Capítulo 31

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En ocasiones el enojo puede más que la razón, y puedes decir cosas de las que un día te puedes arrepentir y sea demasiado tarde para recuperar lo perdido.

Christian

Leo por octava vez los papeles que tengo frente a mí, pero no logro poner atención. Mis pensamientos se van hacia Anastasia, hace un mes que se fue y no logro acostumbrarme a estar solo. Con Leila duermo, pero jamás he podido tener sexo, algo me lo impide. Aún recuerdo la primera vez que ella llego a mi departamento después de que la tumbe a la cama la imagen de Anastasia se hizo presente y me hizo darme cuenta del error que iba a cometer.

Flashback

—Eres mía, mía y de nadie más...

Estoy a punto de entrar en ella, pero algo me detiene, la fotografía de Anastasia hace un lado de ella. No, no puedo. Mi erección se baja de enseguida, las ganas se esfuman. Leila me mira confundida sin saber que paso.

—¿Christian?

—Perdóname, yo no sé...

Me levanto de inmediato y me encierro en el baño. Jamás me había pasado esto, la imagen de Ana vuelve a mi mente y todas las veces que la hice mía en esa cama.

Mi erección vuelve a crecer, este es el efecto que Anastasia causa en mi tan solo pensar en ella. Me doy cuenta que por mucho tiempo no voy a poder estar con otra mujer y si lo estoy siempre su imagen ocupara mi mente.

Elimino esos pensamientos y doy un largo suspiro. Esto es peor de lo que imagine. Decido que voy a ir a caminar. Necesito distraerme de todo esto. Recojo los papeles y de repente escucho voces.

—Buenas tardes, vengo buscando al señor Christian Grey.

Escucho que preguntan por mí. Terminó de acomodar mis papeles en el portafolio y salgo. Rachel y el señor hablan, estoy a punto de aparecer, pero la voz de Leila interrumpe todo.

—Yo voy a buscar a mi prometido, retírate Rachel.

Cierro los ojos. Leila y su boca. Aparezco en la sala donde están. Leila me observa y sonríe incomoda, sabe que detesto que vaya diciéndole a todo el mundo que somos prometidos cuando no es verdad. Observó al hombre que me busca y este me tiende la mano.

—Señor Grey, creo que esto será mucho más fácil de lo que me imaginaba. Soy el licenciado Lucas Fontes —me extiende su mano y yo la tomo.

Lo miró confundido, que trata de decirme.

—Rachel, Leila, retírense por favor, necesito hablar a solas con el licenciado.

Rachel asiente y se retira. Leila me da una mirada de que se quiere quedar, pero le digo que no, ella se marcha a la recámara.

—¿De qué me habla? —me sirvo un vaso de coñac.

—De su divorcio con la señora Anastasia —lo miró sorprendido— mi clienta me solicitó una demanda de divorcio para usted. Y de hecho aquí esta.

Me entrega el sobre y yo lo tomo. ¿Se quiere divorciar de mí? No esto no puede ser.

Empiezo a leer y no pide nada, más que le deje la patria potestad del hijo que espera.

—Como puede leer mi cliente no pide nada más que la patria potestad de su hijo. Ella está dispuesta a que si usted necesita realizarse una prueba de paternidad para confirmar que el niño es suyo lo hará, claro hasta que nazca y porque el juez lo va a pedir para otorgarles el divorcio. La señora no pide nada más que ella sea el único tutor del bebé. Ahora como comprenderá necesito que los firme para proceder.

Amarte es mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora