Visita

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La pequeña Tracy a pesar de que convivía de vez en cuando con el agradable hermano menor de su odioso vecino, a pesar de que las horas de clase pasaban volando para ella, y a pesar de que los fines de semana su trabajo le resultase justo. Adoraba el resto de las horas que le restaban de su muy ordenada rutina teniendo un excelente tiempo para disfrutar del estar en casa, ayudar a su madre en algunas cosas y pasar la tarde jugando con su hermano mayor quien de vez en cuando invitaba a sus amigos para disfrutar mejor el rato juntos.

Podría decirse que la pequeña conocía muy bien a los amigos de su hermano, tan bien como para coincidir que aquella amiga suya podría resultar en algo más -solo que por ahora no se daba nada-. Aunque los tuviese muy presentes a aquellos, comenzó una curiosa etapa de su hermano en la cual decidió "enfocarse" solo en la escuela, limitando los momentos en los que se la pasaban entre amigos y jugando con su hermana.

A Tracy le pareció un tanto curioso, ya que esa era la peor excusa para él -no era de promedio bajo, ni de promedio sobresaliente- así que el "esforzarse más" no parecía algo que su hermano estaría dispuesto a hacer -llevaba todo a un ritmo tranquilo- ¿por qué quería cambiarlo?

Fuera de ese extraño cambio y debido a que ambos se encontrarían enfocados en sus propios asuntos, Tracy cambió su horario, percatándose curiosamente que los fines de semana en los que ella saldría de casa, justo a esas mismas horas, él permanecería en el hogar con su madre... Sin mencionar que a unos milímetros de cerrar la puerta para irse, siempre escuchaba que su hermano aprovechaba para conversar con su progenitora.

Claro que Ness y su madre se llevaban bien y no tenían problema alguno ¿pero porqué hablar justamente cuando ella se iba? ¿había algo que no podía escuchar?

Con el tiempo se fue acostumbrando. Pero su curiosidad la invadía, así que dispuesta a saber cual era el asunto, de vez en cuando cerraba la puerta pero permanecía atenta a lo más mínimo que pudiesen decir. Siendo que solo pudo escuchar la mención de alguien, pero no pudo lograr escuchar el nombre en cuestión.

(...)

La pequeña rubia llegaba a casa después de un día normal en clases. Al momento de llegar, se dio cuenta de que su hermano todavía no había llegado -siendo que él solía hacerlo más temprano- ignorando ese detalle fue a su habitación a realizar sus pendientes escolares, no sin antes prepararse un ligero refrigerio esperando la cena.

Tan pronto tomó asiento cerca del comedor, la puerta principal se abrió, obviamente era el azabache de ojos violáceos, pero había traído compañía.

- ¡Mamá, ya llegamos! -Anunció Ness, seguido de eso se dirigió a la otra persona- Vamos pasa -Dijo haciéndose a un lado para que la otra persona pasara primero.

Aquel temeroso rubio entró un poco temeroso y con pena -se notaba a la distancia- a lo que Tracy supuso que ese era el misterioso chico que le mencionaba a su madre. Aquel chico al percatarse de la presencia de la menor saludó de manera leve con su temblorosa mano seguido de una pequeña pero nerviosa sonrisa.

- Hola... -Dijo con suavidad aquel chico.

- ¿Hola? -Respondió la rubia con duda.

- Ah, Lucas, ella es mi hermana menor Tracy -Presentó el azabache- Por cierto, Tracy, él es mi amigo Lucas y lo invité porque realizaremos un trabajo juntos -Agregó mientras daba paso en dirección a su respectiva habitación mientras le hizo una pequeña seña a su amigo para que lo siguiera.

Tan pronto como llegaron, tan pronto se retiraron hacia aquella habitación. 

No era por restarle credibilidad a su hermano, pero nunca había invitado a nadie para realizar trabajos escolares -ni si quiera a Jeff ni a Paula-. Pasaban los minutos y la rubia tenía curiosidad si realmente iban a realizar aquello, así que con cautela, fue a asomarse por el marco de la puerta verificando que no se estuvieran distrayendo jugando algún videojuego.

Pero en efecto, estaban haciendo su tarea.

El rubio era quien estaba explicando lo que harían -que más bien parecía que le estaba ayudando en estudiar- y por el otro lado, el de ojos violáceos lo miraba atentamente, no como si le pusiera atención... parecía que simplemente lo observaba mirando su rostro en vez de prestar atención a lo que le decía.

Siguieron pasando los días y las visitas de aquel rubio resultaban un tanto frecuentes, llegando al punto que la menor comenzó a cuestionarse si al pobre no lo querían en su casa.

Ella se la pasaba en su habitación con la puerta abierta, concentrada en su tarea pero atenta lo que fuese mencionado.

- Oigan, pensaba prepararles un Omelette- Escuchó la voz de su madre dirigiéndose hacia aquellos dos- ¿Les parece?

- ¿Omelette? -Escuchó chillar con alegría al rubio, que siguió con una disculpa por su revuelo- Y-Yo... ¿P-Puedo a-ayudarle señora? -Preguntó tímidamente.

- Oh, Lucas, gracias pero no es necesario -Respondió la mayor.

- I-Insisto, m-me gustaría ayudarle un p-poco -Agregó Lucas.

Después de intercambiar unos cuantos comentarios, la señora terminó aceptando la ayuda del menor y juntos se fueron a la cocina. Seguido de la partida de aquel chico, Tracy solo pudo escuchar un suspiro por parte de su hermano, suspiro que no parecía de decepción por ya no contar con su amigo, ese suspiro decía otra cosa; pero eso ya no importaba porque el de ojos violáceos fue con ellos y básicamente se la pasaron los tres en la cocina de manera alegre.

Solo fue cuestión de dejar pasar el tiempo para que aquel chico que alguna vez resultó como un simple desconocido fuera constante el hecho de que ya "estuviera" en aquella casa, no solo ayudando al azabache y permaneciendo con él, sino que también conviviendo con aquella señora.

(...)

Había llegado el respectivo fin de semana, siendo Tracy la que se encontraba alistándose para ir a su trabajo.

Por cuestiones que desconocía, su hermano había salido unos minutos antes que ella -ni si quiera sabía a donde- pero eso era lo de menos; cuando ya casi se encontraba preparada, la puerta de la casa fue abierta, resultando en los usuales dos chicos que últimamente permanecían juntos.

Siendo el rubio quien entró con un girasol envuelto en un papel plástico transparente amarrado de algún delgado listón rojo; por la mirada de ambos se podría decir que tenían planeado algo.

La rubia tomó su bolsa para partir, pero la duda no era de sorprenderse.

- ¿Y ese girasol? -Preguntó Tracy.

- U-Uh... - El rubio pensaba en como responder, la sola cuestión le hizo sonrosar las mejillas.

- L-Lucas lo encontró por ahí y... decidió traerlo -Respondió con tal excusa Ness, a lo que su contrario con nervios asintió.

- Bueno -Ella se encogió de hombros- Tengo que irme, nos vemos -Aquellos le hicieron espacio y ella solo abrió la puerta seguido que lentamente la cerraba.

Y nuevamente pudo escuchar aquellos susurros que su hermano comentaba.

- Tranquilo, ya es hora de que se lo digamos -Dijo el azabache con suavidad.

La pequeña ya no supo más del asunto ya que partió con rumbo a su trabajo, pero la situación resultaba un tanto desconcertante.

¿Qué se supone que debían decir?

Yo solo pensaba | NesscasDär berättelser lever. Upptäck nu