Chocolate Caliente

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—Apaga eso—el brazo lleno de tinta recorre el abdomen de la delgada figura sentada en la cama, quien molesta por el resultado de un trabajo hecho toda la madrugada empezaba a saberle a errores en todas las páginas. Aun con esa frustración e ignorando por su propio bien al pelinegro, deja que sus dedos jueguen con la tierna piel de su abdomen.

—Reprobare y será tu culpa bombón—reprocha con burles provocando en el contrario una sonrisa perezosa. Notando el ceño fruncido de la pálida, retira su brazo para poder arrastrar su propio cuerpo y así quedar en la misma posición a la mujer en su cama.

—Eres una nerd, preciosura—le recuerda—. Y por más que intentes sabotear tu trabajo, al final entregarás ese—evaluando cada facción de su rostro, acomoda el desastre de cabello que estorbaba en la visión de la que parecía ser ahora su novia—, creo que necesitas un descanso—tomando la laptop entre sus grandes manos, la aleja, colocándola al otro extremo de la amplia cama.

—No guarde el documento, eres hombre muerto si todo se pierde.

—Ajá, después me lo agradecerás—colocándose entre las piernas largas y bonitas, deja que la palma de sus manos aprecien cada tramo de piel, deteniéndose cuando la yema de sus dedos toca la tela de la ropa interior de encaje—, necesitas un respiro, y como soy una persona amable, te quitaré el estrés.

Rompiendo–pese a los reclamos con antelación—las bragas, por fin sus manos tocan la cadera desnuda de su novia, y jugando un poco, sus pulgares se centran en dejar suaves caricias cerca de la zona húmeda por la que, entre suspiros y gemidos, la blanquecina pide atención.

Siguiendo sus instintos, para los movimientos, y acercando su cuerpo con la más baja, toma entre sus dientes el labio inferior, chupando y dedicándose a dejarlo lo suficientemente rojo e hinchado.

—Fuiste buena hoy cariño—apremia Jungkook, quien moviendo una de sus manos, la coloca contra el delgado cuello, dejándola descansar como un suave agarre; una acción que asegura el juego previo—, lo fuiste, ¿cierto?

El tono grave y demandante hace temblar a Soohe, quien no podía creer que las sórdidas palabras llenas de lascividad fueran el motor a su locura. Quién la viera podía pensar en lo hilarante que eran las apariencias.

Tragando saliva, asiente con entusiasmo, siendo ganadora de un agarre más seguro en su cuello y la falta de aire en sus pulmones.

Le gusta todo aquello, le encantaba que fuera Jungkook quien le susurrará palabras subidas de tono, amaba con locura que fueran sus manos quien tomarán su cuello como la cosa favorita en el sexo. Fantaseaba con la boca suave y experta del tatuado, el uso pecaminoso que le daba y que constantemente se la pasaba saqueando su propia boca. 

Jeon Jungkook era como el chocolate caliente cuando se trataba del sexo, y definitivamente, Soohe seguiría bebiendo del dulce que la dejaba sin respiración en cada encuentro.

No More|kth, jjk (Coffee #1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant