10. ˹Yesterday once more˼ (2)

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El filoso estoque de Silver Chariot se paseó por las cercanías del cuello del pelirrojo, delineando suavemente cada arteria y centímetro de piel con la brillante punta metálica de este. Tomó aire, intentando lograr esa imagen intimidante que solía tener antes a la hora de pelear. Aunque no estaba seguro de lograrlo, después de todo el parecido con el Kakyoin que estaba en su memoria era tal que le aterraba tener que enfrentárselo.

Miró de reojo al resto, buscando darse ánimos para ser más brusco y asestar un golpe mortal antes de que la pelea siquiera comenzase a tornarse violenta. No obstante, algo en el ambiente le impedía irse en su contra, si bien le era difícil describirlo, era como si estuviera traicionando todo lo vivido en el viaje si llegaba a tocarlo.

Y precisamente esa sensación que experimentaba en este momento era similar a la que sentía de vez en cuando con Avdol. Durante los primeros días juntos en la cabaña se vio rodeado por un algo que le era imposible de entender, algo totalmente diferente de la paz y el alivio que cualquiera esperaba sentir después de reencontrarse a alguien que creías muerto, algo que al contrario, le hacía percibir como si cada segundo que estuviera cerca se le hiciera más y más difícil usar la violencia en su contra.

¿Acaso el poder del enemigo estaba detrás de eso también?

De alguna forma, la mirada de Jotaro parecía tener la capacidad de decir todo sobre la situación, aunque no exteriorizaba esos sentimientos abiertamente en el resto de su rostro. Por otro lado, los ojos del egipcio no se quedaban para nada atrás, viajando rápidamente desde la confusión inicial, la cual todos parecían coincidir, a una que emitía cierta culpa y arrepentimiento.

Lucía hasta sospechoso en ese instante si se detenía a pensarlo, como si hubiera sido descubierto haciendo algo malo, como si no fuera...

Sacudió la cabeza bruscamente, negándose a considerar una posibilidad tan cruel como esa. Él era real, no podía dejarse llevar por coincidencias como esa. Regresó su vista al frente, forzándose a deshacerse de esa molesta e instintiva sensación que le rogaba que tuviera cuidado con el moreno de ahora en adelante. Debía ser racional, considerar todo lo vivido hasta ese momento y deshacerse así de la poca evidencia que estaba generándole dudas.

Aunque le fue imposible mantener esa línea de pensamiento, pues una vez que cruzó miradas con el duplicado vio las consecuencias de su propia distracción. Las hebras de Hierophant green lentamente se enredaba en su stand, alejando el estoque poco a poco de su cuello. Una sonrisa amable pero al mismo tiempo ganadora se torció en su pálido rostro, haciendo que Polnareff retrocediera.

—Ha sido un tiempo, Kakyoin.

La voz de Jotaro rompió el silencio abruptamente, aumentando la tensión del ambiente con apenas cinco palabras. Ocultaba su rostro bajo la visera de su gorra. Aun así podía verse como apretaba fuertemente los dientes en un intento por no temblar. El par de stands desapareció al instante, casi como si hubiera sido un acuerdo mutuo.

—¿De qué hablas? —se rió el pelirrojo — Nunca me fui.

La sonrisa se amplió ligeramente, a la vez, un suave jugueteo con su mechón se unió la escena. Un repentino aire coqueto llenó la entrada de la estación haciéndolo sentir como si estuviera sobrando en aquella conversación tan extraña.

Avdol posó su mano en su hombro, tirándolo suavemente hacia atrás, susurrándole algo al oído que no logró entender debido a la pesadez del momento. A su vez, un extraño silencio reinaba en el ambiente, como si algo anulara todo el ruido que emitía ese sector tan transitado.

Jotaro y Kakyoin se miraba el uno al otro de una forma poco convencional. No era para nada romántico pero a la vez no podía percibir ninguna clase de violencia, odio u amenaza en ellos. Era nada más que un vacío que al parecer solo ellos parecían poder interpretarlo correctamente.

Here, looking at you -AvPol-Where stories live. Discover now