había cambiado todo?

Ya no le importaba mucho.

Aquel rubio iba con rumbo a su casa para dar por finalizado su no tan gustoso día... haber llegado tarde a clases, no haber llevado una tarea, ser llevado a dirección por una cosa insignificante, haberse perdido un examen importante justo cuando no estaba en clases por el regaño que le dieron, además de haberse quedado un poco más de tiempo para realizar un poco de limpieza en su respectivo salón... "no resultaba gran cosa" pero le resultaba amargo...

¿A caso puede suceder algo peor?

Se cuestionó a si mismo de manera mental esperando que el destino le respondiera...

Y lo hizo...

Comenzaron a caer leves gotas de agua del misterioso y bipolar cielo...

El rubio suspiró pesadamente por "auto sabotearse", así que apresuró un poco el paso en tan conveniente camino a casa que resultaba en una suerte de extenso campo de flores a su alrededor y un camino de tierra.

No pasó ni un minuto para que la lluvia cayera con más fuerza empapándolo por completo, además de provocar que su copete hacia arriba se viera decaído tapándole un ojo. Con prisa corría en ese camino lodoso buscando con la vista algún lugar cercano donde resguardarse al menos por unos minutos...

No estaba cerca de su casa, pero al menos si de una tienda.

Como pudo -casi cayéndose- se posicionó debajo de aquel pequeño techo frente las puertas del establecimiento. Se recargó en la pared tomándose unos segundos para pensar que haría después, si esperar a la lluvia o continuar con su desdichado día.

Mientras pensaba que haría, escuchó que se abrieron las puertas del lugar anunciando la salida de alguien.

- ¿Estás bien...? -Preguntó alguien al verlo todo empapado.

- S-Sí... Solo me tomó por sorpresa la lluvia -Respondió sin darle importancia casi temblando, a lo que estornudó.

El azabache rio mentalmente por tan contrastado comentario.

- Ten, toma esto -Decía el azabache mientras se quitaba un ligero suéter- Desde la mañana que escuché el pronostico y decidí prepararme aunque no lo creí necesario -Le ofreció la prenda.

- N-No gracias, y-ya casi llego a casa, no te preocupes ¡Achiuu! -Volvió a estornudar.

- Lo necesitas más que yo -Agregó el de ojos violáceos poniéndole el suéter encima de sus hombros- No te vaya a dar algo peor -Comentó preocupado.

- N-Ni que lo digas... -Respondió recordando su racha- M-Muchas gracias por cierto... -Se aferró al suéter.

- De nada -Dijo el azabache, y después de considerarlo, a los segundos tuvo en mente algo- ... ¿Sabes qué? ... Creo que también necesitaras esto -Le ofreció su paraguas.

- ¿Q-Qué? No, no g-gracias, ya me ayudaste lo suficiente, e-en serio gracias... -Se negó volviendo a estornudar.

- La lluvia no es ligera y ese suéter no te ayudará lo suficiente, así que insisto -Le extendió el brazo dándole el paraguas.

El rubio lo miró con duda, observándolo y casi hablándole con la mirada.

- No lo ocupo, como ya te dije, vine preparado -Aseguró sacando de su mochila un impermeable que seguido de sacarlo se lo puso.

El menor solo quedó pensante por la consideración de aquel desconocido.

- Cuídate mucho ¿Sí? -Le dijo aquel de ojos violáceos despidiéndose con una cálida sonrisa.

Si algo lo caracterizaba, era el hecho de "Si puedes ayudar a alguien, hazlo"; cosa que desconocía su contrario por obvias razones, pero a sus ojos, era como si el destino finalmente le sonreía un poco después de todo lo que pasó en ese día.

Aquel desconocido azabache se retiró del lugar, dejando al rubio a "su suerte" pero con los medios necesarios.

El resto del camino, el menor -además de estornudar- se mantenía pensando en la recién situación. 

Ya no temblaba, además de que podría sonar dramático, pero la calidez del detalle simplemente no podría describirlo, contrastaba demasiado comparándolo con el inicio de su día... Además de que ahora, su cabello proseguía a "secarse" y poco a poco retomar su forma original.

Solo pensaba en eso: el cómo por azares del destino, una dulce persona se cruzara de tal forma en su camino, cualquier persona normal tal vez le hubiera ofrecido solo el paraguas o simplemente no encontrarían la forma de ayudarle -en especial en el considerable desolado lugar- además de que se preguntaba que habría sido de aquel chico, no recordaba verlo por la zona y resonaba la duda de si se volvería a encontrar con él y devolverle lo que le prestó.

Llegó a casa, siendo recibido por su preocupada madre quien rápidamente actuó predispuesta a seguir un proceso para evitar que esos estornudos pasaran a alguna otra cosa.

No había mejor arreglo que un cálido baño, el revolverse entre aquellas suaves sábanas, un calientito chocolate, el secado de su cabello y el recibir el cariño que solo una madre puede dar.

El rubio ya se sentía ligeramente mejor. Y debido a la presente gélida temperatura, no quiso separarse de tan agradables telas. Envuelto por éstas mismas, en su habitación, se asomó a la ventana observando el paisaje que se mantenía frío, pero comenzaba a iluminarse de un cálido sol, seguido de un bello arcoíris que había sido traído por esa lluvia.

Se mantenía pensando en aquel chico que tiernamente le ayudó a regresar a casa; soltó un leve suspiro con una ligera sonrisa, vaya que lo había pasado mal pero... a veces un pequeño detalle podría cambiar todo.

Tal vez no fue un tan desastroso día...

Yo solo pensaba | Nesscasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن