Bajo la nieve

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Tras hablar con Ryuzu-San decidimos bautizar a cada uno de sus clones de la prueba.

Esas cuatro dobles de Ryuzu. Las bautizamos como Alpha, Beta, Theta y Sigma. Ryuzu Alpha y Beta no sabian, posiblemente Theta y Sigma si.

-"El caso es que la reunión con Theta y Sigma será, al menos, de aquí a dos días". Menciono mi amigo al lado.

-"No importa, aun seguimos con el tiempo contado....".

-"Pero a cambio del incremento de obstáculos... ¿quizá hay una oportunidad para tratar con Garfiel? Cuando, de alguna manera, convenzcamos a las dos Ryuzu-san interferentes, se acabará el problema". Dijo mientras asentia.

-"Tal vez, y sean ellas quienes provocan esa actitud en el..... No pienso perder ante Michael Jackson.... Como sea, si Garf no quiere ir por las buenas, Ira por las malas". Dije antes de que salgaramos del bosque.

-"En cualquier caso, tendremos que improvisar la manera de lidiar con las Ryuzu Theta y Sigma. Podría intentar tener una oportunidad con Garfiel para tantearlo antes, pero... lo haré después". Dijo mientras asentia junto con el.

-"Hay algo que no me gusta, siento un mal presagio.... Deberias buscar a Emilia". No pasaron minutos cuando el se fue.

Blanco. Un mundo blanco. La joven Emilia caminaba sola en este mundo absolutamente plateado. ¡No lo recuerdes!. Gritaba una voz silenciosa, pero la pequeña Emilia no escuchaba, mientras caminaba con la cabeza baja. Ella miró alrededor del área tristemente y con sus esperanzas traicionadas, desanimada, ella caminaba penosa y lentamente a través de la nieve. -"¡Regresa! ¡Por favor! ¡No hagas nada más!".

La joven Emilia exhaló una bocanada blanca, entonces miró con curiosidad a la neblina expulsada por su boca. Ella exhalaba y exhalaba, una y otra vez. Únicamente vestía ropa interior elaborada de tela fina y una especie de manto para cubrir su cuerpo entero. No era realmente una vestimenta que uno consideraría para pasar tiempo en un mundo frío, pero no había nada que hacer respecto a eso. Después de todo, ésta era la primera vez que Emilia había estado en un lugar tan frío y la primera vez que veía nieve. El mundo que ella conocía era un bosque abundante en luz cálida y verdor, sin ningún parecido a este campo sepultado enteramente en nieve y hielo. Este lugar que le resultaba familiar, le estaba mostrando un rostro desconocido. Y esto desconcertaba a la joven Emilia, impidiendo que reaccionara como debería. -"¡No! ¡No vayas más allá! ¡Regresa! ¡Si no lo haces, eso...!".

Rogó lo suficiente como para desgarrar y destruir la garganta, y como para escupir sangre, pero las piernas de la joven Emilia no pararon. La voz todavía gritaba infructuosamente, sin ser escuchada. Despiadadamente, los pies de la chica seguían adelante. Su paso era lamentable mientras atravesaba descalza las desconocidas tierras nevadas. Habiendo perdido cualquier sensación de frío o dolor desde hace mucho tiempo, sus pies cortados por las ramas y rocas escondidas bajo la nieve marcaban su rastro con gotitas de sangre. Que ella, sin embargo, encubra su terror hacia el desconocido mundo, olvidado su dolor, mientras avanzaba sola con ahínco, ¿por qué lo hacía, exactamente?

-"Para, por favor... No quiero ver nada más, por favor...". El ruego no la alcanzaba. Los deseos no serían concedidos. Estas esperanzas, fueron enteramente obstruidas. Aunque esta realidad ya era conocida, incluso en sueños los crueles hechos son empujados al centro de atención. Por la manera de mostrar su pasado, y su mayor error.

Los ojos amatistas de la joven Emilia brillaron como si vieran la esperanza más allá de las tinieblas de la nieve cegadora. Su mirada aterrizaba sobre, según los conocimientos de la joven Emilia, el tronco del árbol más grande del mundo. Esta gran planta llamada el Gran Árbol de las Plegarias era un árbol divino para dedicar oraciones a cosas ocultas y sagradas, una atesorada e irremplazable presencia para todos en el pueblo. La joven Emilia también creía obstinadamente que, con tan sólo tocar el tronco del Gran árbol, ella podría sentir sus tremendas bendiciones en la piel. Qué tranquilizador debió haber sido para Emilia en ese momento, ver la figura galante del árbol exactamente en su lugar usual. Cuánta debía ser la providencia como para que, en medio de un familiar paisaje transformado en un lugar desconocido, este Gran Árbol hubiera mantenido preservado lo cotidiano y lo usual. Exhalando varias bocanadas blancas a lo largo del camino, Emilia torpemente se movía hacia el Gran árbol. La nieve apilada sepultaba a Emilia hasta sus rodillas y, a pesar de que el Gran árbol no estaba lejos, la chica tropezaba una y otra vez, dejando sus huellas en la pura nieve. Cayendo de cara múltiples veces, su nariz roja por la escarcha, Emilia finalmente alcanzó la base del árbol. Su tenso rostro se relajó ligeramente por el alivio que sintió. Pero incluso en esto, el frío petrificaba sus rígidos músculos, y todo lo que alcanzaba a hacer era un pobre movimiento. Al alcanzar una de las raíces del árbol, la joven Emilia puso cara de haberse dado cuenta de algo. Ella deslizó su mano para llegar a la raíz, las puntas de sus dedos congelándose mientras ella las enterraba en la nieve para cavar.

-"¡Para!". La joven Emilia cavaba y cavaba en la nieve, completamente concentrada y todavía impulsada por una impaciencia llena de pánico.

-"¡Para! ¡Para, para para para para para!". No quería mirar. No quería recordar. Quería mirar lejos, cubrir sus ojos, bloquear sus orejas, gritar para desgarrar el mundo.
Pero su no-existente rostro, no-existentes ojos, no-existentes orejas, no podían ser engañados. Los dedos de la joven Emilia tocaron algo en la nieve. Ella lentamente, con sus propias manos, tomó esa última porción de nieve, y- ¡¡PARA!!

-"Nadie podía ayudarte". Emilia se sorprendió por aquella voz pero antes de hablar está siguió.

-"Prueba del pecado. Prueba de la corrupción. Sé maldecida y maldecida y maldecida, y al final de tu sufrimiento".

-"Muere. Engendro de la bruja". Ah la ayuda llegó Subaru quien la hizo reaccionar.

-'¿Emilia? ¿Emilia? Oye, ¿estás bien?".

-"Au, e... ah, ¿suhba, rhu?". Balbuceaba y sacudía su cabeza.

-"Subaru, ¿por qué... estás aquí?". Preguntó Emilia.

-"¿Necesito una razón? Si se trata de tu rostro Emilia-tan, podría mirarlo toda la noche sin siquiera aburrirme".

-"No es eso, es decir... um...". Era evidente que estaba inquieta Emilia.

-"No puedo permitir que bajes tanto la guardia cerca de mí. Agradezco la confianza, pero soy un chico y resguardo un voraz lobo debajo del velo de la racionalidad. Así que me gustaría que fueras un poco más consciente de mi persona, Emilia-tan".

-"No me estoy olvidando de ti, Subaru. Estaba despertando así que dije algo extraño, eso es todo... pero, quedarme dormida sin darme cuenta...".

-"Entiendo lo que es que se te acumule el cansancio, pero si vas a dormir hazlo apropiadamente en una cama. Si te vuelves a dormir en el suelo como ahora, cuando entre en la habitación sentiré de nuevo que mi corazón se detiene".

-"Ah, lo siento. Te preocupé, ¿no es así?".

-"Acabo de renovar mi resolución, pero verdaderamente me hizo entrar en pánico ver esto y preguntarme si algún nuevo evento había ocurrido que arruinaría absolutamente todo. Podrías incluso decir que ver tu rostro durmiente el día de hoy, Emilia-tan, fue más emocional de lo normal". Dijo Subaru a Emilia quien le miraba en su habitación.

-"Si eso hubiera sido todo, habría preferido dejarte dormir así, pero... parecía que estabas teniendo una loca pesadilla. ¿Estuvo mal que te despertara?". 

-"Muuuchas gracias por despertarme. Tuve una especie de... no, un sueño realmente malo, y... gracias". Ella abrazaba a Subaru por su cuello.

-"Un sueño terrible, atormentando a Emilia-tan. ¿Sobre qué era? ... es más o menos a donde quiero llegar, pero creo que recordarlo no sería muy divertido que digamos". Al escuchar eso simplemente lo miraba seria.

-"Bien, entonces no te obligaré a decirlo". 

-"Así que... ¿qué ocurre, Subaru? No pudiste haber venido aquí solo para mirar mi rostro sin razón alguna, ¿verdad?". Ella cambio el tema para no hablar de su sueño.

-"No creo que sea algo tan inesperado si así fuera".

-"No, no es eso. Es decir, siempre estás tan ocupado yendo Con _______ aquí para allá haciendo cosas. No puedes gastar tu tiempo de esa manera en mí". Dijo preocupado la chica.

-"¿Pero qué clase de diligente sujeto soy en tus pensamientos, Emilia-tan? ¿Te das cuenta de que soy conocido por ser tan vago que de todo corazón estaría a favor de la creación del Día del Agradecimiento?". El decía en un modo juguetón.

-"Muy bien. Como sea, vamos, dime por qué viniste. Raaapiiidiiitooo".

-"Ni idea del porqué de ese infantilismo repentino, pero... ah, bueno, está bien. Estaba pensando que podríamos salir a dar un paseo para relajarnos...aunque en realidad no sería nada relajante". Sugirió Subaru rascando su cabeza. 

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