Té Chai Latte

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—Esto no me agrada, Dae—mofa con cierta molestia, aunque ninguno de los dos quisiera admitirlo, el cierto interés de Taehyung sobre la nueva pelinegra, empezaba a enloquecer a Jungkook—, ¿por qué justo ahora que sabe sobre nosotros te presta atención?

Sin limitar la pregunta, la suelta con sinceridad, inclinando la balanza al daño que generaba poco a poco en la pálida.

Mordiendo su labio con fuerza, se sienta sobre el sillón, indispuesta a cooperar en la investigación del tatuado.

—Joder, Soohe—maldice al notar el desinterés en su compañera, y sin esperar por alguna respuesta, saca un cigarrillo de su chamarra para prenderlo y llevarlo finalmente a sus labios.

Dejando que el silencio merme los nervios crispados de Jungkook, Soohe suelta un suspiro tembloroso. Sabía que su relación con Jeon era un tanto peligrosa, pues al final, no podía ocultarse los sentimientos que ambos sentían, que más allá de una atracción, fueron creciendo con el pasar de los días. Pero con ello, no quería afirmar que su gusto por Taehyung se esfumó.

—Me sigue gustando—habla lo suficientemente alto para que la escuchara, y segura de que lo hizo, se levantó para caminar hacia él—, pero también me gustas tú.

Una sonrisa perezosa se formó en sus resecos labios, todo parecía una broma, porque para Jeon Jungkook una persona no podía sentir lo mismo por dos personas a la vez.

—¿Lo dices en serio?—la interrogación se tinta de incredulidad no contenida, manteniendo aquella postura relajada, pasa su mano libre por su cabello, despejando su rostro de los molestos mechones—, ¿sugieres que hagamos un trio?—propone colérico, y sin aguantar más, apaga el cigarro en el cenicero.

Las ideas que se escapan en un estado de negación, podía ser la mejor manera de continuar con algo.

—No parece agradarte la idea—reafirma, la solución no era descabellada, pero Jungkook parece estar en el limbo de una decisión que tiraba su orgullo por la borda.

—No quiero que lo nuestro acabe—murmura, rendido ante la locura, rodea la cintura de la pálida para pegarla a su cuerpo—, si esa es la única manera, podríamos intentarlo.

Jeon Jungkook podía ser tan dulce como Té Chai Latte, incluso sus besos suaves daban siempre la sensación de estar en un paraíso prohibido y nuevo.

No More|kth, jjk (Coffee #1)Where stories live. Discover now