𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒐

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Liam miraba por la ventana como algunos niños jugaban atrapar la pelota. Hizo un puchero, él daría todo por al menos tener la oportunidad de jugar con ellos a eso de correr y que alguien te persiga.

¿por qué yo no puedo salir a jugar como ellos, papi? —se sentó en su piernas — ¿crees que si voy con ellos- ellos me tendrán miedo?

oh, mi pequeño —lo abrazo.

Liam lloraba en su pechito, ¿Es tan feo como para que los otros niños no quisieran estar a su lado?

Su padre comenzó a sobar su jorobita.

¿Quieres que yo juegue contigo? Cuando se meta el sol podremos-

¡no, papá! Yo quisiera jugar en el día, cuando el sol esté en su punto alto, con los otros niños y reír junto con ellos, papi, yo quiero ser un niño normal —tallo su ojito, aquel que resaltaba más que el otro.

es que ese es el problema, bebé, tu no eres como los otros niños, tú eres especial —dejo un beso en su mejilla. —cuando tu seas mayor podrás romper este hechizo con el beso del verdadero amor.

Liam para tener ocho años de edad era lo suficiente inteligente para saber lo que le pasaba y el por qué de eso.

Él no odiaba a su papi por haberse metido con tipos malos que la pagaron con él, sabe que si la decisión hubiera estado en las manos de su papi sería él mismo quien tuviera sus deformaciones.

A veces, como en esta ocasión, liam odiaba su problema. Él quería ser un niño normal pero sin tener que asustar a los otros niños. Pero su papi decía, que todo sería recompensado.

Y él tendría la forma de un niño, tal y como debió ser desde el principio.

¿un beso? ¿Tendré que juntar mi boquita con la de otra persona? Eww, no papá. —su carita de asco hizo reír al rey.

cuando crezcas, los besos te llamaran mucho la atención y querrás darlos, pero hijo, tienes que pensar bien con quien lo darás, no puedes ir por ahí regalando besos. El hechizo solo se romperá con él indicado y sí te equivocas, puede tener consecuencias muy graves.

¿cómo cuáles?

—aún estas pequeño, liam, cuando crezcas más te explicaré mejor todo eso.

pero papi, dijiste que yo soy muy listo — formó un puchero.

y lo eres, pequeño bebé, pero aún no es el momento. —beso su frente.

La campana sonó.

El pequeño cuerpecito de liam comenzó con los cambios; el ojo saltón de liam desapareció dejando uno del tamaño del otro, con su bello color miel, pestañas rizada y esa bella mirada que refleja inocencia. Su joroba desapareció haciendo que liam tomará una postura decente. Su pequeño cuerpo el cual era robusto se volvió delicado y delgado. Unas mejillas regordetas, cabello castaño rizado y una linda sonrisa.

Liam es un príncipe que causaba mucha ternura.

Papi, ¿Crees que podríamos salir a jugar ahora? —junto sus manitas haciendo otro puchero.

claro, cariño, vamos por tus hermanas y a jugar.

siii —lo abrazo —te amo, papi

y yo a ti, mi pequeño bebé.

Porque liam, al anochecer es hermoso, y aunque él no lo vea todo el día -con sus deformaciones- lo sigue siendo.

quasimodo | ziam mayneWhere stories live. Discover now