El juego del destino

Capitulo 25; Cuatro Meses

Un mes después de que Mariana se marchara Miguel y Leonor regresaron de su viaje de bodas  Ninguno hablo nada al respecto de lo ocurrido con Mariana salvo cuando Jorge pregunto por ella y grande fue su sorpresa cuando la esposa de su padre le comunico que Mariana no estaba en Los Ángeles  Nada mas llegar se había marchado a España, tal y como tenia planeado hacerlo cuando escapo del gobernador

Habían pasado tres meses desde que su padre regreso a la Hacienda y el conoció el paradero de Mariana, pero no sabia nada mas de ella  Leonor recibía carta de su sobrina con frecuencia pero nunca comentaba sobre lo escrito 

Aunque Jorge había tratado de seguir con su vida como si nada hubiera ocurrido, no podía, en cada rincón, cada palabra o cada acción veía a la mujer que provocaba su tormento  Los chicos no le volvieron a preguntar nada del tema, incluso Santiago evitaba hablar de ello, pero se notaba que todos la echaban de menos y que a pesar de no saber lo que había ocurrido, su jefe tenia la culpa

-Hijo ¿estas bien? –Miguel entro al despacho donde Jorge permanecía sentado frente a la mesa mirando a la nada

-Si padre –Suspiro pero antes de que su padre se marchara decidió preguntarle -¿Sabes algo de Mariana?

-No, solo se que sigue en España –Miguel tomo asiento frente a su hijo –Aunque en estos cuatro meses he evitado el tema, se perfectamente que algo tuvo que ocurrir entre vosotros

-Cuatro meses –Jorge apoyo la cabeza en sus manos –Me han parecido eternos

-¿Estáis listos? –Leonor entro al despacho sonriente, con su vestido rosa claro, habian quedado todos juntos para ir al pueblo

-Si, ya vamos querida –Miguel se levanto de su asiento y se acerco a dar un suave beso a su esposa

Santiago guiaba el carruaje en el que iban Miguel, Leonor y Jorge, mientras los chicos les seguían a caballo  Eran las fiestas del pueblo y habian colocado unos puestos artesanos en la plaza

-¿Has oído que un campamento gitano se instalo a las afueras del pueblo anoche? –Fernando pregunto a Raúl

-Si, en el pueblo no se habla de otra cosa –Raúl sonrió, seguramente esa gente traería algo de animo al pueblo

-¿Un campamento gitano? –Leonor miro a Miguel con el ceño fruncido

-Si, corre el rumor de que fueron contratados para trabajar en tierras de aquí –Santiago contesto mientras miraba a Jorge de reojo

-Contratados ¿Quién? –Miguel pregunto a Santiago y este se encogió de hombros

-Nadie lo sabe –Gabriel se situó con el caballo junto al carruaje, observando con el ceño fruncido a un grupo de personas que venían caminando -¿No son tus hijos Santiago?

-Puede ser, Clarise los llevaba esta mañana al mercado –Santiago sonrió en cuanto los reconoció

Se acercaron despacio y pararon junto a ellos para saludarles, pero antes de que nadie dijera palabra alguna, Teresa hablo