CAPÍTULO 1

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Latina y becada.

Elena.

Suspiro, aliviada y hago un conteo mental de todas las cajas a mi alrededor rezando internamente por no haber olvidado ninguna caja en el taxi.

Cierro la puerta apoyándome sobre está y echándole un vistazo a la pequeña habitación que se alza ante mi. Un armario de tamaño reducido con una puerta corrediza que casualmente también tiene un espejo de tamaño estándar. Un escritorio con una pequeña lámpara y un tacho de basura igual de pequeño bajo de la mesa, aire acondicionado, un mapa del mundo estilo minimalista y el logo de la universidad tallado en madera creo yo a mano y pintado de un verde esmeralda característico de la universidad. Y claro una cama, y una puerta que apuesto que es un baño, todo lo esencial para un nuevo estudiante de la universidad.

—Por fin estoy aquí... —Murmuro sin aún poder creer dónde estoy. Llegué a Roma hace dos semanas y aún pienso que esto es un sueño del que aún no puedo ni quiero despertar. Mi sueño siempre fue vivir en el extranjero, tener la oportunidad de estudiar y crear una vida fuera de mi país, y no es que no me gustará vivir en mi país, México es hermoso y adoro todo de él pero las oportunidades cada vez son más escasas y tengo que ver la forma de sacar a mi familia adelante.

Me abro paso entre las cajas y me recuesto sobre la cama sintiendo que después de días mis músculos se relajan por fin. Puedo oír el bullicio de fuera de la habitación, mañana comienzan las clases y los estudiantes que como yo van a vivir en el complejo de habitaciones que nos ofrece la universidad tanto a los becados como a los estudiantes extranjeros (en mi caso ambos), la mayoría llegará entre hoy y mañana así que gracias al bullicio ya me estoy haciendo a la idea de no poder dormir está noche.

Los párpados me pesan y siento todo mi cuerpo adormecido, pero recuerdo que tengo más de diez cajas a mi alrededor, que mañana tengo clases a primera hora y que además tengo que buscar un trabajo y siento como todo el cansancio se desvanece instantáneamente.

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Abro mi pequeño armario y sonrió levemente al ver toda mi ropa acomodada, creo que quedarme despierta hasta la madrugada valió la pena después de todo.

Tomo una blusa de tirantes de color negro que tiene un estampado ochentero, unos jeans y también un suéter.

Me siento nerviosa, mi madre siempre dice que los europeos son amigables, el problema es que mi madre nunca conoció un europeo. La mayor parte del tiempo lo que digan los demás de mí me da igual, hay personas hablando de ti todo el tiempo, quejándose de todo y de todos así que intentar complacer a alguien que no seas tú mismo es completamente inútil, pero creo que está situación es diferente y realmente espero agradarle a alguien, o al menos a los maestros.

Me visto con calma sabiendo que tengo tiempo de sobra para llegar a mi primer clase, cepillo mi cabello con calma y guarda todos mi libros dentro de mi bolso, acomodando cada uno de ellos por tamaño ya que siento que de esa forma podrían caber más cosas.

Por último cojo mi celular y las llaves de mi habitación, las cuales tienen un peculiar llavero con una especie de banderín de plástico con los colores característicos de la universidad, cuando el director me dijo que su espíritu era de color verde y negro no sabía que decir, pero ahora veo que se toman muy enserio ésto del espíritu universitario.

Salgo de mi habitación cerrando con seguro y veo que el pasillo hacia las escaleras está abarrotado de cajas y personas caminando de un lado a otro. Cuando estudiaba en México las cosas eran bastantes similar, lo que pasa es que en La forza hay más cien mil estudiantes, más del doble de lo que suele tener una universidad promedió en México.

CAUTIVADORAWhere stories live. Discover now