LXXIV

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Amy.

-Mikael vendrá al castillo, Melina estuvo de acuerdo en enviarlo aquí-

Me siento con mucho cuidado en la cama, soy una pelota andante.

-Pediré que asignen una habitación para él de inmediato-

Yureck asiente.

Toma mi cabeza y me da un beso.

¿Por qué este acto me parece tan infantil y repulsivo?

Solo quiero descansar, y él me hace difícil no estar estresada, él tiene preguntas, pero yo no estoy dispuesta a darle las respuestas.

No en este momento al menos.

-Darío, el embajador de los vampiros va a estar por aquí muy seguido, tenemos asuntos que tratar sobre los vampiros que se refugiarán aquí-

Asiento.

-¿Por qué no dices nada?¿Tienes algo?-

Sonrió de forma irónica.

Si tan solo supieras Yureck... Mi mejor amiga está muerta, no puedo mantener a Simón estable, mis responsabilidades de reina comen casi todo mi tiempo, William está creciendo rápido, tú estás muy ocupado últimamente, no puedo hablar con nadie sobre lo último que me dijo Elena, Alejandra no se ha recuperado, he dejado toda mi vida en el mundo humano, y extraño el pasado como si fuera a volver...

-No, solo estoy cansada, este bebé roba mis energías- digo calmadamente mientras acaricio mi estómago.

Yureck me sonríe, toma su lugar en la cama y me pega a él.

-Eres mía, Amy-

Me quedo callada... Es verdad.

Le pertenezco.

Pero no logro comprender porque está tristeza parece matarme, no entiendo por qué está calamidad ha llegado.

Lo único que hice fue amar a un hombre con secretos.

¿Es que acaso el amor es culpable?

No entiendo nada en absoluto de lo que está pasando, no sé qué hacer o a dónde ir, lo único que tengo seguro es a Yureck.

Y voy a aferrarme a él con toda mi alma.

Yureck.

Amy está en el jardín, observa a William jugar, Simón está sentado a un lado de ella... Perdido totalmente.

El invierno se acerca amenazando con tragarse todo a su paso.

-Darío, puedes retirarte-

-Como usted lo ordene mi señor-

El vampiro se va, termino de acomodar los papeles que debo entregar hoy y me dirijo al jardín.

Recuerdo cuando se lo di, Amy lo amó, aunque no dijo nada en ese entonces.

-Es usted más hermosa de lo que cuentan-

Mi Luna ríe, esa incomodidad en el pecho me causa molestia, ¿Quién se atreve a hacerla reír?

¡Incluso mirarla está prohibido!

A grandes pasos llegó hasta el jardín.

Darío besa la mano de mi Luna y hace una reverencia.

-Espero verla pronto, su belleza es alucinante-

Amy le sonríe.

Siento que hiervo en mi propia rabia.

-Darío, pensé que ya te habías retirado-

Llegó hasta ellos, pego a Amy a mí mientras toco su estómago abultado.

-Lo hacia mi señor, pero no pude evitar ver a la reina, es muy hermosa, incluso para ser humana-

Mi voluntad se dispara como aire venenoso, Darío sabe que estará en problemas si no deja de mirarla.

-Retírate, ahora-

El vampiro hace una reverencia y se va con una elegancia un poco burda por el susto.

-¿Qué ha sido eso?- pregunta Amy.

Acaricio su mejilla.

-Eres mía, no permitiré que nadie más aprecie tu belleza, eso es algo que solo a mí me pertenece-

Amy sonríe para mí, la ira se disipa al verla tan feliz... Hace mucho que esas risas no sonaban en el castillo.

-Estás loco-

-Solo por ti- la acerco en un abrazo, William juega en la fuente mientras Simón se inclina a ver, y solo en este instante... Parece que las cosas están bien -Esta es la vida que siempre he necesitado, te amo Amy, y te agradezco por la familia que me has dado-

Amy se pega a mí.

-No digas nada- las lágrimas vuelven, el encanto parece perderse -Yureck... Solo quédate conmigo, sin importar lo que pase-

Separo a Amy lo suficiente para mirarla.

-Estaré a tu lado en está y en todas las vidas, pues tú eres mi realidad, soy feliz porque tú existes. Y porque tu belleza está dedicada a mí, así que nunca más llores, reina mía, hay tantas alegrías que aún podemos vivir-

Y es verdad.

Aún hay tanto por vivir... Y todo lo quiero vivir a su lado.

E.

Secretos de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora