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Steven esperaba todas las reacciones posibles de parte de Lapis, Amatista y Peridot; durante los días previos y posteriores al regreso de Jaspe solía pasarse horas enteras charlando con Zafiro sobre sus visiones del futuro, se había vuelto un tanto más serio, y las chicas podían notarlo, especialmente Connie. Miraba siempre por la ventana cuando no había nadie que lo hiciera hablar, daba paseos en solitario, sumido en sus propios pensamientos por primera vez en mucho tiempo. Desde que era un niño, las Crystal Gems sonaban igual que un sueño, pero el sueño se había roto o más bien, se había tornado en algo más real, ya no había finales felices donde todos cantaban y bailaban. Los finales nuevos venían acompañados de dolor y recuerdos que nadie deseaba revivir.

Y fue durante ese tiempo que comprendió que no podían seguir contando con que solo fueran ellos, necesitaban fortaleza, necesitan apoyo. Y sí, necesitaban una gema con la cual pudieran razonar, como Jaspe.

Bismuto sugirió a muchas de sus antiguas compañeras, pero los intentos jamás llegaron a funcionar, quizás algunas se habían enfriado, se habían retraído en sí mismas y tomaría tiempo separarlas de su sueño, incluso Peridot lo había hecho pensar que sería como un descanso, que esas gemas realmente sentían en lo que se habían convertido y les aterraba volver a aquellos días. Fue cuando llego la idea de intentar con Jaspe, al principio, solo duro el tiempo que pudieron mantenerla en su forma física, durante el cual fue necesaria la ayuda de Garnet, de Perla y de Steven combinadas para mantenerla cerca del suelo el tiempo suficiente para intentar charlar.

El día en que Jaspe volvió, llovió durante varios sin días sin descanso, Perla y Garnet lo ignoraban, pero para Steven eso tenía que ser una importante señal de algo, buscaron un lugar para Jaspe, y ese lugar fue el campo de fresas gigantes. No dijo nada, no mostro hastió ni malestar por su situación actual, ignorando las explicaciones de Steven de que ella no era prisionera ni mucho menos una esclava; Jaspe gruño y se internó en los campos, pero siempre que Steven iba a visitarla ahí estaba.

Le enseño a dormir, y le enseño a comer y a beber. Ella no dijo nada ni una sola vez, se movía, se expresaba y asentía lentamente, como sumida en un estupor inescrutable. Connie solo tuvo que echarle un vistazo, Jaspe la miro fijamente, gruño una vez más y se retiró a los campos.

—Creo que es depresión ¿Sabes si las gemas pueden llegar a sufrirla?

Garnet tendría la respuesta, durante esa noche, le conto lo que había sucedido unos meses luego de que su madre se transformara en un bebe, Perla se mostraba feliz la mayor parte del tiempo, pero una felicidad extraña, reía y sonreía de la nada, recordando constantemente, y solía desaparecer durante días, días en los que se escondía en el templo, en muchas ocasiones, en el campo de fresas o en la fragua, Amatista la había seguido por órdenes de Garnet:

Perla solía esconderse a llorar.

¿Jaspe estaría sintiendo eso? Fue cuando decidió contarle a Peridot. Su reacción fue bastante notable, grito e hizo escandalo al mejor estilo de una gema de su clase acostumbrada a ser la primera en advertir todo, pero finalmente acepto visitar a Jaspe la siguiente vez. La idea era conseguir una reacción en ella: ira, nostalgia, alegría, o al menos algo distinto. Peridot temblaba terriblemente, a pesar de todo, Jaspe se limitó con sonreír y hacerla dar un brinquito para protegerse tras Steven, para luego regresar a su caminata por los campos.

Steven se interpuso en su camino.

—Charlen.

Peridot estaba dispuesta, Jaspe se encogió de hombros, cargo a la aterrada Peridot en su hombro y se dirigieron los tres a una especie de muro en ruinas, que llevaba tiempo haciéndole el papel de cubil. Era la primera vez que la veía reaccionar a una presencia que no fuera la suya propia.

La táctica barataWhere stories live. Discover now