Capítulo 33

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Una nueva luz nacerá, una nueva vida, pero también un ciclo se cerrará y un perdón demasiado tarde llegará.

POV Anastasia

Camino por la casa. La doctora me dijo que caminar me hace muy bien para que mi pequeño se acomode. La visita de Grace solo me puso nerviosa. Christian sabía la verdad, pero era demasiado tarde ya que yo no lo quería más en mi vida.

—Buenas tardes cuñadita —la voz de Jack me detiene, giro lentamente y él está ahí observándome— estás tan hermosa.

Se acerca a mí y yo trato de alejarme, pero me detiene.

—¡Espérate ahí! —eleva la voz— Mi hermano ya sabe todo, de hecho, ya corrió a la estúpida de Leila —me sujeta muy fuerte del brazo— pero tú vas a ser mi salvación.

—No sé si lo sepas, pero tu hermano y yo estamos divorciados, así que ya no hay nada que me una a él. Yo no te sirvo.

Trato de sonar segura porque estoy todo lo contrario, un pequeño dolor entra en mí.

—¿De qué diablos estás hablando? —menciona molesto, estoy a punto de responder cuando el dolor se vuelve más intenso.

Es una contracción, estoy a punto de dar a luz.

—Ah...

El solo me mira y me suelta. Los dolores de hacen cada vez más fuertes.

—Jack ayúdame —trato de agarrarlo—. Mi bebé ya va a nacer.

Siento como me meo, no, no puede ser, acabo de romper fuente. Observó cómo la sangre empieza a manchar mi pantalón.

—Jack... —susurro, pero el solo me mira.

—¡No! ¡Maldita sea!

Me empuja y se marcha yo caigo al pasto y gritó. Necesito que me ayuden.

No puedo dejar que mi bebé nazca en estas condiciones, no le puede pasar nada. Mis lágrimas no paran. Dios que alguien me ayude. Escucho pasos, Elliot se encuentra frente a mí.

—Ana —me carga y de inmediato vamos al hospital.

—Muy bien —la doctora checa mis dilataciones— estamos listos para entrar a labor de parto.

Me llevan al quirófano. Mis dolores son más fuertes y mis gritos son peores. La doctora me dobla las rodillas, mi hermano es quien está a mi lado, me sonríe, como quisiera que en estos momentos Christian estuviera aquí, pero eso no es posible.

—Muy bien Ana, cuando te diga que pujes lo haces con todas tus fuerzas.

Solo escucho como la doctora me indica. Elliot me toma de la mano y me dice que todo va estar bien.

—¡Ya!

—Ay... ay... —mis gritos creo se escuchan hasta la sala. Mi cara está llena de sudor, Elliot solo me dice que haga un poco más de esfuerzo, pero no puedo. Siento cada vez que pierdo más y más fuerzas.

—Ana tienes que hacer el intento.

Trato de hacer mi mayor esfuerzo, pero me es imposible. Veo preocupación en la cara de Elliot.

—Vamos a tener que intervenir —escucho decir a la doctora Green— necesito hablar contigo Elliot.

Veo que se alejan, mis ojos se van cerrando, no, no me puedo dejar vencer.

—Ana te voy a poner una inyección —me colocan de lado y solo siento el piquete, es horrible— muy bien hay que intervenir.

Elliot ya no está a mi lado. No quería que fuera de esta manera. Después de lo que se me hace una eternidad escuchó el llanto de mi bip, trato de ver qué es lo que pasa, pero no puedo, después de mucho tiempo veo a la enfermera acercarse a mí.

Amarte es mi destinoWhere stories live. Discover now